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Por Ángel Padilla
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La lucha animalista en España: presente y porvenir XXIII

  • La labor de las protectoras de animales, el activismo más duro, más heroico pero el más denostado y para nada aplaudido

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La lucha animalista en España: presente y porvenir XXIII- (foto 1)
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La lucha animalista en España: presente y porvenir XXIII- (foto 4)

Suelo decir en mis charlas sobre la lucha animal que yo, activista, no lo he sido del todo hasta que no he entrado en la entraña de una protectora de animales.

Como la mayoría, el contacto más "directo" que he tenido con protectoras a lo largo de toda mi vida ha sido destinando una pequeña cifra monetaria como socio cada mes, para ayudar, y poco más. O como particular, salvando los animales que he podido y convirtiéndolos en mi familia, han sido muchos, ciertamente, todos me dejaron una fatal y urgente carta, tan bella que no se puede verbalizar, sólo admirar en la memoria; todo ser inocente viene a este mundo para entregar distintas cartas, tú ya sabes de lo que hablo, viejo amigo, ahora que escuchas y recuerdas esto.

He dedicado una vida a escribir obras literarias para la liberación animal, y esas obras las he llevado al teatro, a la danza, a las manifestaciones en forma de lectura de poemas y textos varios, he sido activista con libro en mano por muchos lugares en los que me he jugado la vida. Mucha gente ante actos que he hecho, como introducirme entre toros humillados en fiestas de calle, para clamar cese esa monstruosidad a voz en grito, me han aplaudido, gentes que conozco y la mayoría que no sé quiénes son, y dicho "valiente". Siempre he respondido que frente a una monstruosidad, una injusticia, uno no debe detenerse e intervenir, o pasar de largo. Que yo haya intervenido hasta ahora en muchos entuertos (como diría Don Quijote) no es nada y es lo lógico, y que quien no hace lo mismo, a esos es a quienes hay que azuzarlos para que comiencen a protestar en todo punto y lugar donde se produce la injusticia, en la historia que nos ocupa, a animales de la especie que sea, hay que hablar por ellos pues ellos no lo pueden hacer, principalmente porque los humanos no desean escucharlos, interpretarlos.

Las protectoras de animales realizan diariamente actos de desobediencia civil, de acción directa, de protesta y de revolución, todas estas descripciones usadas únicamente para lo que se conoce como activismo (la exposición de alguien ante muchos para lograr un fin informativo, tipo alguien corriendo por un lugar con una pancarta y un mensaje). Pero activismo es y quizá mucho más el que realizan los voluntarios de las protectoras.

Una protectora no es un ente del estado, ni que dimana del estado, ni auspiciado por él en algún punto ni amparado económicamente por él en ningún sentido. Digo esto, ya sabido por muchos, porque es desconocido por la mayoría. Mucha gente cree que si encuentra un perro abandonado, o un gato herido y perdido, ha de llevarlo a la protectora. Eso es cierto en un sentido, más no en la totalidad. Porque como he dicho tan particular, tan persona independiente y sin fondos monetarios, es quien salva a un animal y se dirige a la protectora que cada uno de los miembros de tal protectora, que sólo son particulares que se han unido para denunciar maltratos y usos de animales y salvar a aquellos que requieren asistencia y hogar, lejos del terror de las calles y de la insidia y sadismo impune de la maldad humana vista bajo estos cielos por doquier.

La mayor parte de las protectoras de España no tienen refugio, son grupos que pueden partir desde un par de personas, a muchas más, pero, insisto, sin fondos. En general pagan los gastos veterinarios de su propio bolsillo. Cuando una protectora lleva ciertos años funcionando aprende a usar determinadas herramientas que las redes han posibilitado, como pedir mediante crowfunding que entre gente altruista donen dinero para gastos veterinarios altos de tal animal enfermo y/o víctima de atropello o maltrato sostenido en el tiempo, a veces los gastos veterinarios de estos animales que parecen soldados que vuelven de la guerra, de una guerra en los que ellos no han tenido forma de defenderse para nada, son cuantiosísimos, por eso una protectora siempre está en números rojos, son grupos de gente en la bancarrota, así de duro es, es toda la verdad. Las voluntarias de las protectoras son abolicionistas de la tristeza de los inocentes, son revolucionarias para un mundo feliz para las vidas particulares, para ellas y ellos, cada vida cuenta.

