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GALERÍA | El Peñíscola de fútbol sala levanta su primera Copa de España

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  • El Servigroup ha trunfado en el campeonato

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Copa de España Fútbol Sala. Final. Servigroup Peñíscola-Illes Balears Palma Futsal
Copa de España Fútbol Sala. Final. Servigroup Peñíscola-Illes Balears Palma Futsal

Cuando ninguno de los dos se presentaba en la final de la XXXVI Copa de España de Murcia sin haber tenido un ápice de experiencia en estas lides se antojaba incierto un resultado claro. Por un lado, el Illes Balears Palma Futsal sí sabía lo que era ganar trofeos internacionales, mientras que el Servigroup Peñíscola no conocía ni esos ni los otros. De hecho, era la primera final en la historia del club. El favoritismo estaba tan repartido que de lo apretado que estaba el asunto la balanza no podía moverse ni para un lado ni para el otro. La trayectoria de los dos en el campeonato —y en la temporada— era suficiente bagaje como para disfrutar de un último partido tremebundo.

Así lo entendió Neguinho, al menos, pues sólo tardó medio minuto en encontrar el palo. Gus tuvo que aparecer un par de veces por sendos disparos de Bruno Gomes y David Peña, pero entonces sucedió un imposible inimaginable: Gus se marchó lesionado con evidentes gestos de (mucho) dolor y eso sumó un obstáculo más a la trayectoria peñiscolana. Salió Gio, el héroe de los penaltis, pero la mente estaba con el arquero toledano. En este paréntesis, en la primera intervención de Gauna, encaró a Ernesto y su disparo fue tan ajustado que lo único que se supo con certeza es que el balón entró en la puerta de Luan. Otro suceso paranormal que sonreía al equipo de Valladares para adelantarse en el marcador. Tiene algo este Peñíscola que se conoce todos los trucos del juego. Les entra todo...hasta hacen milagros y Gus volvió a los cinco minutos. El Palma no cejó en su empeño, con cada vez más virulencia en el área rival, aunque sin suerte.


Daba la sensación de que, en las pocas ocasiones de las que disponían los del Baix Maestrat, sabían qué herida tocar para generar peligro de verdad. Como cuando Juanqui casi castiga severamente un fallo de Luan Muller de vaselina. Los mallorquines serían protagonistas de más fallos de los habituales, como así sucedió en el segundo tanto encajado: Víctor Pérez sacó la banda y el disparo rebotó en un Marcelo desorientado para que Diego Sancho aprovechara su propio rechace para rematar. Esas décimas de segundo son las que marcan la diferencia y el Peñíscola tiene la máquina del tiempo a su favor esta temporada. Todavía quedaban por desarrollar 10 minutos.

El Palma estaba en plena entrada de ansiedad, con la imperiosa necesidad de recortar distancias sin que el destino pudiera darle la razón. Lo intentaban y lo intentaban, con el esfuerzo de subir una montaña para rascar algo positivo. En una de tantas, Bruno Gomes logró embocar un disparo de Muller en el segundo palo para así recortar distancias (1-2) y ganar autoestima con cuatro minutos por disputar y cinco faltas en el bando rival. Cuando quedaban tres, Yeray botaba una falta en el área, la dejaba pasar Juanqui y anotaba Gauna de nuevo. En la siguiente jugada, Fabinho conectaba otro disparo y Gus no podía despejarla, por lo que entraba a puerta el 2-3 con todo por decidir en el segundo acto. Todo por decidir.


La fiesta proseguiría para los castellonenses tras un inicio de segunda parte algo tibio. En menos de tres minutos, Gus atrajo en el centro de la cancha a todos con su mirada y con el balón controlado. Nadie le entró hasta que fue inevitable. Entonces, filtró un pase para Pablo Muñoz y el malagueño no falló el mano a mano. Otra vez el éxtasis en la grada azulona. El plan de Vadillo se basaba entonces en buscar todos los huecos posibles, especialmente con el juego de cinco con Luan. Fueron numerosas las alternativas que buscaron hasta que un disparo de Neguinho halló a Fabinho en el palo largo para ver un tanto más. Con 3-4 en el marcador y diez minutos de final, la emoción permanecía intacta.

El despliegue del Servigroup Peñíscola pasó a otro plano, el físico. Debieron poner en marcha la versión de resistencia para aguantar todo lo que le echaran encima. La solidaridad entre todos los miembros de la plantilla fue fastuosa y al mismo ritmo que esta crecía, también lo hacía la desesperación balear. A poco más de tres minutos para la conclusión del torneo, Bruno Gomes se puso la casaca de cancerbero para buscar la última vía posible en busca del empate. Poco les duró la alegría, pues en el primer contragolpe, Agustín Plaza fue derribado por Fabinho, siendo este el último hombre, y el brasileño fue expulsado. Con superioridad castellonense, se dedicaron a hacer lo que mejor saben: mover la bola. Se extinguió el tiempo y, por consiguiente, se obró otra acción divina: el brazo beatificado de Gus. El enésimo. No hubo más y lo que quedó sobre la pista fueron abrazos peñiscolanos.

El Servigroup Peñíscola se olvidó de todos los imposibles imaginables y confió en la única idea posible, la del buen fútbol sala. El talento se abrió paso a través de la cabeza de Santi Valladares y sus pupilos ejecutaron los planos de manera magnífica. Fueron los actores idóneos para sumar su primer título nacional en la primera oportunidad de la que dispusieron. Por contra, el Illes Balears Palma Futsal deberá esperar todavía más para levantar un trofeo español tras su cuarta final de competición nacional perdida. En este círculo de deporte castellonense, el Playas estaría orgulloso de darle el testigo a este Peñíscola.

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