Yo creo que eres poema
Yo creo que eres un poema,
que todos lo somos.
No te sientas nunca solo.
Coge siempre una hojita caída. Así, como has hecho.
En lo más sencillo
está la verdad.
Mírala, mírala, esas hojas rojas,
crees que son casualidad, o tus manos?
O a la orilla de un mar, descalzo,
siente la espuma.
Ni siquiera hace falta que vayas al mar, suéñalo.
La imaginación también es poema.
O tus ojos, para mirar el mundo.
No sientas tristeza.
Eres un cuadro al óleo que con el tiempo gana.
Tantos caminos andados.
No me es desconocida ninguna habitación que has visto.
Yo lo sé todo de ti. Desde el inicio.
Ahora me miras en las hojas.
¿De dónde viene ese rojo de las hojas?
¿De dónde
la madera trabajada por unas manos, del banco?
Las losetas del suelo, la bruma, lo que sientes.
Todo de un mismo pincel.
Para el fuego de tu memoria,
que tanto quema, quema,
respira, concíliate,
se empleó el mismo amarillo que para el pólen de la margarita
y para el azul de ese fuego, que te arrebata,
los mismos azules que se emplean por los cielos.
Todos somos poema.
Latiente himno.
Estás, estamos, en el lugar exacto
a cada momento. ¿Tomaste algo caliente esta mañana?
Es tan bonito el ruido de tus pasos.
Gracias que te haya podido hablar.
Que sólo escuches silencio no me importa.
Porque mañana será un buen día para ti.
Lo será.