«Mundo al revés: HISTORY» (Ediciones Hades) en Sant Jordi 2023
Perdí mi palo.
En ese bolo.
Mi palo vasco, el que me ha acompañado en tantas manis y presentaciones locas y salvajes de libros y en tanta guerra verde por los animales y la libertad.
Allí, en la avenida Josep Tarradelles, 116 de Barna, donde estaba situado el stand de Ediciones Hades (que es la editorial que ha publicado mi última novela "Mundo al revés: History") donde iba para estar de once de la mañana a una y media para firmar ejemplares de la novela.
No sé, tanto lío, tanta peña y tanto sol, se me fundió la chola.
Me fui con las cadenas, el maletín donde guardo los libros que llevo siempre por si me arranco a leer poemas, que es siempre (y para ello me llevé el megáfono que la Cnt -creo Nnt o Cgt, no sé bien- de Castelló que me dejó Rosa Mas a través de un amigo, desde aquí hago un llamamiento, no me lo habéis pedido, y yo me olvido de ello) y esta vez recité algo de "La Bella Revolución" y de "La guadaña entre las flores", allí, en mitad del paso de gente de la avenida Josep Tarradellas en el marco de la feria del libro de Sant Jordi en este 2023, que dicen que fue el Sant Jordi más populoso. Desde que pasó el covid y sus restricciones, ahora la gente sale en aluviones. Bueno, peor para el planeta.
Y bueno, ¿cómo es el palo que perdí? En este artículo, como foto complementaria, aparece una mía en la que sujeto tal palo. Si alguien lo ve que llame al 'pograma' y diga algo.
Mientras tanto, habré de agenciarme otro; siempre lo escojo de ramas ya cortadas por alguien, de poda. Entre los naranjos que tengo cercanos hay tronquitos y ramajes aquí y allá para dar y vender. Pintar la rama-bastón ya es otra cosa, yo lo hago con pinturitas de ropa, que aún creo me quedan, trazos de color, varios colores, por todo el palo. Lo uso como bastón, y debe subirme algo más de la altura de la cara.
En Barcelona perdí mi palo vasco. Así quería titular este artículo, pero finalmente lo he titulado de una manera más práctica: si aparece el título de mi nueva novela, ésta aparecerá en las búsquedas que la gente haga en google, es un tanto más para los animales, y nuestra lucha conjunta por la libertad y contra todo amo, sea inconcreto o sea estatal, que al fin, es lo mismo: ¿cuántas botas nos pisan la cabeza ascendiendo tíos hasta lo más alto del cielo como en los Castells de Cataluña? Pues vaya, miles millones, entre ellos nuestros vecinos, que los muy - por votar se abrazan a ese árbol de mierda bien engrasada del negro bosque del capitalismo que tapa el sol y nos pone los mocos de la alergia y la cabeza loca, un poco más.
Dice Ana Rosa Quintana, por activa y pasiva, que el cambio climático no existe. Todos los fachas niegan el calentamiento global. Fachas: Poder: capitalismo: lo viejo: el Sistema: los hombres: la tala de árboles para muebles bonitos, aj, aj, aj.
Yo... Mira...
Desde Castellón a Barcelona, y hasta la Avenida Josep Tarradelles 116, como he dicho, donde estaba sita la caseta de Ediciones Hades, el gps anunciaba que habían unas dos horas y cuarenta y ocho minutos de viaje. Para ello, ya me bajé del youtube varios álbumes de metal, para escuchar buen heavy durante la marcha y que me sea más grato el paso de coche entre otros vehículos y camiones y ¡oh no dios!, al lado de camiones con cerdos camino al matadero. ¡Maldito humano! ¡Maldita humanidad especista!
