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El complicado binomio electoral 2019 - 2020

    En nuestro país, ya tenemos elecciones Autonómicas, Municipales y Europeas, fijadas para dentro de un año, y cuyos resultados van a tener unas repercusiones muy significativas, porque de hecho van a aparecer como los resultados de “Las Primarias” de las Elecciones Generales del 2020.

    Estos dos años electorales transcendentales, que vamos a vivir intensamente en España, se van a dar en un complicado contexto en Europa, donde las convocatorias electorales más recientes, vienen castigando a los partidos políticos, digamos clásicos, que se están convirtiendo en las víctimas de la crisis que hoy padecemos los países de la Eurozona, por: “el terrorismo, la globalización, la migración y el nacionalismo, entre otros problemas de orden económico y social”.

    Y ese “castigo” que hoy sufren los partidos clásicos, tanto de derechas como de izquierdas socialdemócratas, son en mi opinión, como consecuencia  de la incapacidad de las formaciones políticas tradicionales, de abordar con eficacia esos problemas que vengo de señalar.

    Y como consecuencia de ello, lo que emergen como alternativa a esos partidos, y por lo que apuestan amplios sectores de la ciudadanía, son los movimientos populistas, de derecha y de izquierdas, que engañando a los electores con el “mantra”:“No somos de izquierdas ni de derechas”, acompañado del “No nos representan a los ciudadanos”, que logran acaparar importantes apoyos provenientes de los partidos tradicionales.

    En general esos grupos, son de incierto futuro político, que se presentan como movimientos con más democracia interna, y un plan anti-todo,  pero que la realidad sin embargo, ha demostrado lo contrario, en cada uno de los países donde han surgido. Y en España el ejemplo más evidente es Podemos y en cierta medida Ciudadanos.

    Pero en las últimas elecciones celebradas en Hungría, los socialistas han vuelto a fracasar aplastados por el nacionalismo ultra-conservador de Vitkor Orban, y los xenófobos de Jobbik. Y en Italia el fracaso del Partido Demócrata de Mateo Renzi, arrinconado por populistas y nacionalistas, por la izquierda y por la derecha. Son solo dos ejemplos, dos pruebas donde se constata que los partidos de la izquierda son los que más sufren el fantasma  que se está extendiendo peligrosamente por Europa, que no es precisamente el fantasma del Comunismo que anunciaba Carlos Marx.

    Pero si este fenómeno, se está produciendo, es por una sola causa – en mi opinión – y es que, los electores no les han perdonado a los partidos de izquierda socialistas, que hayan afrontado la crisis económica con medidas y propuestas similares a las que han practicado los partidos de la derecha. Y no hay otra explicación, creo yo, que lo explique mejor y más claro.

    En su reciente libro “Ganar el futuro”, el socialista Joaquín Almunia señala que la Unión Europea y la Socialdemocracia “son las principales víctimas políticas de la crisis”, y que su deterioro ha dado paso a populismos ultra-conservadores – menos en los países del sur  que son de izquierdas – y a trasnochados nacionalismos.

    En buena medida, es esa la realidad en la que estamos, y por lo tanto, el futuro de Europa va a depender de cómo se gestione esos perniciosos fenómenos. Porque la verdad, es que los partidos clásicos de izquierda, han sido barridos incluso en países donde su presencia era hegemónica, como ha sido en Francia, donde el Partido Socialista, pasó el año pasado de gobernar el país, a sufrir una humillación sin precedentes, con un 6% de los votos.

    Otras derrotas de los partidos de izquierda, han ido configurando un mapa ideológico desconocido en la Unión Europea, ya que tan solo dos de los 28 países – Grecia y Portugal – son gobernados por la izquierda, sin embargo hace dos décadas los partidos socialdemócratas dominaban la mayoría de los Ejecutivos en el continente Europeo.

    Pero el fenómeno “Castigo” también está afectando a los partidos de la derecha tradicional, por esa falta de soluciones y propuestas  claros, tanto para sus propios países, como para Europa. De ahí que el habitual relevo entre los partidos clásicos de izquierda ó derecha, no se produzca, porque los ciudadanos – hay que reconocer – ya no se fían de ninguno de ellos. 

    Lo que ha venido a generar un espacio, que favorece la aparición del nuevo experimento de los movimientos populistas, en los países de la Unión Europea, que no responden a las lógicas políticas tradicionales, que prometen rápidas y fáciles soluciones para los problemas más complejos, pero sus propuestas en la práctica son un bla, bla, bla, tan inservible como irrealizable, pero son los que están acumulando los apoyos ciudadanos, a pesar de la inviabilidad de “Esos proyectos”.

