La lucha animalista en España: presente y porvenir XXI
La cruzada antitaurina de Luis Gilpérez Fraile
En un diario (Siglo XXI) he enviado para publicar una entrevista que le he hecho a un tipo muy querido y respetado por mí, Luis Gilpérez Fraile.
Luis Gilpérez Fraile es el autor del magnífico y necesario libro (en su tiempo causó sensación, como se suele decir, y su autor tuvo graves y serios problemas, porque fue el primero, si no me equivoco, que confrontaba y denunciaba la cara más secreta del mundo taurino) "La vergüenza nacional". A mí me causaba una admiración inmensa, que prosigue porque en el corazón cuando se ha querido algo, esa es una llama que siempre permanece.
Para mí Luis y su obra capital, "La vergüenza nacional", así como el ensayo "De interés para católicos taurinos", conformaban un algo muy romántico, yo por encontes conocí la existencia de estos libros a través de la asociación ANDA, en su catálogo de libros a la venta para los animales estaban todos los de Luis. Por entonces no tenía yo más obras publicadas que la primera edición de "La guadaña entre las flores", creo, y ni siquiera la primera edición de la novela "Mundo al revés" (eran mis inicios). Luis para mí era en cierta forma hacia donde yo quería avanzar, luchar por los animales y reflejar esa lucha y los anhelos de ella en libros, en mi caso en narrativa y poesía, aunque también he trabajado, pero poco, el ensayo, porque soy esencialmente poeta.
Luis siempre fue un buen amigo mío, publicó cada uno de los incipientes poemas que le enviaba de las primeras versiones del poemario antitaurino "La guadaña entre las flores", en su web de ASANDA y donde podía; siempre me fue un gran soporte, creyó en mí, me trató como un hermano, como un buen hijo, yo lo veía como un buen padre. Al no tener padre porque lo he tenido pero fue un timo, un tipo agresivo y loco que quise de pequeño pero porque de pequeños somos bastante tontos y conducibles, que pasé a odiarlo por lo violento que era y ahora sólo me parece un imbécil que merece todos los horrores que generó (sin acritud -ironía-), entonces yo era joven y mis referentes eran, aparte de los grupos heavys y punks y sus canciones, en rebelión contra un sistema que despreciaba profundamente, gente de la lucha animalista, en la que comenzaba a introducirme. Ahí Luis Gilpérez Fraile fue un grande para mí, y por eso quiero traerlo a esta historia animalista con los honores que merece, es un histórico. Se dice que a los personajes hay que analizarlos en su contexto histórico. También es importante decir que las y los primeros que lucharon por los animales en este país abrieron el paso más difícil, en ese entonces eran unos completos locos para los demás, y eran amenazados de muerte, realmente, eran perseguidos, eran arrinconados en sus trabajos y en sus familias. Por eso es tan necesario que esas voces tan valientes sigan resonando, como las de hoy, en esta coral común de quienes queremos un mundo mejor, y nos partimos el alma día a día por ello, sin más: no hay otra cosa que hacer que no sea indigna en comparación. Paso a relatar los mejores momentos de las respuestas de Gilpérez Fraile de la entrevista que le he hecho para Siglo XXI, en lugar de poner aquí la entrevista entera. Quien desee leer esta la puede encontrar en mi sección "Platero y Rocinante" del Diario Siglo XXI, en el mes de septiembre de 2021.
Interesa aquí reflejar las palabras de alguien que lleva luchando contra la tauromaquia muchas muchas décadas, quiero saber (recordar) qué pasaba entonces y las diferencias entre aquello y esto, tanto en el animalismo como en el mundo taurino, y si realmente se ha avanzado algo, porque las corridas siguen produciéndose.
Luis Gilpérez Fraile nos cuenta que:
"Llevo muchos años denunciando esa lacra [la tauromaquia] junto con otros antitaurinos de cualquier sexo, y pretendo seguir haciéndolo mientras pueda, lo veo como una obligación moral. Los avances son notorios: de ser ignorados, cuando no despreciados, a estar muy presentes en la mala conciencia de los taurinos. Lo que anunciábamos se está cumpliendo, y “ellos” lo saben. De aquellos días en los que el antitaurinismo sufría el veto en cualquier medio de comunicación, al tiempo presente en el que diariamente podemos leer, ver y escuchar la opinión de la antes mayoría silenciada. La tauromaquia pasó de gozar de una muy buena salud a ingresar en planta para luego pasar a la UCI y ahora estar agonizando en una unidad de cuidados paliativos. Las agonías pueden ser muy largas, recuerda la de aquel dictador…"
A mi pregunta de cómo la tauromaquia prosigue viva, tanto como ayer, aunque muy golpeada, pero allí está, sin prohibir, Luis alega:
"¿Tan viva como ayer? Ni mucho menos. Cuando los que prestan los cuidados paliativos cesen en su interesada labor, adiós tauromaquia. Hay muchos caminos que llevan a la desaparición de la tauromaquia, desde la falta de aficionados hasta la presión del antitaurinismo, pasando por políticos consecuentes y honrados. Allí donde lo taurino no recibe un euro de lo público, allí lo taurino desaparece. Y eso está pasando en cada vez más poblaciones."