Tenía bastante y diverso de heavy en el usb que conecto a la radio del auto, pero renové la cosa con un álbum "full álbum" todos los que bajé entero de Celtic Frost, que no era el que yo creía y sólo escuché las tres primeras canciones; también el Demasiado joven para morir, de los Ángeles del Infierno, ese sí disfruté todas las canciones, qué buenos los Ángeles en ese álbum, puede que el mejor, el más fresco, digamos el más heavy que conectó con la juventud metalera cuando ya conocíamos a Barón Rojo, Obús, Panzer, Ñu y llegaban nuevas cosas a los casetes de los mercadillos, los Ángeles siempre estuvieron allí, pero cuando nació el álbum del Demasiado joven para morir (desconozco si tiene otro título, pero no haré búsqueda en google, no me apetece, la vida es corta), eso marcó un antes y un después. Me bajé uno de Bathory, de la buena época dura y oscura y de la de las grandes baladas negras, pero no sé por qué me aburrí y pasé al siguiente; pude escuchar un full álbum de Boikot, qué buenos son los desgraciados, qué giros de guitarras, qué florituras de guitarras rebotando, ahora así, ahora asá, dando buen rollo todo el momento, y qué voces pankatas tan limpias, pero comprobé que se quedan anticuados, porque siguen creyendo los pobres en lo comunal, en aquello de ser más rojo que la picha de lenin, pues que eso es lo mejor; en fin, yo siempre fui anarquista. Me conquistaron más los grupos heavys cuyas canciones eran antisistema como las de los punks que aquellos que no lo eran.
Al llegar a Barcelona, como era Sant Jordi y se ve que eso es un día grande para esta peña, el tráfico iba muy lento y pesado, el gps me indicó "tres minutos más lento". Avisé a José Luis Victoria, el editor de Hades, de que me demoraría algo. Mi hora de estar firmando era de once de la mañana a una y media. Me metí a un parking al dar con la avenida Josep Tarradellas y subí, allí estaban Jose Luis y otro autor de la editorial, David Jiménez Cano, que nada más verlo me pareció un ser muy sonriente y simpático pero con algo de lejanía, su rostro diáfano y afable, sonriente sin fin, una sonrisa sincera, por otro lado, verdadera, como la de un animalito, pero había algo en todo él que parecía te dijera "mi dueño está ausente", como cuando alguien iba a visitar a Hölderlin y su mujer le decía: el poeta está perdido en su jardín (en los últimos tiempos de Hölderlin, los de la locura en los que, sin embargo, siguió escribiendo el Hiperion, le encantaba pasar las horas en su jardín, silente o lanzando frases incomprensibles, diciendo que era éste o aquel, nombres de alias que iba inventando). En fin, yo soy el más lejano de los autores, puedes creer que estás hablando conmigo y te escucho, te lo juro, pero siempre habité esta nuestra realidad conocida y la otra, la mía, la nuestra real, donde pienso-vivo casi las veinticuatro horas del día. Así que no dije lo del anterior autor como algo malo sino bueno. "Es que nosotros tenemos vida mental", dijo sobre esta cosa que detallo Iratxe, quien también dijo sobre la memoria algo que citó de Sherlok Holmes, quien decía que él sólo recordaba, deliberadamente, lo que le importaba de verdad, y lo de más lo olvidaba, para airear la mente, decía, para no dejar cosas que molestaban para las que sí requerían espacio. Así que disculpad si no pongo todo lo que viví, lo de más bulto dijéramos, porque lo que me queda es lo emocional, lo que de alguna manera a mi mente le sirve para seguir, de alguna forma.
Un poco así soy yo. Popularmente lo llaman "estar en la parra", pero es algo más complejo. En léxico de psiquiatría creativa moderna se llama pensamiento lateral. Los creativos lo tenemos. Es un territorio que transita nuestra mente mientras podemos estar cogiendo arenita de los gatos en el Mercadona o escuchando a un tarado contarnos una película completa, con su final y todo, nosotros allí y aquí, lejanos, lejanos siempre, a salvo, mientras el puto tarado nos da toques en el hombro como para tenernos cazados. Si él supiera...
Jose Luis me dio un abrazo fraterno, otro me dio David Jiménez Cano, quien estaba también para firmar su segunda novela distópica. Y José Luis, para firmar "El dolor de la lucidez". Por cierto, de ambos me llevé un ejemplar y en cuanto encuentre un hueco meto la cabeza entre las hojas y como un caballo las patas entre la paja de un establo, miro a ver cómo está construido ese establo, si entra luz de sol, si hay voces en él y qué misterio encierra. Esta vida es un gran establo. Lo que pasa es que el plafón que está en el techo, que es bien grande, lo llamamos Sol.