    En el fondo lo que sucede, la impresión que ofrecen estos populismos, con los apoyos que reciben, es que los ciudadanos de un sociedad indignada “Prefiere votar a quien le administra la rabia”, en lugar de “Votar a quienes les prometen solución”.

    El ejemplo de Alemania, donde la crisis ha golpeado con menos intensidad, los partidos clásicos el CDU, CSU y el SPD, también se resienten, y habrá que ver las repercusiones que les produce a ambos partidos por el acuerdo de gobierno entre la Merkel y el SPD, pero la fuerza que hoy es la principal fuerza de oposición, es Alternativa para Alemania, un grupo ultraderechista y euroescéptico que solo cuenta con cinco años de existencia.

    Y en el caso de nuestro país, también viene perfilándose una situación donde organizaciones que aún no están estructurados como partidos políticos al uso, como Podemos y Ciudadanos arrebatan determinadas intenciones de voto del PP y del PSOE según las encuestas y sondeos, en los cuales se señalan incluso la probabilidad de que Ciudadanos acabe ganando las elecciones.

    Claro que, se puede decir: “las encuestas, encuestas son”, sin embargo la desafección de los ciudadanos en gran medida a los partidos tradicionales, no solo hay que verlo a través de los citados sondeos, que dicen medir los retrocesos electorales de dichos partidos políticos. Sino que hay otro dato de gran interés por su objetividad, que son las grandes movilizaciones recientes, que han nacido, se han desarrollado con un alto grado de coordinación interregional y sectorial, que las han materializado al margen de las organizaciones políticas y sindicales.

    Las grandiosas manifestaciones feministas del 8 de marzo, así como las numerosas manifestaciones de los jubilados en todas las capitales del país, cuyos promotores en alguna de ellas, rechazaron la presencia de dirigentes políticos en lugares destacados, e incluso banderas de los sindicatos, ha sido evidente en muchos lugares. Como las movilizaciones que se están desarrollando para manifestar el juicio y la condena que les han impuesto  a los violadores, de “La manada” que han sido un insulto a todas las mujeres y los hombres que estamos en contra, y que tampoco las ha convocado ningún partido ni organización sindical. 

    Pero ese desarraigo a los partidos políticos, se está midiendo también por las cifras de afiliados que cuentan. En Alemania el SPD y la CDU-CSU han perdido la mitad de los suyos en dos décadas. En Francia, el PS ha pasado de casi 300,000 a menos de 100,000 afiliados y de ellos solo 42,000 figuran con sus cuotas al día.

    En nuestro país, con todos los problemas internos que se han vivido, el PSOE que contaba con 400,000 afiliados, ha pasado a 180,000, mientras que el PP que dice tener 800,000 adeptos, solo 160,000 pagan sus cuotas. Y donde el desprecio social a los partidos se repita en los sondeos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), son factores muy preocupantes.

    Precisamente en ese contexto que estamos viviendo en los países de la U.E. y que he creído conveniente recordar, conviene destacar valorando el acierto que ha tenido el PSOE, al adoptar con grandes dosis de inteligencia política la necesaria e importante posición ideológica y política de una Nueva Socialdemocracia, y el liderazgo de Pedro Sánchez y de una nueva Comisión Ejecutiva, que con sus propuestas y medidas, van a conseguir que se produzcan los cambio de Gobierno y de políticas en nuestro país, pero igualmente y con toda la modestia del mundo, son ya un referente ejemplar  para los partidos socialdemócratas en Europa.

    Y esa referencia, que es hoy el PSOE como partido de izquierdas, tanto en nuestro país y frente a quienes prefieren prescindir de “Los partidos” y sostiene ese “mantra” como bandera, nos permite afirmar con más fuerza cada día que “Prescindir de los partidos”, no es la solución porque “la experiencia de nuestra historia nos ha enseñado que todavía es mucho peor que un sistema con malos partidos, un sistema sin ellos”.

    Por eso, y desde la compleja realidad que he tratado de plasmar en la presente reflexión, creo muy necesario valorar y apoyar la labor de “La nueva Socialdemocracia que desde el PSOE y el liderazgo indiscutible de un hombre de Estado como está demostrando Pedro Sánchez y de toda la Comisión Ejecutiva”.

    Porqueesuna labor, que vienen desarrollando día a día,  con valentía y acierto político, y que sin lugar a dudas van a recuperar los apoyos necesarios de los españoles, para acabar con el Gobierno de Mariano Rajoy en las primeras elecciones que lo hagan posible.

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