¿No es eso, en sí mismo, un acto plausible, un acto cotidiano, el de salvar vidas, de personas que se lanzan a ello sin saber cómo lo lograrán pero llevándolo a cabo -el acto del milagro-?

He conocido casos de animales tan golpeados por la calle, por los humanos, por los rigores del clima y del hambre y la sed, que estaban tan enfermos y de diversas problemáticas, que los veterinarios no tenían fe alguna en sus recuperaciones.

Conocí el caso de un perro que cuando fue rescatado después del aviso de que vagaba como un fantasma (era blanquecino, por la enfermedad) por un pueblo, cada vez más agotado y en los huesos, los veterinarios se persignaron, es un decir. Ese perro, ver la imagen en fotos de este santo antes, cuando llegó a manos amigas, y meses después, cuando fue sanado, sí, se logró, como en otros casos, el milagro -pasó de una leishmania gravísima a superarla y crecerle nuevamente el pelo y jugar como cualquier otro perro sano-. Esa transformación de la muerte en vida a la vida por fin vivida, se muestra del perro que hablo en charlas de colegio, para que se vea que se puede sarlir de todo, pero con manos amigas. Esas transformaciones ocurren en esta tierra, son pura revolución.

Y ¿cuáles son las manos amigas?

¿Dónde están todos esos y todas esas que son considerados héroes en la lucha animalista cuando un perro anda perdido y con ojos tristes, abandonado, al lado de las vías del tren o cruzando una y otra vez, mareado, una autopista curvada y fulgente como una gran hoz por el sol de la tarde, donde pronto morirá arrollado?

Quienes van a jugarse la propia vida -las personas que trabajan en una protectora en salvamento de animales se juegan la vida innumerables veces- son los voluntarios de las protectoras.

Puedo hablar de Aspac, que es la protectora que más conozco, es la que me hizo ver "el mundo", poder "tocar el mundo". Por eso digo que no he sido activista de verdad hasta que no he entrado en los fondos de una protectora. 

En los hechos de Aspac (Castellón) he podido ver tantos ojitos, tantos tantos, he tocado el miedo, he olido la pena, he observado como nunca lo hice la alegría y el agradecimiento.

Para quien haya abandonado un animal en la calle o se disponga a hacerlo, debe saber que como llegan éstos a las manos de la gente de las protectoras, es como despojos, auténticos náufragos que ya ni se acuerdan de quiénes son ni de dónde vienen, por supuesto no saben a dónde van. Quien ha dejado a un gatito o un perro en mitad de una calle en la madrugada o en la tarde con un cielo naranja debe saber que ha cometido un crimen, que siempre le perseguirá, hasta su muerte. La vida no perdona el daño a los inocentes. En esta gran poema los versos acaban cayendo como vigas a los lechos de los malvados, ahí es donde uno pregunta: cómo aquel murió tan joven, o repentinamente? Las canciones golpean, bajan de una nube y resuenen como la picadura de una avispa multiplicada por los pecados, vibran mortalmente sonando al revés y arruinan la cosecha de la sangre de alguien. ¿Deliro? No. Recreo, reconvierto, observo, pero no con los ojos, vindico nuevos sentidos a las palabras, un mundo totalmente distinto al que vemos, que está aquí más que el creído.

Los gatos recién sacados de situaciones penosas, de agujeros, de lugares donde son perseguidos y maltratados, miran desde los transportines con unos ojos tan de fiera atrapada y triste... Como bebés que preferirían no haber nacido. Los bebés humanos ríen, se carcajean, uno no puede imaginar a un bebé en su cunita triste y con ojos lánguidos. No es propio de la especie humana, que todo lo tiene. Sin embargo la mirada de un perro recién sacado del infierno de la calle es una mirada ora suplicante, ora llena de horror, ora triste como un campo en llamas. Y comienzan a agradecerlo todo porque nada han tenido.

Víctimas de abandono, evitados por los humanos -ellos lo notan, ese desprecio- como molestias, como la propia basura que hay en las calles, cada pequeña cosa la agradecen y celebran como el regalo más grande del universo que quien lee esto pueda soñar.

