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«La casa sin Bernarda» revisa en el Paranimf de la UJI el último texto de Lorca para hablar de la emancipación feminista

    Una revisión irónica y contemporánea de la última obra de teatro de Federico García Lorca introduce los feminismos en el texto original de 1936. La casa sin Bernarda es una adaptación de Paula Errando, que llega al Paranimf de la Universitat Jaume I de Castelló el viernes, 3 de marzo, a las 19.30 horas.

    Frente a la vigencia innegable de las sociedades patriarcales, Paula Errando cuenta la historia desde el punto de vista de las cinco chicas sin la figura moralizadora de su madre. Reflejará preocupaciones contemporáneas, como las presiones sociales contra la experimentación de la sexualidad de las mujeres, el suicidio adolescente y la investigación de la adultez en el universo material y simbólico de la familia.

    El viernes, el auditorio de la universidad acoge las contradicciones surgidas del instinto por emanciparse de las relaciones ordenadas alrededor de la mirada masculina. La directora se libera de sus opiniones contra la dominación patriarcal. Por eso, vuelve a llenar de significados –esta vez, actuales– un relato de opresión, tiranía y aislamiento representados por el matriarcado de Bernarda.

    «¡Silencio! Menos gritos y más obras. Tendrías que haber procurado que todo esto estuviera más limpio para recibir al luto», dice la madre autoritaria en la primera aparición en la obra de Lorca. En la versión contemporánea, sus cinco hijas se rebelan contra las normas familiares en la investigación de una nueva identidad en la entrada de la vida adulta.

    Paula Errando piensa que los directores que vuelven a los clásicos tienen que encontrar por qué tiene sentido volver a contar una historia. Revisión quiere decir «volver a mirar con otros ojos». Esta es la propuesta. La obra transcurre en su universo de la adolescencia, en los años noventa. La directora recupera sus referentes del pasado: «Lo que significa para mí el verano y el calor».

    La casa sin Bernarda es una declaración de intenciones, porque «no hay que ponerse graves para hablar de cosas importantes. Es una conversación profunda con el público, no prepotente, sino divertida, relajada, honesta. ‘Yo pienso esto, ¿y tú?’ Regalaré mi visión, pero sin imponerla», completa la directora que revelará a las cinco mujeres felices y la libertad que, por fin, les pertenece.

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