Un naturalista halla ejemplares de cogujada montesina en el paraje natural les Moles del parque natural del Turia
El hallazgo de este ave pone de relieve la importancia botánica del paraje natural de les Moles y su capacidad de regeneración y atracción de especies autóctonas
La cogujada montesina es una especie objeto de medidas de conservación especiales con el fin de asegurar su supervivencia y su reproducción
Un par de ejemplares de cogujada montesina (Galerida theklae) han sido descubiertos en el paraje natural de les Moles, dentro del parque natural del Turia, por el naturalista Ignacio Encabo, que consiguió fotografiarlos el pasado 5 de noviembre.
Se trata de una especie de ave de la familia Alaudidae, autóctona del norte de África (desde Marruecos hasta Etiopía) y la península ibérica. Habita en espacios abiertos, como praderas y matorrales en zonas áridas. Su población global se estima entre 2.900.000 y 4.000.000 ejemplares.
Es un aláudido de pequeño tamaño, de plumaje pardusco por encima y blanco por debajo, con el pecho con listas oscuras bien marcadas. Es bastante parecida a la cogujada común, aunque es algo menor (15-17 cm de largo). Su pico es más corto, y sus plumas de la cola son de un color herrumbroso en contraste con el obispillo que es pardo (mientras que en la común no hay contraste).
Está incluido en el Anexo I de la Directiva Aves como especie objeto de medidas de conservación especiales en cuanto a su hábitat, con el fin de asegurar su supervivencia y su reproducción en su área de distribución.
La ocupación de nuevas áreas, como la de les Moles, se debe al desarrollo de eriales y zonas de matorral tras el abandono de cultivos. La importancia de este hallazgo radica en que las desapariciones más notables de ejemplares de esta especie se han producido en zonas de matorral de la franja mediterránea, como consecuencia de la urbanización, creación de nuevas áreas de cultivos o reforestaciones.
La cogujada viene a engrosar la lista de la fauna del paraje: tejones, zorros, ardillas, erizos, liebres, petirrojos, chotacabras y abejarucos, entre otros, una diversidad de fauna que, junto a la flora y los elementos históricos (las paredes de piedra en seco, los refugios de pastor y las trincheras de la guerra civil), justificaron la protección del paraje natural y su inclusión en el Parque Natural del Turia.