El artículo 155 forma parte de la Constitución
La puesta en marcha de las medidas que el Gobierno de Mariano Rajoy ha presentado al Senado, para que en esta Cámara se decida la aprobación de las citadas medidas, es solamente la obligación constitucional que permite al Gobierno de la Nación, adoptar las disposiciones que estima oportunas para restaurar el orden institucional en Cataluña.
Y esas disposiciones del Gobierno, que cuentan con el respaldo del PSOE y Ciudadanos, han sido el paso obligado que se ha tenido que tomar en aplicación del artículo 155 de nuestra Constitución de 1978. Eran necesarias en un momento complejo y cargado de ilegalidades e incumplimientos reiterados de las disposiciones legales, por el Govern y el Parlament de Cataluña.
Y como consecuencia de las reiteradas voluntades desde las instituciones del Govern, se están dando lugar a mayores crispaciones en la sociedad catalana, inspiradas todas ellas desde los sectores radicalmente independentistas, como la CUP, Junts X Si, ERC y PdCAT, que agitando por bandera la falsa verborrea que pretende presentarse como “los violados” de sus libertades y derechos, por el Estado de derecho, sus leyes y las normas democráticas que contempla nuestra Constitución.
Y con estas “Políticas de mareo” de engaños y falsedades, que se están haciendo desde el Presidente de la Generalitat y los sectores independentistas, se están confundiendo – en mi opinión – muchas personas.
Personas, que se olvidan por completo, de que tenemos una Constitución de las más avanzadas de Europa, y que nos ha aportado durante 39 años la Libertad y la Democracia en el periodo de estabilidad política, más dilatado de nuestra historia.
Y partiendo de “Ese olvido de la Constitución y de lo que supuso para todos los españoles que la refrendamos por una inmensa mayoría”, y fruto de las actitudes “Confusionistas” de partidos secesionistas como los señalados y de Podemos, hoy se hacen manifestaciones inaceptables por su falsedad, que consideran que: “la aplicación del artículo 155 de la Constitución, es una traición del PSOE”.
Esa indigna calumnia que se han inventado los dirigentes de Podemos, Iglesias, Echenique y la portavoz en el Congreso Irene Montero entre otros, es un intento desesperado de impedir que Pedro Sanchez siga por la clarividencia de sus manifestaciones ocupando el liderazgo de la izquierda.
Porque si el PSOE que a lo largo de sus 140 años de Historia, que ha sido un partido constitucionalista, no apoyara hoy la Constitución, lo que estaría traicionando es a la Constitución, a la Libertad y la Democracia, y a los millones de españoles que la votamos en Referéndum. Y que es lo que traiciona Pablo Iglesias identificándose con el independentismo de los Puigdemont y Cia.
Pablo Iglesias hoy a la desesperada sigue con su “Fracasado mantra del Sorpasso” al PSOE, fracasó en su “Moción de censura” y en otras muchas extravagancias y ocurrencias que un día eran de una manera y al día siguiente eran lo contrario. A donde nunca se equivocó, fue en su “¡NO! a la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno” y de facilitar con ello, que hoy siga como Presidente Mariano Rajoy. Ese es el “curriculum vitae” Pablo Iglesias.
Y el problema en Cataluña, no está planteado entre las leyes, la Constitución, el Estatut y las disposiciones del Tribunal Constitucional, el Tribunal de Justicia de Cataluña y sus decisiones. ¡No! entre las citadas instituciones no hay ningún problema. El problema y sus dimensiones excepcionales ha surgido, por la violación de todas ellas, por el Govern y el Parlament de Cataluña, para lograr desde la total violación de las leyes y normas, la proclamación de la independencia y la República. Ese es el único y gran problema.
Y es por ello, que el Gobierno en aplicación y defensa del Estado de Derecho, ha tenido la necesidad de ejercer con todas las medios constitucionales que ha estimado conveniente, para la recuperación del orden institucional en Cataluña.
