El Ayuntamiento elimina una de las últimas barreras arquitectónicas en el centro del municipio

La plaza de la calle Aparejador Antonio Monzó será totalmente accesible gracias a la construcción de una rampa que permitirá salvar las escaleras. Las obras, que ya están en marcha, suponen una inversión inicial de 382.821,58 euros y se prolongarán aproximadamente durante cinco meses. Con ellas, el Ayuntamiento elimina una de las escasas barreras arquitectónicas que quedan en el centro urbano.

Una de las consecuencias inmediatas del inicio de los trabajos será el cierre de la plaza, por lo que se ha diseñado un itinerario peatonal alternativo, que estará debidamente señalizado.

Además de la construcción de la rampa, se van a mejorar todos los servicios e infraestructuras, con el cambio del pavimento por otro no deslizante, la plantación de una isla verde con arbolado y plantas aromáticas, la ampliación del alumbrado público con farolas de bajo consumo, la renovación de las redes de aguas y saneamiento, la colocación de bancos cómodos enfrentados para favorecer la conversación, y la instalación de una isla ecológica con contenedores soterrados frente a la entrada principal del colegio Sagrado Corazón, en el que los accesos que recaen a la plaza también se han modificado desplazando una puerta y abriendo un acceso para carga y descarga. Por último, se construirá un paso de peatones sobreelevado con vados totalmente accesibles en la calle Pizarro.

Esta actuación supone un gran paso en la creación de un pueblo accesible para todos y todas, que ha merecido al Ayuntamiento la concesión del Premio Reina Sofía de Accesibilidad Universal y multitud de reconocimientos. Asimismo, implica la culminación de las obras de modernización en la calle Aparejador Antonio Monzó, ya terminadas en el tramo que va de Antic Regne a Majoral de Quart, y en otras de su entorno, como la propia Majoral de Quart.