Habían la tira de casetas, y este año dicen que han aumentado mucho el recorrido que se puede hacer de escritores para que te firmen la obra de tu vida. Y allí estaba yo, con mi palo vasco y lleno de cadenas colgando de mi pantalón, las botas viejas de Gloria Trevi y un pelo que da miedo y asco a los progres.
No quería, claro, porque no lo soy, dar la imagen del escritor 'normal', uno que se sienta y espera que vengan sus fans, ajá ja-já. Me meo de esos que van de escritores bien peinados y con una chaqueta, serios y con buenas botas, lustrosos. Yo fui con mis putos harapos, las cadenacas, como dije, con cuerdas largas negras colgando de los brazos sobre todo de las muñecas, para parecer un ser de la noche, y me llevé una de las coronas de bardo antiguo, la de las flores amarillas y rojas.
Jose Luis me dijo que representaban la bandera de españa. El cabrón. Le dije que la bandera de españa se copiaba de mi corona. Como tiene el mismo humor negro y puto que yo dijo que entonces representaba la de Cataluña.
"Cataluña!", comencé mi arenga con el micrófono. ¡Cataluña! ¡¿Así que queréis la independencia, separaros de españa (en minúscula adrede), romper españa?!
Todo era una broma negra maldita, la gente me miraba curiosa al pasar. Concluí diciendo que al menos ellos tenían esa oportunidad, porque yo había nacido en 'españa', en Valencia concretamente, y que lo que quería era huir del país!
Con eso se relajaron un poco más. Leí "Los muros humanos", "Romeo de la muerte", "Yo llamo a un mundo" y algo más. Gracias a que la camarada Claudia Sanfelices me ayudó con las cosas -siempre se lo agradeceré-, porque ahora estoy bien pero entonces arrastraba los males de una alergia feroz que me azotaba cuerpo y mente y estaba más emparrado que de costumbre, que es decir muchísimo. Creí que las pilas que el megáfono tenía no iban, que se les habría gastado la carga, y sí iban, vi al final, porque lo que ocurría es que no las ponía como se reflejaba en el dibujo de instrucciones, es que no usé las gafas de leer; entonces Claudia -cuando creíamos que no iban- fue a por pilas nuevas, pero tampoco iban, yo tenía en la cabeza, dentro del hueso craneal dos volutas amplias de supergen soplado que se deslizaban lentamente y chocaban entre sí, se unían y se volvían a separar. Y ni sabía de horas ni de, a veces, que hacía, hice o tenía que hacer. Nunca tuve alergias tan galopantes, desde hace pocos años me vienen en este cambio de temporada primaveral. Porque el aire está contaminado, el calentamiento global y la mierda que echan los aviones y paratos que los gobiernos lanzan para volvernos memos con pesticidas y tóxicos que van fabricando cada vez más eficaces. Pero no, la contraseña para los burgueses y por tanto fachas siempre es: no existe cambio climático, porque si reconocemos que sí, entonces no podemos seguir con nuestros privilegios de gran huella ecológica -la del rico- y queremos creer y que crean que somos santos.
Y bueno, voy cerrando; que qué alegría fue ver a Tina, a Lluis Altés y su mujer Marta, quienes son históricos del primer y más potente animalismo que ha habido en este país, el de los años noventa y dos mil. Yo para cuando vinieron ya llevaba una caraja del diablo, con la alergia, habiendo dormido mal y con el cansancio del sol dándome en la jeta todo el viaje. Seguro que influyó que me dejase el palo vasco allí el paso de un regimiento de pirados jóvenes que venían de una despedida de soltero, cantando, vestidos estrafalariamente y con birras en mano todos, con una cogorza del quince, incluso uno de ellos hacía de la novia, con un traje blanco y largo, un esperpento gracioso y que me dio un asco interno. Esto último lo relacioné porque pensé: tipos juntos, peligro para las mujeres, por aquello de las manadas y otros productos modernos del machismo más asqueroso.