He visto que los animales que son rescatados inicialmente -de común- se muestran reacios y desconfiados. Pero cuando llega el tiempo de confiar, de reconocer aquel o aquella que está rodeada de extraños, que estos extraños no son "otros más" de lo que hasta el momento le habían insultado, escupido, tirado piedras o intentado atropellar con el coche... cuando llega ese momento -cada animal tiene un tiempo de llegar a confiar, y realmente no entiendo cómo habiendo sufrido lo que sufren en la calle y por el ser humano cómo vuelven a confiar, yo creo no lo haría-, todo cambia en sus fisonomías, en sus comportamientos, en sus miradas, es como si un viento interno los recompusiese con impulso interior cálido, se vuelven otra vez "vivos". Como cuando se hincha un flotador y éste adopta la forma de un pato, o de un león, con todo el aire completo. Es una comparación un tanto estúpida, pero muy visual. Tal fuera como si cuando nos caemos y la ruina más absoluta nos asolase, menguásemos, nosotros. ¿No es eso? Crecemos en la felicidad, en la calma, en la virtud y en el amor. Nos hacemos menos altos cuando lloramos y cuando lo perdemos todo, o creemos haberlo perdido, menguamos, adelgazamos, como si quisiéramos marcharnos por alguna veta del aire. Eso ocurre con nuestras y nuestros hermanos de planeta, se malogran y pierden su identidad, son fantasmas, tristes desarticulaciones de la vida cuya sola visión debería poner en marcha a todas las personas ante el paso divino de cualquiera de estos niños perdidos y enfermos.

Mas pocos realizan esta acción necesaria y obligada de la solidaridad con los perdidos y los heridos. Las protectoras son como los grupos de misioneros y misioneras en los países más pobres, acuden y sanan, alimentan, dotan de recursos y levantan en lo que pueden a los colectivos e individuos en ruina. Los voluntarios de las protectoras de animales ayudan a "volver a ser" y a tornar, con ello, a sentir esperanza, a animales que vivieron durante un tiempo en un hogar hasta que al humano en quien confiaban decidió que le sobraban, y los dejó en la calle.

Para un perro o un gato es profundamente traumático un abandono. No sólo es un delito penal registrado en el artículo 337, sino que es profundamente inmoral, es maligno. Los animales que suelen habitar las casas -no tienen otro mundo desde que fueron domesticados hace siglos, a la fuerza-, dejados en mitad de una carretera lejana entre matojos y árboles, sufren lo mismo que lo haría un niño de ser abandonado en esas circunstancias.

LAS CASAS DE LOS HORRORES

Hay un fenómeno profundamente traumático de salvamento que en muchas ocasiones han tenido que acometer, y tendrán que seguir haciéndolo, las protectoras, son las casas de los horrores. De común son lugares donde alguien que padece algún problema mental, ha ido introduciendo perros y gatos o ambos en un entorno casero donde se produce la acumulación, el hacinamiento y, por lógica, la ausencia de salubridad, las enfermedades y las peleas entre los animales allí reos. En esas casas, llamadas también casas de Noé, por el síndrome del acumulador de animales, a los que pretende, afirma, salvar, pero les produce un mal peor: no hay nada más salvaje que juntar animales que llegan traumados y con miedo de la calle con otros que no conoce, así, a las bravas, en una casa.

Las casas de los horrores son conocidas por los vecinos, normalmente observan que el habitante de la vivienda "tiene más animales de lo normal", refieren "malos olores" y protestan por los ladridos, etc.

Cuando la cosa estalla realmente es cuando, por lo general, la persona que tenía a los animales en esas condiciones o se ha marchado víctima de un delirio o de un capricho igual de reprobable que el que le impulsó a acumular animales, o ha fallecido. Entonces si acude el ayuntamiento esos animales serán recogidos por la perrera y serán asesinados.