Le hablo de la ordinariez macarra de los toreros, que afirman que son los que más quieren a los toros.
"Ya, y los toros los que más quieren a los taurinos ¡¿no te jode?! También son los cazadores los que más quieren y cuidan a la Naturaleza, los piqueros los que más hacen por sus palomas, los domadores los que más respetan a sus “fieras”… y así hasta todo el que se enriquece (o ayuda a enriquecer) de cualquier actividad con maltrato animal. Esos son “los amores que matan”: yo me muero si te mueres."
En cuanto a lo que se sabe de los maltratos a los toros en chiqueros antes de salir a la plaza, Gilpérez afirma:
"Cualquiera que lea "Los cuernos" (Sedmay ediciones, Madrid 1975, de César del Arco, seudónimo de Manuel Benítez Salvatierra, el que fuera famoso crítico taurino, prologado por Mariví Romero, también conocida crítica taurina) no dirá que son rumores. Como el libro es difícil de conseguir, cualquier interesado puede acceder a una reseña del mismo en la web de ASANDA."
Aquí va el artículo completo al que Luis se refiere:
"LOS ARQUETIPOS DE LA FIESTA NAZIONAL
Por Luis Gilpérez Fraile:
«Hemos sumado otro título "antitaurino" a nuestra colección: se trata de "Los cuernos" (Sedmay ediciones, Madrid 1975). Curiosamente su autor es César del Arco, seudónimo de Manuel Benítez Salvatierra, el que fuera famoso crítico taurino, prologado por Mariví Romero, también conocida crítica taurina.
»El libro describe los arquetipos de los distintos profesionales que intervienen en la Fiesta Nazional. Lamentable y prudentemente, en vez de utilizar nombres auténticos recurre a apodos ficticios, aunque con tantos pelos y señales que es fácil reconocer a los personajes reales que retrata. Pero sobre todo, lo que es absolutamente reconocible, cierto y auténtico, son los fraudes, sinvergonzonadas y marrullerías que describe, con más valor si cabe por venir la denuncia de quien viene: de un taurino confeso que goza de prestigio en tan oscuro mundo. Si lo que él denuncia lo denunciásemos nosotros, se nos acusaría, como poco, de exagerados cuentistas y fantásticos charlatanes, amén de indocumentados e ignorantes.
»He aquí algunas "perlas" que hemos entresacado del texto del indicado libro:
»El arquetipo de crítico taurino: "Va a lo suyo y a llevarse lo del otro, si es posible... lee pocos periódicos y revistas y ningún libro, porque dice, y con razón, que para engañar toreros y hacerles cortes de manga al público, no hace falta literatura, sino cara... divide a los taurinos en dos bandos: los que pagan y los que no pagan. A los que pagan, los ensalza, los aplaude; a los que no pagan, los apalea... Organizó festivales para cierta entidad religiosa que atendía niños minusválidos. Se quedó con casi todo el dinero..."
»El arquetipo de apoderado: Los toros estaban arreglados porque el ganadero no puso la más mínima pega a las exigencias del apoderado. Y además, éste se ocupó de drogar convenientemente a los seis bichos, que llegaron a la muleta casi dormidos, aparte de que el picador les dió lo suyo haciéndoles la carioca y tapándoles la salida. Los toros quedaron bien porque derribaron siempre, en razón a que los caballos, también arreglados, habían recibido el consabido pinchazo en los pulmones."
»El arquetipo de ganadero: "Primero elegir sementales y vacas que no tuvieran muchos cuernos; luego estudiar un sistema de alimentación que no proporcionara a los toros excesivas fuerzas... el embarque de las corridas a las tres de la madrugada, después de dar de comer y beber a los toros. Así daban veinte o veinticinco kilos de más en la báscula... otro truco fue purgar a los toros en la mañana del día de su lidia para mermar aún más sus fuerzas... y lo del tablón -dejar caer una puerta de corredera sobre los riñones del animal- el saco y las inyecciones de droga."
»El arquetipo de empresario: "triunfaba porque se había prestado a todo, siempre con su cuenta y razón. En su plaza se habían afeitado los toros en la mañana de la corrida, al despuntar el alba; se había usado el portalón, dejándolo caer en los riñones de los animales; se había inyectado morfina; se habían pinchado los pulmones de los caballos de los picadores para restarles fuerzas y lograr que los débiles toros, cargados de carnes fofas, derribaran en vez de caerse; se habían cambiado cuernos de toros lidiados, e incluso cabezas de reses que habían sido muertas como toros, cuando aún eran novillos. Y en esa maraña ilegal habían participado todos aquellos que estaban implicados en la suciedad de la fiesta nacional."