Les dije: megáfono en mano a todo trapo: ¿Dónde vais, peregrinos? ¿Cuál es vuestro destino, qué queréis? Me estaba regalando, me gusta picar a todo dios, hasta a los que pueden resultar peligrosos (un tipo borracho puede tomarse un humor fresco como algo malo). Uno de ellos me pidió con buenos modales y educación exquisita el megáfono, el cuadradito que se pone en los morros para gritar, yo le sujeté el tocho del megáfono. Como los vi tan educados y parecían inocentes, dentro de la que estaban montando (yo las he montado de más joven mil veces peor, pero jamás en una despedida de soltero, que odio, sino en salidas heavys a tomarse toda la cerveza del mundo), les dejé que hicieran de las suyas ahora con más fuerza su canto tonto, con el megáfono (por cierto, es el megáfono que usamos en la grabación del videoclip "Toro", de John Conde, donde aparición estelarmente la gran La Madueño, la mejor bailaora de todos los tiempos, una bailaora de flamenco vegana y antitaurina, ¿quién da más?).
El muchacho cantaba algo con la proyección alta de su voz con el megáfono y los demás le respondían a coro otra cosa, no entendía yo qué era, sería una canción chorra de esas que se saben los tontos cuando van de fiesta o to torcíos como iban los mendas. Y así con digo y decís estuvieron minuto y algo y me dieron las gracias, cosa rara en gente que va doblada. Jose Luis Victoria que lo vio y escuchó todo, me dijo: "los has hecho más felices, tío, que unas pascuas", yo sonreí, porque lo habían pasado bien ellos, pero yo también, porque en el absurdo soy como pez en el agua. También, por cierto, me quitaron unos meses de vida, si bien es más cierto que lo anterior dicho que la cercanía humana me mata poco a poco.
SINOPSIS MUNDO AL "REVÉS: HISTORY"
"En un mundo donde el cielo ya no es el cielo ni la tierra es ya la tierra, donde el tiempo como lo conocemos ha desaparecido, se ha gestado un nuevo Orden de supervivencia cuya máxima es «Mata o muere». Un lugar donde todos se sienten extraños entre extraños y los sentimientos son proscritos, excepto el odio.
La humanidad llevaba demasiado tiempo olvidando y ocultando el cambio climático y la inminente llegada de la sexta gran extinción.
Pero algo mucho peor que lo esperado mutó la realidad desordenando la Tierra en un caos en el que la presa y el esclavo es el ser humano.
En este territorio en el que se señala y condena al diferente, dos seres nacidos en mundos opuestos se rebelan a su destino. Su juventud les lleva a creer que otro tipo de existencia es posible y, con la fuerza de sus inocencias, se adentran en lo más oscuro de todos los Dominios para responder a la eterna incógnita: ¿Podrá vencer algún día en nuestras vidas un afecto sin exclusiones?"
NOTA: La novela se puede adquirir en cualquier librería de España, también está en versión Kindle, en Amazon, etc...
EPÍLOGO PATAFÍSICO Y PARANOICO CRÍTICO
Me alegra que Tzeitel le hayan gustado los fragmentos de la última parte de La Bella Revolución para ejecutar una coreografía de colores de las que tan enérgica y mistérica y bella mente ella hace, porque "La Bella Revolución" la construyo a la par que los músicos le hacen canciones a sus poemas, las bailarinas, danza y baile; es como la vida, que también tiene banda sonora y atrezzo, una graciosa y áspera tantas veces gran obra de teatro.
A mí Sant Jordi no me gusta nada, como ninguna tradición humana. La leyenda de Sant Jordi es especista, como no podía ser de otra forma, un tío que se carga a un animal, un dragón, ¡héroe, héroe! Hay que joderse, y el dragón sangra y la sangre son las rosas que se regalan en esa fiesta. Joder, y luego decimos del sur de españa, están igual de fritos todos los que nacen en esta inmensa pandereta rodeada de mar excepto en su cabeza que une con Francia en forma a veces amable a veces belicosa. Por cierto, que no se me olvide entre tanta digresión: todos los libros de "Mundo al revés: HISTORY" que la editorial llevó para que yo los firme en Sant Jordi volaron, ¡un tanto para los animales! Voy a mear.