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Por Ángel Padilla
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Consideraciones sobre «La Bella Revolución» (la liberación inmediata de todos los animales) I

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    Consideraciones sobre «La Bella Revolución» (la liberación inmediata de todos los animales) I- (foto 1)
    Consideraciones sobre «La Bella Revolución» (la liberación inmediata de todos los animales) I- (foto 2)
    Consideraciones sobre «La Bella Revolución» (la liberación inmediata de todos los animales) I- (foto 3)

    PREÁMBULO A LA PUBLICACIÓN POR PARTES DE LA OBRA "CONSIDERACIONES SOBRE LA BELLA REVOLUCIÓN" (EPÍLOGO REFLEXIVO SOBRE EL FONDO DEL POEMARIO PARA LA LIBERACIÓN ANIMAL INMEDIATA "LA BELLA REVOLUCIÓN") EN "EL PERIODIC"

    Las siguientes entregas que daré a publicar semanalmente con nombre "Consideraciones sobre La Bella Revolución I", ...II, ...III, etc., corresponden por fragmentos al libro (inédito) de igual título que inicialmente pensé que entregaría para editar junto con la obra poética "La Bella Revolución", a modo de (largo, necesario) epílogo. Hoy, siento que la obra poética no ha de ser explicada en el mismo libro editado, no obstante entiendo que lo que he escrito sobre ella, sobre lo que representa, por ello es importante se dé a conocer abiertamente al público, y qué mejor forma que de la menos contaminante: de libre lectura por la red y únicamente desde este periódico. De esta forma, el lector podrá irse aventurando en el pensamiento que dio forma al poemario La Bella Revolución (no 'mi' pensamiento, sino el pensamiento de millones que no conoces), sus porqués, un poemario de pronta edición. En este momento, puedo anunciar que mi poemario La Bella Revolución, con el que llevo trabajando -no siempre encima de él (o debajo observando sus figuras en las nubes), dejándolo también descansar largos periodos- unos treinta años, va a tener su publicación, a través de una editorial -cerrado el trato ya- de la que ya daré cuenta y con el prólogo de la persona más indicada para ello, de quien también daré cuenta en su momento.

    Veréis, ese momento llegó ya, "La Bella Revolución" será dada a la luz de la publicación para finales de marzo de 2022 por la editorial Amargord y será prologada por el filólogo y poeta Alberto García-Teresa. Entonces vemos cómo algo que parecía ir a anunciarse dentro de semanas, se dice ya. El concepto de tiempo es falso. Eso quiero demostrar en la obra y en las reflexiones sobre ella que ahora presento, es incierto el concepto de tiempo, de colores, de percepciones y de creencias. Falso y lesivo. Al grano.

    Todo el plan de publicación de la obra finalizará antes de marzo, en que saldrá (el 22 de marzo, día de mi 52 cumpleaños como vida en cuerpo humano en esta tierra, como mente ya animal) para poder adquirirse en toda España mi obra más singular, según creo de entre todos los cantos que se me han dado desde lo más profundo del bosque y de 'nosotras/os". Entretanto, vayamos adentrándonos en los porqués, como dije, o mejor dicho, en los noporqués existentes en nuestra cultura negada a lo bello y destructora, en esta reestructuración de la forma de razonar, de vivir el mundo, de contemplar un mañana colectivo (para animales no humanos y humanos), sobre todo para los animales no humanos, quienes se merecen les sea devuelta la libertad como primera medida honrosa que tenga el humano en esta tierra después de siglos de pasearse por aquí, como pedro por su casa, escupiendo sobre la belleza y pateándola y gritándole, encerrando a los pueblos inocentes totalmente expoliado por los mazos y las llamaradas de los amos del mundo humano, matando en masa en un holocausto sin precedentes a las demás especies animales en una historia tan triste que cuando sea evocada dentro de eras por humanimales, se observará -esperemos- como la trayectoria más fea y ruin que especie alguna ha llevado en un mundo con vida, y a la vez la reacción que del seno de esa especie tuvieron ciertas minorías llenas de verdad y justicia y contra todo pronóstico, para avanzar, devolver, la liberación a quienes la atesoran sin poder poseerla, devolver el azul al azul cielo y a la rosa desembarazarla de su nombre, cambiar los nombres a las cosas ya bautizadas y llamar de formas bellas a quienes nada se les dijo ni nunca se les nombró; abajo los poetas y oradores hueros ("oh la rosa, la rosa de mi balcón!" -¡ya bastó, ñoños, aburridos, esbirros de los demás y de vuestro Yo infértil!, abajo los discursos, descendamos a lo sencillo -no al limo de la tierra sino al limo del aire-, donde mora nuestra calle donde nacimos, Calle Verde sin número, aquí yace nuestra madre, aún viva, contenta de que ahora mismo hablemos de Ella y sus confines ilimitados y prontos.