»El arquetipo de torero: "Es un bandolero de la segunda mitad del siglo XX; como tantos, consiguió fortuna y con ella, consideración social, y, lo que es peor, olor de multitudes... designaba las ganaderías, con la condición de que habían de someterse a sus leyes. Mandaba afeitar a los toros, los ponía a régimen de comidas, los trucaba en el peso y montaba el espectáculo de acuerdo con su conveniencia. Llegó la cosa hasta cambiar la quijada de los toros en el desolladero, poniendo otras correspondientes a reses de cinco años... se había sacrificado desde marzo a octubre y tenía ganas de juerga, sin olvidar la droga... Tampoco le era suficiente la sodomía que a veces practicaba con rubios efebos... Aquello fue una orgía de sangre. Las gallinas fueron víctimas de una obligada y mortal prostitución."
»El arquetipo de corrida: "Le habían afeitado los cuernos por la mañana en el cajón de curas, le habían soltado sobre los riñones el portalón no sin antes plantarle en el anca una inyección de diez centímetros cúbicos de morfina, mezclada con otro tanto de cañamón indiano... Un triste jamelgo salió al redondel y se dirigió al toro... Los pulmones del animal habían sido perforados por la mañana con una larga y fina aguja de hacer punto. Y el pobre tenía una fiebre tan alta, que reducía sus ya menguadas fuerzas. Era la historia de siempre. Le abarrenó a placer. La sangre fluía a borbotones del boquete abierto en el lomo... le estaba haciendo la carioca, o lo que es lo mismo, abriéndole un tremendo boquete".
»Y recordemos: todo esto lo ha dicho un crítico taurino: "No tengo que decir que cada hecho relatado, cada anécdota, cada circunstancia, las he tomado del muestrario de la vida. No hay, pues, imaginación ni fantasía sino -desgraciadamente- realidad viva, palpable." (Párrafo del propio libro).
»Pero dado que todo esto ya lo sabíamos, quizás lo más curioso de todo el libro sea su epílogo: el autor razona, que buena parte de todo esto la tienen las sociedades protectoras de animales extranjeras, que dicen que los taurinos son bárbaros y primitivos en vez de preocuparse de las guerras y el hambre en la infancia..."
Luis Gilpérez Fraile nos cuenta, a mi alusión a que en su fantástico libro "La vergüenza nacional", respecto a que en éste ataca a toda una sociedad, a todos sus entes de jerarquía (de dominación), por llamarlos de alguna manera:
"Más que implicar los señalo directamente con la pluma, que es mi dedo, desde el borbón al más humilde arenero. Y aportando pruebas y argumentos. Sufrí presiones (hasta intentaron que me echaran de mi trabajo en una editorial, de lo que guardo pruebas) pero ni denuncias ni querellas. Lo cual lamento."
También me cuenta Luis que para encontrar su libro "La vergüenza nacional", quizá seria posible "en alguna librería de segunda mano. Se agotó en 1993".
Le hablé de la contradicción (aparente, en "avances morales" es todo absurdo e incomprensible) de que el veganismo avance tan rápido (para malestar de los explotadores de animales) y sin embargo una fiesta pública de tortura animal como lo es la tauromaquia se sostenga, aún, hoy, con sus grandiosos y coloridos carteles de circo romano de hace siglos.
Luis: "Una pregunta que si la contesto con brevedad podría malinterpretarse. Pero me arriesgo: ojo con convertir lo vegano en un negocio de intereses. Acabo de escribir un breve artículo para el próximo boletín de Asanda sobre “carne cultivada” (con ocasión de la puesta en marcha en Israel de la primera factoría). Y por ello he tenido que leer mucho al respecto. Y me ha sorprendido alguna reacción contraria (e injustificada, por la información disponible) de las actuales fábricas de productos alimentarios veganos. Y eso me lleva a contestar directamente la pregunta: la tortura pública de animales es un negocio antiguo: pan y circo."
También abordé la idiotez y maldad endémica de este país, porque en cada fiesta que celebran tienen por obligación y gusto coger por banda algún animal para abusar de él y realizar jolgorio con la dominación más abyecta que ha existido en esta tierra:
"Es una pandemia mundial, desconozco cuál es el porcentaje para alcanzar la inmunidad de rebaño (aquí una sonrisa). Pero es evidente que el porcentaje de vacunados aumenta. Ya los gansos son colgados muertos antes de arrancarles las cabezas desde caballos o barcas. Cayó Todesillas, Manganeses, Cazalilla y muchas otras tradiciones que puedo enumerar de primera mano. Hay que seguir vacunando."
Gilpérez, naturalista puro, concluye: "Bueno, cuando alcanzo una cima, el fondo de una cueva o navego en mar abierto (ya sabes de mis aficiones) yo también podría creerme “poderoso”, pero cuando en esos mismos sitios encuentras basura, daños, desprecio por la Naturaleza, te das cuenta de lo miserables que somos. ¿Asumirlo? Si no se tropieza con la piedra, la piedra no existe."
"Si no se tropieza con la piedra, la piedra no existe".
Esa frase resuena aún en mi mente, y resonará siempre. Contiene una enorme verdad de inusitadas salidas y enorme contención de llaves maestras. Deberemos pensar mucho sobre ello.