Por eso, enterados los responsables de una protectora, de la existencia de una casa con esas características, respiran hondo y se arremangan. Nuevamente se la juegan, hay animales que sienten tal pavor, que están tan en delirio y fatiga por sentir dolor de alguna enfermedad, hambre, sed, que pueden querer morder, puesto que para un ser sometido a tanta desgracia cualquiera que se le acerque es parte del mismo mal donde delira, es un demonio, es parte de todo el dolor. Los rescates de los animales de las casas de los horrores son muy complicadas, hay que ir sacando a los animales poco a poco y con el tiempo que requieran, a la vez debe agilizarse el proceso puesto que pueden escaparse los animales y perderse nuevamente en las calles, y vuelta a un nuevo aro del infierno.

Quienes alimentan colonias de gatos padecen un horror cotidiano también, son los mismos de las protectoras. Una protectora de animales conoce a las y los alimentadores "de zona" o éstos son voluntarios de su propia asociación, se colabora conjuntamente (no en todos los casos, el diagrama de acción es tan múltiple como las identidades de los individuos). Estas labores las debe realizar el ayuntamiento de la zona, ya que los gatos son jurídicamente considerados "animales domésticos", y  deben recibir asistencia y cuidado para su bienestar y final adopción desde el área de Medio Ambiente y Sanidad. No es así casi nunca, que el ayuntamiento se preocupe de los gatos; cuando lo hace la solución pasa por llamar a la perrera "para que los retiren", ante las quejas de un o varios vecinos que refieren "plaga de gatos". En fin, plaga es la de los humanos.

Con el proyecto CES (Captura, Esterilización y Suelta), en la actualidad más comúnmente llamado CER (Captura, Esterilización, Retorno), las protectoras fuerzan a los ayuntamientos a que entreguen partidas de dinero a éstas para esterilizar las colonias, a fin de que no se multipliquen los gatos para vivir más maltrato y más martirio y más dura calle. Hasta lograr una colonia "estable", cuyos voluntarios puedan alimentar y tener sanos con visitas al veterinario cuando les observen problemas a examinar. Es una tarea muy ingrata, pero es, sin duda, un mal menor, el de esterilizar.

Repito que quien debería esterilizarse masivamente es el ser humano, el cáncer de esta Tierra. En el caso de las colonias de gatos, de no hacerse, los ayuntamientos, siempre tan especistas y odiadores de gatos, publican bandos de "superpoblación" de gatos y no les tiembla el pulso de denominarlos plaga, una peste, a los gatos, a las palomas, y al enviar exterminadores a por ellos no les tiembla el pulso a estos fachas de los niños ángeles de las aldeas y de los descampados sin alma.

En esa pugna por educar, obligar, a las instituciones que deben dedicar sus esfuerzos técnicos y monetarios a mejorar la realidad de los animales que sufren la calle, andan las protectoras. Mediante reuniones casi nunca fructíferas con los farsantes políticos, con los concejales que mienten y dilatan las soluciones durante años, aunque en su municipio los envenenamientos de gatos aumenten.

Esta es la España de hoy respecto a los abandonos. Espero que llegue un tiempo en que cuando este texto sea leído la situación haya cambiado. Pero llega, por contra, una marea de cambio de leyes de protección animal en todo el estado español, que prometen una situación aún peor. Leyes aún más restrictivas para quienes ayudan a los animales y peores en todos los sentidos en los (pocos) amparos que tienen ahora. Todo retrocede en este hoy de la historia humana, y para los animales ocurre igual, el capitalismo, la globalización, todo lo pudren cada vez más. Pero no vamos a consentir que lo que se ha avanzado en materia de proteccionismo y rescate animal, lo tiren a un pozo y tornemos a una suerte de nueva edad media donde quien manden sean las perreras y los voluntarios no puedan ejercer la oposición de la denuncia. Que se inflen como un Cuarto Reich las perreras y sus chimeneas proyecten humos más densos con un ¡adelante las más colmadas y continuadas masacres, vamos a ser más ricos!

Nada puede parar las mareas de gente solidaria con los animales no humanos en necesidad. Las protectoras de animales seguirán funcionando como hasta ahora, con igual fuerza y amor, diga lo que diga quien lo diga.

