«Callejero de Manglar», un mapa de agua para un mundo en llamas
Me apresuro a reseñar "Callejero de Manglar" (Lastura ediciones 2022), un libro de microrrelatos, prosas poéticas, escrito por Alberto García-Teresa, que considero una de las grandes obras literarias de esta época, además necesaria, por la urgencia donde vibra su llegada: la crisis climática, el calentamiento global, la llegada tristísima e inexorable de la sexta extinción masiva en esta Tierra tan golpeada, envenenada, agostada e incendiada por el capitalismo humano, que todo lo arrasa, por cada uno de los urbanitas, que participan de ese modo de vida, que es muerte ("pan para hoy, hambre para mañana", carpe diem será igual a apocalipsis real, lo es ya, y no un apocalipsis religioso, abstracto, sino patente, ya se sienten, con las olas de calor de este verano de 2022, la llegada de los hocicos de fuego de sus caballos gigantes y ciegos).
Siendo este libro tan importante, primero por su belleza, después, como digo, por la relevancia que tiene en su cualidad de despertar al humano hacia el respeto de la naturaleza, comienzo sin más preámbulos a desgranar la obra (muy superficialmente, apunto, porque no quiero hacer spoiler alguno del libro, que ha de leerse de principio a fin, con el menor número de guías posible, porque en la sorpresa de su lectura íntima, reside uno de sus más importantes potencias comunicativas).
Esto se dice en la sinopsis del libro "Callejero de Manglar", de Alberto García-Teresa:
"¿Qué ocurre en las extrañas casas de Manglar? En el pueblo, cada vivienda revela una fantástica singularidad que se va acumulando en un sugestivo mosaico de microrrelatos. Las historias que conservan las paredes del lugar se disparan desde el desborde imaginativo, una mirada poética, la pulsión fantástica, una trenza de ternura y cierto toque siniestro, con aroma a Calvino, Borges y realismo mágico. Siempre abiertos por la sugerencia, cincelados para potenciar la evocación y la resonancia, en estos cuentos hiperbreves se afila una mirada maravillada y desveladora de la realidad; de toda esa realidad múltiple que palpita cada segundo por debajo de la evidencia y de la rutina. Viviendas donde las habitaciones cambian de plano o que viajan por el mundo, casas con cualidades imposibles, dormitorios donde se hila una pesadilla de cabeza en cabeza, construcciones que merman, tejados que se reordenan imitando a las nubes, hogares donde se intercambian las sombras ¿Te aventuras a pasear por las calles de este delirante pueblo?"
Comencemos por el principio. ¿Qué significa manglar?
En la página Ecosistemas.ovacen.com, se dice que: "Si alguna vez has pasado tiempo junto al mar en un lugar tropical, probablemente has notado árboles distintivos que se elevan desde una maraña de raíces saliendo del lodo, es el árbol del mangle que forma el bioma manglar. Dentro de los diferentes biomas de la Tierra nos encontramos con la zona del manglar. El ecosistema manglar tiene una rica biodiversidad, es hábitat de especies en riesgo y proporciona invaluables servicios ambientales. Los manglares son extremadamente importantes para nuestro propio bienestar y para la salud del planeta. La pregunta es… ¿Podrán sobrevivir al impacto de las actividades humanas?"
De esta forma, y aunque el autor no lo diga en la obra en forma explícita, sí se infiere en cada uno de sus poros, que la obra nos increpa hacia la asunción, perdida y olvidada pero que debemos recuperar, con lo supremo natural (sólo en lo natural está lo supremo). Así la buena literatura, el sustrato grita que basta ya de dañar la naturaleza, la rica naturaleza, la pobladísima naturaleza, los pueblos, casas y habitantes de la ciclópea -no obstante, frágil, ay- naturaleza, que sin ella, somos nada más que muerte.
En "Callejero de Manglar" Alberto García-Teresa, haciendo uso de una prosa limpia más altamente poética, nos introduce, como si fuéramos Alicia en el País de las Maravillas, pero en lugar de en un mundo ficticio, en el real: ¿qué hay más real que la vegetación que puebla nuestro mundo y que tan mal tratamos?
Mediante una estructuración del poemario (estaríamos ante prosa poética -de hecho, más exactamente, estamos ante microrrelatos-, pero me gusta llamarlo poemario, porque la poesía que contiene es de una dimensión notable y muy alta) en forma de calles, más concretamente de números de calles, o sea, viviendas en la vegetación, y las descripciones de dichas viviendas y de quienes las habitan, el autor nos introduce como nadie hasta ahora lo ha hecho, en la belleza e importancia, por su riqueza, en sí misma y necesaria para todos nosotros, de todo lo que habita en la Naturaleza. De cómo se vive la naturaleza. De "quiénes" viven la naturaleza. Cuántos, cómo son. Como mirando por un caleidoscopio, y viendo al fin cómo es en verdad un valle, un árbol, un trozo de río, el libro nos adentra en las cuatro, cinco y seis dimensiones del mundo vegetal, para que despertemos del sueño de cemento de las ciudades que nos desangran, congelan, mantienen en coma.
Esta es una llamada al respeto absoluto al mundo natural. Sin duda, estamos ante una de las obras más bellas con que cualquier amante de la poesía puede toparse. Además, es bella en sí misma por lo literario. Porque incluso quienes no gusten de la poesía, y sí de la prosa, de las historias narradas, encontrarán en esta obra un manantial de alegría y estímulos, que conmueve y remueve. Sorprende, hace reír, entristece e incluso asusta. Tales son las familias y sus vidas en cada una de las "casas" naturales descritas. Cada microrrelato es una historia, tan bien escrita, con tal sorpresa mostrada la historia, crudeza y honestidad, que por eso digo que a veces asusta. Con tal certeza, que ningún botánico ni biólogo podría desdecir al autor en sus descripciones metafóricas de tal planta, cúmulo de agua o cualquier punto de bosque, campo, inflorescencia, que se relata en su día a día, que nada es inventado, sólo reinterpretado y, además, en la forma más inquietantemente bella posible.
