elperiodic.com
SELECCIONA IDIOMA
Valencià

Brigada Municipal: Una labor invisible, de día y de noche

Brigada Municipal: Una labor invisible, de día y de noche
    MÁS FOTOS
    Brigada Municipal: Una labor invisible, de día y de noche - (foto 2)
    Brigada Municipal: Una labor invisible, de día y de noche - (foto 3)
    Brigada Municipal: Una labor invisible, de día y de noche - (foto 4)
    Brigada Municipal: Una labor invisible, de día y de noche - (foto 5)
    Brigada Municipal: Una labor invisible, de día y de noche - (foto 6)
    Brigada Municipal: Una labor invisible, de día y de noche - (foto 7)

    La caída del sol no es motivo de descanso entre los miembros de la Brigada Municipal. Este cuerpo de seguridad es uno de los responsables de mantener Puçol en buenas condiciones todo el año y, en especial, durante el estado de alarma. Para evitar el caos, algunos miembros han ampliado sus jornadas de trabajo hasta altas horas de la madrugada. Y lo han hecho a cambio de nada, con el objetivo último de luchar contra un enemigo invisible que carece de horarios.

    La pandemia del Covid-19 ha sacudido el funcionamiento y la rutina de todos los organismos y cuerpos de emergencias durante las últimas semanas. Entre ellos, la Brigada Municipal, acostumbrada a trabajar en silencio y hacer todas aquellas labores que, aunque pasan desapercibidas, son imprescindibles para la localidad. Lo son antes, durante y después de cada evento y, en general, en el mantenimiento cotidiano de todos los rincones de Puçol.

    Pero su rutina ahora ha cambiado. Ya no pueden centrarse en aquellos trabajos que tenían asignados para esta época. Por ejemplo, la renovación de la arboleda del Camí La Mar: «Esta primavera no se va a plantar nada... Es una temporada perdida», lamenta Paco Salavert, concejal de residuos sólidos, seguridad, obras y servicios municipales. Se han suspendido otras muchas tareas de mantenimiento «porque las empresas han estado paradas y el suministro no es el mismo».

    Y también porque se han reducido las jornadas diurnas para garantizar el distanciamiento social en la brigada, cuya plantilla se ha dividido en dos grupos que se alternan semanalmente. Es decir, cada semana trabaja una mitad de la plantilla. «Así garantizamos la seguridad de los trabajadores», apunta Salavert.

    A pesar de la reducción de sus jornadas y sus labores, los miembros de la Brigada Municipal continúan realizando aquellas labores de mantenimiento necesarias, sobre todo en las zonas verdes: tala de árboles peligrosos, cortar el césped, reparación de elementos urbanos... «Es imprescindible para que el pueblo no parezca una selva cuando todo vuelva a la normalidad», señala el concejal responsable, que destaca la importancia de la seguridad entre los trabajadores.

    Labores nocturnas, voluntarias

    Eso sí, cuando llega la noche, poco importa qué miembros están de guardia esa semana, pues las labores de desinfección se realizan por puro altruismo: No se cobran y, de hecho, algunos utilizan su propio material. «Lo hacemos porque hay que arrimar el hombro», comenta Juan Carlos Piñol, más conocido como 'Marsaga': «Yo, porque soy miembro de la Brigada y tengo el tractor, Alejandro Sancho, porque es concejal y también tiene vehículo...».

    En definitiva, se implican sobre todo aquellas personas vinculadas con la Administración Local, pues es más sencilla la coordinación con la institución. «Pero si el Ayuntamiento no tuviera medios, más gente se ofrecería a ayudar».

    De momento han desinfectado el municipio hasta en siete ocasiones. «Y las que nos quedan...», bromea Piñol, que explica su rutina nocturna: Comienzan a las 22:00 horas y se dividen en dos, de modo que cada uno cubre una zona de la población. «Yo empiezo por el Barrio, paso por la calle Alicante, Santa Teresa, cruzo y hago Ildefonso Fierro, la zona de Mercadona...», explica el miembro de la Brigada, que después se desplaza hasta el centro de salud, más tarde cruza la carretera y llega hasta Ciudad Jardín, la zona trasera del Instituto, Consum...

    Mientras, su compañero de limpieza y concejal de Agricultura, Alejandro Sancho, se encarga de desinfectar todo el casco antiguo, Santigons, Hostalets... Esta limpieza se realiza desde el propio vehículo, que desprende el desinfectante —agua con lejía— a medida que avanza. A su vez, otros trabajadores locales y voluntarios de Protección Civil desinfectan a fondo y con manguera otros focos a los que no llega el vehículo: plazas, paseos, bancos, papeleras, farolas...

    Y, cuando terminan con este núcleo urbano, bajan hasta la playa, donde limpian diferentes caminos, el paseo marítimo, plazas, calles peatonales... Todo, con el apoyo de la Policía Local y de Protección Civil. El trabajo no suele finalizar antes de las 4:00 de la madrugada. Y la coordinación entre todos está siendo positiva: «Cuando necesitamos algo, les llamamos y en dos minutos los tenemos ahí». Y viceversa.

    «A esas horas ya no, porque están durmiendo, pero cuando empezamos mucha gente sale a aplaudirnos», comenta Marsaga. Especialmente los niños, que, con tal de saludarles, esperan en sus balcones hasta que pasan. «Son nuestro club de fans», bromea, orgulloso de ver que los vecinos agradecen su trabajo.

    Aunque no siempre se valora, y es que es una labor que, a pesar de abarcar día y noche, suele pasar desapercibida. «Hay gente que está trabajando más de lo que se le supone, y eso es de agradecer», según Paco Salavert, que comenta que algunas personas «llegan incluso antes de su hora y ya están preguntando qué pueden hacer; tienen esa iniciativa de colaborar con lo que pueden».

    Y esta iniciativa, que nace del altruismo, es la que está permitiendo desempeñar una labor útil y eficaz desde todas las áreas. «Los recursos del Ayuntamiento son limitados, y se está haciendo lo máximo que se puede», asegura Juan Carlos Piñol.

    «Cuando termine todo, veremos si se ha podido hacer mejor, si nos hemos equivocado en algo...», explica Salavert: «Pero lo cierto es que lo estamos haciendo lo mejor que podemos». Convencido de que llegarán tiempos mejores, el concejal agradece a todas aquellas personas que aportan su granito de arena como pueden. Pero no solo de la Brigada: también a aquellos que, aun cansados, siguen confinados en sus casas, aguantando y cumpliendo.

    «Cuanto mejor cumplamos, antes saldremos a vernos, abrazarnos... Que es lo que realmente necesitamos», añade Salavert, convencido de que, por lo general, la gente está cumpliendo muy bien. Mientras tanto, la Brigada Municipal y el resto de cuerpos de seguridad seguirán ahí fuera, día y noche, realizando una labor puede llegar a ser tan invisible como necesaria.

    Subir