    ARRANCAN AQUÍ LAS ENTREGAS DE "CONSIDERACIONES SOBRE LA BELLA REVOLUCIÓN".

    PRIMERA ENTREGA:

    1

    OBJETIVO DE LA OBRA

    El motivo de esta obra es el des-razonamiento.

    Y a través de él, volver a la verdad.

    Como suena. Para que se entienda, razonaremos lo que se ha construido con la razón, pero no desde la óptica de lo que se conoce como razón, sino desde el sentido común, que es universal y aepocal; no así la considerada razón, que está sujeta a la moral y a la legislación, y por tanto es epocal y subjetiva.

    Este del humano es un mundo de cadenas. Y de jaulas. Todo ha sido de alguna forma encarcelado, o al menos estamentado. Todo ha de encajar en un orden establecido y comprendido por una mayoría, de lo contrario o es apartado y/o fulminado. El orden, la observación del mundo como algo a ordenar, es la obsesión que ha enfermado al ser humano configurando su errada cultura y visión del universo, lo vivo y lo inerte, por completo.

    La razón ha matado la intuición y lo creativo. Es una siamesa que ha crecido demasiado y ha devorado a su hermana, lo creativo, la verdaderamente hermosa. A través de la observación de los hitos más fundacionales de la sociedad humana, grosso modo y desenfadadamente -lo serio lleva a la ciencia, la ciencia es otro fantasma a derribar; además, es relajadamente como se llega, con facilidad, a la única verdad, sencilla, que siempre estuvo y estará (y de ninguna manera está en el tren del terror y de la bruja llamado Ciencia)-, intentaré mostrar cómo una serie de ideas encadenadas al arbitrio de los poderes de la época, han matado al verdadero animal humano, pues somos animales, con carne incluso de cielo, con sangre incluso de río, con rostro incluso de árbol.

    Y ahora sólo somos piedra de pared de ciudad.

    Ladrillo pintado tras un cartel.

    Sugiero, para quien desee profundizar en este concepto del "ciudadano-parálisis", la lectura de mi texto teatral Las Paredes y el Viento.

    Mostraré (léase mentalmente cada vez que hable en singular que lo hago en plural, una pluralidad tan magna como la extensión misma de la Tierra) cómo debemos retornar a la animalidad, única forma de salvarnos del horror que nos rodea y nos paraliza, la animalidad es el estado único a partir del cuál liberarnos de las sogas y vendas -y gafas de un 3D falso- en un mundo presente que nos es hostil a todos y en el que se cometen los crímenes más diversos, para colmo con el concurso de todos, porque, en este lugar denominado civilizado, o estas con ellos o en su contra. El ser ciudadano ya contiene un código de barras con unas obligaciones, una lealtad. De pronto te das cuenta fatalmente de que las visiones literarias registradas en las distopías 1984, de Orwell, Un mundo feliz de Huxley,Fahrenheit 451 de Bradbury -por anotar ejemplos notorios-; o por ejemplo, el Nosotros de Zamiatin, también nos describe en este mundo-secta-, acertaron de pleno; el ser humano moderno es gobernado por un Gran Hermano tan externo como interno, por un poder totalitario que le es íntimo y orgánico, es zombi además por líquidos y aires que le son suministrados para que acepte la única verdad -cliché- actual: no rebelarse. "No hay nada que hacer, es imposible cambiar esto. Mejor lo que hay que lo que puede haber, de moverse, que siempre será mil veces peor. No hay nada que hacer, es imposible cambiar esto. Mejor lo que hay que lo que puede haber, de moverse, que siempre será mil veces peor..."

    Esto en cuanto a los animales humanos, ese su pensar.

    Perdidos y paralizados en su -así lo nombra cada día la Diosa televisión- mejor de los mundos.

    En este bucle de necrosis mental, de caída de naipes de la esperanza colectiva, de enclaustramiento hasta de la imaginación -que duerme sentada y atada en una silla de mimbre azul, atada con mil vueltas de soga a la silla, en la alta torre de todas las mentes-, los no humanos llevaron la peor parte en la llegada, a través del nomadismo y la colonización más bestial que cristalizó las metrópolis modernas; los no humanos, todas sus especies, han sido hostigadas, secuestradas, confinadas y destinadas a ser dieta humana, a ser protagonistas de sus divertimentos y usos más dispares, ya durante demasiados siglos.

    Amargados ciegos que maltratan lo que no ven.

    O que lo que ven es tan distorsionado en sus mentes, que lo incendian todo, al no saber qué queman, o al disfrutar con ello (ya da igual ese debate), pirómanos al fin de toda Belleza y vida.

    Es hora, pues, de entonar otra senda.

    De conocimiento. De Salida.