El problema, el gran problema es el que han creado los Puigdemont y Cia, y no otro. Que no se pueden creer, ni hacer creer, por supuesto, que todo lo que diga “la mayoría del pueblo” es la expresión pura de la justicia y la legitimidad. Porque eso no es siempre así, y menos en Cataluña donde el nacionalismo se ha inventado su historia, y no tiene razón en sus planteamientos separatistas.
Porque la razón, de una sola persona que tenga razón, puede valer más que la voluntad de la mayoría, si esta no la tiene. Y ese es el caso que estamos constatando en Cataluña, porque afirmar desde posiciones minoritarias que: “Las leyes no pueden imponerse contra la voluntad del pueblo” ó que “La ley es la ley”, son frases que por sí solo no resuelven los problemas. Estos requieren dialogar siempre en el marco de las leyes, que en España se derivan del acatamiento y respeto de la Constitución de 1978, refrendada por la inmensa mayoría de españoles. Dialogo que siempre han rechazado los Puigdemont y Cia.
Y que el nacionalismo catalán, haya inventado su propia historia. La de un pueblo, el catalán, al que “España le roba cada año 16,000 millones de €”, y que “tiene derecho a decidir lo que quiere ser”, entre otras milongas, son muestras de sus grandes mentiras como las de vender, que “Cataluña independiente continuara permaneciendo a la Comunidad Europea” y otras por el estilo. Eso es muy propio de los proyectos nacionalistas en nuestro país, y en otros como la historia nos ha demostrado, que el Nacionalismo no les ha aportado ningún bienestar a sus pueblos.
En nombre del “pueblo”, se han justificado los peores horrores que ha conocido la historia de las naciones, y se ha usurpado la voluntad real de la mayoría de las sociedades. Este es hoy, el claro ejemplo de la situación creada en Cataluña por Puigdemont y Cia.
Mientras que la aplicación del artículo 155, no entre en vigor – y que presumiblemente lo hará, a finales de esta semana – las manifestaciones independentistas van a darse en Cataluña, porque ese es, el orden del día del “separatismo”.
Y mientras tanto, Puigdemont sigue con su “secretismo manipulador” que: “Ni proclama ni deja de proclamar” ni el independentismo ni la República, tal y como preveía la ley de Transitoriedad suspendida por el Tribunal Constitucional. Pero el motivo, no es otro – en mi modesta opinión – que Puigdemont está valorando sus intereses particulares, porque de seguir por la vía ilegal, eso solo le va a conducir a ser destituido como President junto a todos sus Consejeros, sino que en aplicación del Código penal pueda ser detenido, juzgado y condenado hasta 30 años de prisión, por el “delito de Sedición”.
Yo estoy convencido, que la aplicación de las medidas acordadas por el Gobierno y sancionadas mayoritariamente por el Senado, va a encontrar la reacción del radicalismo separatista. Pero esas medidas para restaurar en Cataluña el orden constitucional y la legalidad, que eran necesarias van a necesitar de la convocatoria de unas Elecciones Autonómicas para que el conjunto de la sociedad catalán, pueda participar en unos comicios legales y de respeto a las Normas democráticas, y que de sus resultados surja por la voluntad democrática del pueblo, una nueva correlación de fuerzas políticas en el Parlament.
Y sinceramente deseo, y así lo espero del pueblo catalán, que con sus votos decidan la “invisibilidad parlamentaria” de los representantes que figuren en las candidaturas de la CUP y de todas aquellas fuerzas separatistas, habidas y por haber.
Porque solo una nueva correlación de partidos políticos que favorezca a los partidos constitucionalistas, van a ser – en mi opinión – el factor decisivo para la reconstrucción de una Cataluña, que reivindicando sus derechos, lo haga y encuentre solución sin ningún separatismo, en la reforma de la Constitución de 1978, de este gran país que es España.
Esta es mi modesta opinión, porque es y será la única solución a la crisis que nos ha generado el Nacionalismo catalán.