Me recuerda a la poesía pura que en su última etapa buscaba afanosamente Juan Ramón Jiménez. En verdad, estamos ante un narrar tan limpio que recuerda al agua del río. No hay cultismos. No hay un intento del autor por recrearse, por hacer de orfebre, por mostrar sus capacidades. Hay humildad. Hay pragmatismo, hay amor. Amor por lo que se trata y relata. Alberto García-Teresa ha elegido, creo que naturalmente, un lenguaje sencillo pero de una altura en belleza como pocas (la cultura y léxico de García-Teresa es notable) para rendir respeto a la sencillez (lo más sencillo es lo más importante, en la sencillez está todo) de lo que describe.
En Callejero de Manglar se describe lo que más nos interesa sea mostrado al mundo: la verdad de la naturaleza. Que no olvidemos esas calles y cada número de ellas, por tanto cada vivienda y sus habitantes que residen en todo punto del mundo natural, el único mundo que puede salvarnos del colapso mundial al que estamos abocados.
La comparación con otro hito literario, debería pasar por 'Ocnos', de Cernuda. Mas, así como Ocnos era un recrearse en la belleza por la belleza, arte por el arte, Callejero de Manglar (para mí, mucho más hermoso) es un grito de petición de respeto al mundo natural. Y animal. Importante. Es ambientalista y animalista. Alberto García-Teresa es de los pocos componentes de la poesía de la conciencia crítica que es animalista, vegano. Eso es una cosa notable, honesta.
Alberto García-Teresa ha dado a luz una de las más necesarias y mejores obras de nuestra generación y tiempo. Recomendación de lectura inmediata. ¡Pide tu ejemplar, no te quedes sin él! Estamos, sin duda, ante una obra única y a un tiempo eslabón, una obra histórica, tanto por su nivel literario como por el terreno en que nació y transita.
DETALLE LITERARIO SOBRE EL AUTOR DE "CALLEJERO DE MANGLAR"
Alberto García-Teresa (Madrid, 1980) es doctor en Filología Hispánica con Poesía de la conciencia crítica (1987-2011) (Tierra de nadie, 2013) y ha publicado también Para no ceder a la hipnosis. Crítica y revelación en la poesía de Jorge Riechmann (UNED, 2014).Ha confeccionado antologías como Disidentes. Antología de poetas críticos españoles (1990-2014) (La Oveja Roja, 2015), Insumisas. Poesía crítica contemporánea de mujeres (Baile del Sol, 2019) o Nova mondo en niaj koroj (recopilación traducida al esperanto de poesía crítica española actual; Calumnia, 2016); de ensayos en El verso por asalto. Poesía, desobediencia y construcción antagonista (Tierra de nadie, 2018); o de los poemas de Enrique Falcón (Aluvión; La Oveja Roja, 2017), Antonio Méndez Rubio (Abriendo grietas. Poemas de, desde, hacia la utopía; Amargord, 2017), Antonio Orihuela (El tiempo de las alambradas; Pregunta, 2018) o del gallego Daniel Salgado (Huelga general; Marisma, 2018), entre otras. También ha realizado la edición de las entrevistas completas a Jorge Riechmann (Un lugar que pueda habitar la abeja; La Oveja Roja, 2018).
Es codirector de la editorial de poesía Los Libros de la Marisma. Pertenece a la asamblea editora de Caja de resistencia. Revista de poesía crítica. Ha sido coordinador de la revista de crítica sobre ficción especulativa Hélice, codirector de Jabberwock, antología anual de ensayos sobre literatura fantástica, redactor jefe de la revista Solaris y, en varias publicaciones periódicas, ha coordinado los contenidos de libros, reseñas o poesía (Diagonal, Culturamas y, en la actualidad, Viento Sur y Poder Popular).Ha escrito crítica literaria en diferentes medios: Ínsula, Quaderni Ibero Americani, Quimera, Clarín, Espéculo (UCM), Castilla.Estudios de literatura (UVA), Verba Hispanica (UNI-LJ), Adarve (UM), Kamchatka (UV), Ecozon@ (UAH), Impossibilia (UGR), Literaturas.com, Nayagua, Zurgai, Artes Hoy, El Viejo Topo, cnt, Rebelión, La República Cultural, Ariadna-RC, Nueva Cultura, Odisea cultural, Bibliópolis, Gigamesh o Prospectiva, entre otros. Además, ha realizado funciones de evaluador en revistas como Kamchatka (UV), Pasajeros (UCM) o Brumal (UB).Organiza ciclos de recitales y acciones poéticas en distintos espacios. También ha escrito crítica teatral y se dedica a la prensa musical.
Es autor de los poemarios Hay que comerse el mundo a dentelladas (Baile del Sol, 2008), Oxígeno en lata (Baile del Sol, 2010), Peripecias de la Brigada Poética en el reino de los autómatas (Umbrales, 2012), Abrazando vértebras (Baile del Sol, 2013) –traducido al macedonio (Слово љубве, 2015)–, La casa sin ventanas (Baile del Sol, 2016) y A pesar del muro, la hiedra (Huerga & Fierro, 2017), así como de la plaqueta Las increíbles y suburbanas aventuras de la Brigada Poética (Umbrales, 2008).También ha publicado el libro de microrrelatos Esa dulce sonrisa que te dejan los gusanos (Amargord, 2013).Poemas y ensayos suyos han sido traducidos al esperanto, al inglés, al francés, al serbio, al rumano, al búlgaro, al bengalí y al macedonio.