    Para todas/os, animales no humanos y humanos, los primeros, salgan primero por derecho. Porque de éstos no se ha ocupado nadie, hasta ahora, seriamente; o sí: libros como Liberación animal han hecho mucho bien al movimiento de lucha animal. No obstante siempre han estado al baile los pensadores animalistas sobre hasta dónde llegar en su conceder qué o cuáles derechos a los animales. Ejemplo, Mosterín no pone objeción alguna a que un animal que ha sido criado "bien" sea "sacrificado" para la gula del humano. De la liberación animal, de la inmediata, de la que se pide para los presos inocentes humanos, no existen precedentes de voces que organicen una teoría de esa-liberación-del-ya, porque nadie contempla ese ya por considerarlo maltrato. O sea, ¿qué harán los animales de abrirles la puerta? Concluyen a una: Morirán.

    Mi voz unitaria que viene armada y subida por los billones de voces de claustro que aquí quieren decir porque son protagonistas dicen, no les importa el debate ético humano: Abrid. Ya.

    Sin más.

    Nuestro claustro es ya la muerte. Abrid. Ya.

    Es tiempo de abrir, pues, todas las puertas. ¡Hasta las del campo, que también tiene! De demostrar que la forma de relacionarse de los humanos entre sí, siempre beligerante y, como denuncia en su Lizania el poeta anarquista Jesús Lizano, siempre hundida por el orden letal: dominantes y dominados. Esta cultura humana es, en lenguaje jurídico, un árbol envenenado. No siendo enmendable esta forma, ha de tumbarse.

    Debe derribarse por completo porque el humano daña, lesiona todo lo que encuentra a su paso. La suya es un alma quemada, y ni su sombra vale. Se ha olvidado de lo que es, de a qué ha venido. Es explotado por humanos más listos, o que desde ámbitos más hábiles de acción los hacen danzar a su juego, y en esa pirámide de titiriteros, luces y sombras, los que más abajo están, cubiertos de sangre y colgando del gancho del matarife, reos que fueron libres familiares del cielo y los océanos abiertos atrapados en bañeras con cien litros de agua donde ni la vuelta pueden darse, monos y perros destinados a ser sometidos a torturas grotescas por los llamados científicos que únicamente son sádicos pagados por ricos que engañan a pueblos demasiado imbéciles para darse cuenta, respecto a sus fines; ellos los animales no humanos, los más ofendidos de la historia Aquí.

    En un mundo tan terrorífico, tan de arlequín y de espadazo a todo paso, nada bueno puede surgir.

    Expondré por qué la liberación animal ya, que implica asimismo la liberación del animal humano, es la única acción posible para reparar, mejor dicho: revertir, la caída a un infierno peor que el que sofocados comemos, diablos azules, a diario.

    Mostrar asimismo que conceptos considerados inamovibles pueden focalizar cosas radicalmente distintas que aquellas que les son inherentes. Por ejemplo, la filosofía, que no es más que una etapa del humano intentando ser-poeta. No ha habido filósofos, sino poetas abortando pensamientos científicos, razonados; ni ha habido profetas, sino poetas abortando versos esotéricos. Poetas verdaderamente locos cuyos libros no se examinan como arte, porque no lo son, salvo de algunos y algunas pocas de ellas, sino como historia del pensamiento humano y de su evolución hacia una moral.

    Una moral en continua evolución, pero lenta, onerosísimamente.

    Unos estudios detallados por distintos humanos considerados ilustres sobre nosotros y lo que nos rodea, realizados nada menos que desde dentro de una prisión: la sociedad humana, sus ciudades, sus pueblos negros y nocturnos hasta de día, sus sesgos sectarios. La comparativa es unos monos -pobres, pobres monos!- encerrados en jaulas de un zoo realizando una interpretación del mundo -la parte que captan.

    La urgencia de este tratado es evidenciar que ya no hay tiempo, y que tanto repensarla con engolamiento por tanto personaje fundacional, no ha llevado más que a un lugar de fe, en que todo se ve desde el mismo caleidoscopio.

    O sea, al grano, unos con zapatos y paraguas, y el resto descalzos bajo la lluvia. Los más, pisando su mierda tras rejas desde nacer, los no humanos.

    Tal cual hormiga que al borde de una montaña mira una hondonada de valles y regresa al hormiguero, ¿qué dirá sobre esos valles que vio?

    Para el humano la hormiga no posee la razón. Y es cierto. Porque es libre, y vive.

    La hormiga disfruta de la mirada de los valles.

    No intenta explicarlos, no desea entenderlos.

    ¿A qué?

    Pero es que el humano tampoco posee la razón, la razón (proceso obsesivo, paranoico sin más, ¡y nada menos!) lo posee a él, o sea está loco, y no vive ni deja vivir.

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