Después de un paréntesis de diez días
Durante diez días he estado de viaje por el valle del Loira alejado de la actualidad tanto nacional como internacional.
En mi ruta por los castillos (Angers, Azay le Rideau, Chaumont sur Loire, Amboise, Chenonceau, Cheverny) me he empapado de la vida y los caprichos de las realezas, incluida la del duque de Anjou, personaje de infaustos recuerdos para los valencianos que gobernó en España con el nombre de Felipe V. En mi viaje he comprobado lo bien que sabe utilizar sus recursos turísticos nuestro país vecino. Un ejemplo es el de Cheverny, rodeado de extensos y cuidados jardines en los que el elevado precio del ticket lo justifican añadiéndole una manada de perros de caza, la casa del capitán Haddock y a Tintín, personaje este último cuya relación con el castillo se limita a la amistad que tenía el dibujante belga con el propietario.
Ante esa sabia utilización de recursos propios y ajenos no puedo dejar de pensar la torpeza de Burriana incapaz de saber vender la tranquilidad y extensión de nuestra costa y la de pueblos vecinos, como Oropesa, que ha tenido en sus manos al gran cineasta Luis G. Berlanga y que incomprensiblemente, han estado siempre de espaldas a él.
Ya de vuelta repaso lo sucedido. Compruebo que como en días anteriores seguimos en campaña electoral. Unos tratando de gobernar y otros tratando impedir que lo hagan. Todos en busca de ganarse el voto. Unos tratando de gastar 6.000 MM, autorizados por Europa, haciendo jugadas como la de bloquear la mayoría del Senado y otros bloqueando con su mayoría en la mesa del Congreso ese dinero por la vía de limitar el gasto.
En Cataluña más de lo mismo. Desde el gobierno tratan de lograr, con el diálogo, una escisión del separatismo y otros alimentan el conflicto por la vía de predicar mano dura y un anticatalanismo que tantos independistas ha generado. Otros siguen en busca de obtener los dividendos de una reacción de la policía violenta que tan rentable les fue el uno de octubre del año pasado. En el fondo del separatismo se esconde insolidaridad “Lo mío para mí. Viviremos mejor con nuestra riqueza. No quiero saber nada de pagar a parados andaluces o extremeños”. Y para lograrlo prefieren la represión del Estado (policía, encarcelados, 155) que el diálogo. Saben que mostrarse como víctimas cohesiona e incrementa el independentismo.
Salto lo del máster de Casado, en donde el Supremo (como él tenía muy claro) falló que no había delito para él. Para otros tres alumnos sí. Paso de las imputaciones a ministros y del “departamento hurgador en las cloacas y trapos sucios”. Paso de las subidas de impuestos a los “infelices” que ganan 140.000 euros. Paso, en definitiva de las “escandalosas” subidas de impuestos. Mientras tanto en el hospital de la Plana una enfermera sola debe atender a treinta pacientes en una planta.
Sí me interesan pequeñas noticias como la de que PP y Ciudadanos se han opuesto a que se investiguen los bombardeos que en el 37 sufrieron Ares, Benasal, Albocácer y Vilar de Canes, poblaciones vecinas en donde nuestro golpista autorizó que la aviación alemana ensayara los efectos de las bombas lanzadas desde sus Junkers. Murieron 37 civiles inocentes en unas prácticas que eran simplemente un ensayo para utilizar la aviación en la Segunda Guerra Mundial. El argumento que han dado para impedir que se investigara y honrara a dichas víctimas ha sido de pena: “La culpa es del gobierno republicano por no haber ordenado la evacuación de esos pueblos”.
Me interesa la noticia de que en EEUU la Reserva Federal ha subido, otra vez los tipos del 2 al 2,25%, lo que es un indicador de las convulsiones que pueden producirse en los países endeudados como el nuestro al pasar los tipos de interés de casi cero al 3-4%. Que Dios no pille confesados porque la deuda mundial, con los bajos tipos ha crecido más de un 60% desde el inicio de la crisis. Todo apunta a que se está gestando otra crisis muy, muy grave que coincidirá con el derrumbe de la bolsa neoyorquina tras ocho años de ininterrumpidas subidas.
La enorme masa monetaria es hoy el mayor peligro mundial. Una masa que se mueve con regulaciones cada vez más laxas empujada por unos gestores preocupados solo por la rentabilidad a corto plazo y que juega a ganar, como aquí entre otras cosas, invirtiendo 1.200 MM en especular a la baja sobre las acciones bancarias o adquiriendo bienes inmuebles a precio de saldo para obtener beneficios por la vía de de su revalorización y de incrementar los alquileres.
Trump ha seguido siendo el mismo, es decir el mismo embustero al que no le importa romper acuerdos y favorecer que las empresas contaminen más con tal de ganar dinero mientras rompe el orden mundial, desde la Organización Mundial del Comercio hasta la ONU para tratar de evitar, como apuntan algunos analistas, el declive de EEUU como primera potencia mundial y que China ocupe ese lugar.
