Mei Ming

En ocasiones, la soberbia e incluso la melancolía te juega malas pasadas, modificando el destino de los nobles soñadores que argumentando sabiduría sin mercenarios, hace que se te derrumben montañas que han sido construidas, grano a grano, durante millones de años.

No debemos creer en desafortunadas opiniones de los necios que faltos de argumentos sólidos, confunden el insulto con el valor de la palabra.

Tengo la suerte de poder dialogar con amigos, de temas diversos, de variados contenidos y siempre en un clima de mutuo respeto y admiración. Uno de ellos, compañero de estudios, me invitó este verano a la presentación en el auditorio de la sede de la SGAE en Valencia, de un CD que había grabado un hijo suyo, Juan, junto con su compañera Carol y que con el nombre de Mei Ming, pretenden hacerse un hueco en el difícil mercado discográfico español.

Fue una pacificadora y agradable sorpresa, el poder escuchar en directo la preciosa voz de la componente femenina del dúo y el sentirme fuertemente atraído por la música y la instrumentación de Juan, un músico con todo el significado de la palabra.

Al finalizar el acústico recital, tuve ocasión de adquirir un ejemplar del compacto y departir amigablemente con ellos, una corta conversación que desembocó en una visita a la emisora local de Radio Sis, donde se dieron a conocer al público de Burriana.

Me llamó la atención el por qué habían elegido ese nombre. Solo tuve que abrir la caja y leer el interior de la carátula. Mei Ming, que quiere decir en chino “sin nombre”, es la denominación que en China recibían los niños y niñas abandonados (muchos asesinados) por no ser “útiles”, sobre todo en familias pobres, donde por ejemplo, el nacimiento de una niña podía considerarse poco menos que una maldición. La política de un solo hijo que propiciaba esto ha cambiado, pero en todo el mundo siguen naciendo y muriendo a cada instante muchas y muchos “Mei Ming”.
Después de contaros esto, podréis entendernos al deciros que hemos decidido adoptar el nombre de aquellos y aquellas que no lo tienen y dedicarles nuestra música. Quizá tú seas un “sin nombre”, o quizá no, pero seguro que eres uno de aquellos a los que queremos que lleguen las emociones que guardamos en este álbum.

Son 12 canciones, llenas de vivencias y como ellos mismos reconocen, de emociones. Les dije que me recordaban a una excelente cantautora catalana, Mayte Sanz que en 1997 grabó un bello disco y que desgraciadamente pasó desapercibida para los “grandes consumidores” . Pero este no es el futuro que les espera a Mei Ming, ya que solo necesitan un productor avispado que les lance a la fama.

El pasado año presentaron una de sus composiciones, en la preselección del Festival de Eurovisión. Aunque quedaron en uno de los primeros lugares, desgraciadamente fueron barridos por el esperpéntico Rodolfo Chiquilicuatre (q.e.p.d.).

Si alguno de mis lectores quieren conocer alguna cosa más de ellos, pueden consultar su página web, donde saber más cosas y escuchar sus canciones.

Tomen nota: www.mei-ming.com