La liquidación por derribo de Podemos
Este titular aunque parezca el fin de un edificio, quiere expresar la opinión que me merece, lo que está sucediendo en Podemos, después del sonado fracaso de los resultados obtenidos el 26-J. Me parece que, sin reaccionar de ellos, están en la inevitable pendiente hacia una situación muy difícil como organización, en la que se encuentran en estos momentos.
Cada día Pablo Iglesias – que parece ahora el mudito de Blancanieves – tiene más problemas, y más serios.-
Los críticos de Podemos Galicia, han amenazado con la ruptura y “comenzar un camino en solitario”, si finalmente la marca del partido se diluye en En Marea, a través de una integración “vestida de falsa coalición” para las elecciones autonómicas del 25 de septiembre, aunque descartan presentarse a esos comicios en solitario.
El pasado miércoles 10 de los corrientes, el portavoz de Xunta Podemos, Carlos Armada, ha mostrado su “apoyo y confianza plena” a la Secretaria general de Podemos Galicia, Carmen Santos, a través de un comunicado en el que asegura que es la “única representante” de los inscritos en la formación morada y “el único cargo que puede representar al partido en este proceso y consecuente toma de decisiones”.
Junto a esta anunciada fractura, los problemas internos se acumulan, hasta el extremo que Pablo Iglesias baraja su retirada, si Podemos no es imprescindible para formar Gobierno.
Y si después del descalabro de las últimas elecciones, las pretensiones de Pablo Iglesias a estas alturas, pasan por conseguir unos resultados que sean suficientes para colocar a Pedro Sánchez en la tesitura de tener que elegir entre el líder de podemos – el coletas – o Mariano Rajoy. Lo tenemos claro, es blanco y en botella. La retirada de Pablo Iglesias será muy próximamente un hecho consumado. Si es fiel a sus palabras.
Pero sin embargo, los “cerebros del partido” comienzan a diseñar, muy vagamente pues, la campaña para las elecciones generales.
Es una estrategia más a largo plazo, para ejercer la oposición en lugar del Gobierno, encaminada a sobrevivir “empantanados” en una eterna legislatura de cuatro años, sin el colchón de la tan mentada “ventana de oportunidades”.
Los problemas son ya muy grandes y serios, y no se puede continuar con ellos mucho tiempo. El propio Pablo Iglesias, ya ha insinuado a su equipo más cercano que, si no era Presidente del Gobierno, podría rebajar su papel dentro de la organización, e inclusive echarse a un lado.
“Si cambia el escenario, no sé si tendré un papel relevante en ese futuro”, ha dicho.
Más claro el H2O. Que se ha creado una situación que lleva a parte de las bases más activas a temer que “el efecto desilusión” afecte a la desmovilización, no solo del electorado como muestran los últimos sondeos, sino también internamente, ya que por ejemplo en unas primarias participo un escaso 15,7% de la militancia, ha sido otra de las constantes en los últimos meses.
Una situación que lleva a parte de las bases más activas, repito, a temer que el “efecto desilusión”, máxime cuando las expectativas presentadas al electorado, no eran otras que las de gobernar, cunda tras las elecciones próximas y provoque que la vuelta a un movimiento-partido, carezca de bases suficientes para sostenerlo.