La Diputación pone en valor una de las principales colecciones de arte sacro con la restauración del tesoro parroquial de Benassal
El presidente provincial entrega a los vecinos las piezas que formarán parte de una inédita exposición durante el verano
"Las manos expertas de nuestros técnicos nos permiten dejar a nuestros hijos un patrimonio mejor cuidado del que heredamos"
El presidente de la Diputación de Castellón, Javier Moliner, ha entregado esta mañana a la alcaldesa, Mari Luz Monterde, párroco y vecinos de Benassal parte de las piezas del tesoro parroquial de la localidad que han sido restauradas por el Servicio Provincial de Restauración. Se trata de una de las principales colecciones de arte sacro de la provincia, con piezas datadas entre el siglo XV y el XVIII, entre las que destaca una cruz procesional de 1590 que presenta la marca del Gremio de Plateros de Valencia.
Todas las obras presentaban un grave estado de degradación y su recuperación se debe a la exposición sobre los tesoros parroquiales de Benassal que se inaugurará el 27 de julio, coincidiendo con la Feria de Oficios Antiguos. Los vecinos y visitantes podrán contemplar en la iglesia del pueblo, y hasta el 15 de setiembre, todas estas obras de arte nunca expuestas, junto a otras piezas textiles de las mismas cronología.
"Esta colección supone un motivo más para sentirnos orgullosos del patrimonio de esta provincia y el servicio de restauración juega un papel fundamental en ello, puesto que las manos expertas de nuestros técnicos nos permiten dejar a nuestros hijos un patrimonio mejor cuidado del que heredamos", ha apuntado Moliner, quien ha estado acompañado por la directora del IVC+R, Carmen Pérez, el diputado de Restauración, José Pons, y las técnicos encargadas de llevar a cabo todo el proceso de restauración.
Por su parte, Carmen Pérez ha destacado que "se trata de un conjunto de extraordinaria importancia, no solo por la factura y calidad artística de las piezas, sino por la variedad en cronología y tipología". La colección restaurada la conforman cuatro cálices elaborados en plata pura y dorados al fuego y dos cruces procesionales, una gótica y otra renacentista.