A estas leyes que se quiere implantar, por toda España, se presentarán enmiendas justicieras, de gente animalista, contra el tropel de intrusos que genera una metástasis en esta lucha, y que andan como si fueran de los nuestros hasta en la mayor parte de las secciones de Derecho Animal de todo el país, putrefactas por gente recalada allí "misteriosamente" y que (oh casualidad!) pertenecen a Intercids, atentos a esto, porque Intercdis y Weber -fundación de la que he hablado en esta historia de la lucha en otros apartados, que no es animalista sino todo lo contrario- son la misma cosa e igual de negativa para los animales.

Los jardines y la mierda, le dije a Anna Llusent Nuri, cofundadora de Dansanimalia, a quien he entrevistado hace poco, grupo maravilloso del que daré cuenta más adelante: los jardines y la mierda de esta lucha analizo en "La lucha animalista en España...", y se rió, al explicarle yo esto, así sintetizado; los catalanes saben bien qué cercanos son los jardines de los estercoleros, toda su historia es una huida de la caca.

Me viene a la retina un acontecimiento digno de ser pintado por Picasso, como un Guernica animalista. En el pueblo de Águilas, Murcia, las grúas entraron a un descampado donde se acomodaba una colonia de gatos, entre los arbustos y enseres naturales o no que allí había. Las grúas habían sido contratadas por el ayuntamiento para limpiar ese terreno a fin de, creo recordar, edificar posteriormente allí. No fueron avisadas las alimentadoras ni las protectoras de zona, las grúas entraron raudas al terreno y produjeron una masacre, machacaron gatas y gatos, algunas gatas embarazadas y pisaron con sus inmensas ruedas cachorros de gato lactantes. Cuando se enteraron las voluntarias corrieron, y como arrancándoselos a la misma tierra, abrieron agujeros y sacaron cadáveres de gatos, creo sólo pudieron sacar uno vivo. Ofrezco una imagen de este suceso, donde se puede ver a una de las chicas metida en un agujero de la tierra hasta medio cuerpo. Sobre este hecho tan terrible y triste escribí el poema "La matanza de todos los niños", y le puso voz y recitado la actriz Nuria Rubio, se puede ver y escuchar en youtube, es el poema de la crónica de una barbarie que ocurrió aquí, en nuestra era, cuyos culpables escucharán en su ventana algún tiempo trompetas pequeñas y comenzará a picarles el corazón, luego...

He examinado por encima (sólo es la punta del iceberg) el número de agrupaciones de voluntarios, protectoras, que hay en España. No sabría decir cuántos hay, son miles. Creo que nadie podría decir cuántos son porque algunos están registrados con CIF y otros no, y eso no les diferencia en nada a la hora de ayudar, de ser clan con los animales en necesidad.

Hay miles, decenas de miles, ¿podría ser? Creo que sí. Si toda esa gente saliera a la vez a la luz podríamos derribar un imperio.

Hay tantos nombres, encontré entre cientos estos nombres, fijaos: Aldea Animal, Pluto, La Madriguera, Apaca, Bajo Aragón Animalista, Adopta Madrid, Black Galgo, Bigotes callejeros, Sos ayuda animal, Gatos de la Costa, La Voz Animal, Refugi Els Angels, Patetes Burriana, Ratas adopción, Unión de Santuarios, Pigeon Heart, Zarpas y Colmillos, Patitas Activas, Rabitos con alma, La vida color frambuesa...

Y parecen nombres infantiles, cómicos incluso, te hacen sonreír, hay tanto de naíf. Yo creo que tienen todos mucha alma.

Yo creo que son pura poesía y desde estas líneas doy las gracias a tanta gente comprometida a salvar esta vida con las manos. Salvar una vida es salvar el mundo. Creo que uno de los mayores y mejores activismos es el de salvar a las víctimas, poder tocarlas, poder acariciarlas, devolverles la alegría, hablamos siempre de trabajar en la raíz. Al final la raíz es todo, porque ésta se extiende desde lo más alto de los cielos hasta lo más profundo de nuestras casas, allá donde nos sentamos a llorar, donde nadie nos ve. (Pero donde nos ve Aquella que nunca pensábamos que nos veía tanto y tan seguido, ni que nos acompañara en todo momento como lo hace, en este momento nos mira a todos mientras terminan su resuene estas palabras, con la palabra ahora.)

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