Año Nuevo ¿Fe nueva?

Al día siguiente de los Santos Inocentes, apareció el Conseller de Sanidad, Manuel Llombart, anunciando, como si de una inocentada tardía se tratara, la demolición de las antiguas instalaciones de La Fe de Campanar en el 2015. El mismo día, por cierto, que también aparece en un periódico de tirada nacional un informe de la Intervención General de la propia Generalitat, en el que se detectan malas prácticas presupuestarias en la Conselleria de Sanidad (también habla de la de Educación) y menciona puntualmente la nueva Fe, de la que dice que “no se realiza ningún seguimiento de las sustituciones y se desconoce el crédito disponible y el gasto mensual”.

Soy muy escéptica yo con las casualidades, y tratándose de que el año en el que acabamos de entrar es un año electoral, no es de extrañar que oigamos noticias del estilo de la primera, pues ya se encargarán los políticos que nos (des)gobiernan de encontrar piedras que quitar o que poner para hacerse la consabida foto, que eso es bastante barato… y luego Dios dirá… porque si no hay dinero, seguirá sin haberlo ahora y dentro de unos meses, por mucho que ellos y ellas se empeñen en prometer, aunque claro, siempre está el votante que no verá más allá de esa foto-montaje-promesa…

Pero a lo que voy. A mi me preocupa mucho más la segunda noticia, pues el tema de la sanidad en nuestra comunidad es mucho más serio como para ir de anuncios preelectorales y, aunque nuestros dirigentes ya nos tienen acostumbrados a hacer proyectos sin proyectar, planes sin planificar y acciones sin consensuar, luego los perjudicados somos los ciudadanos y ciudadanas que hemos de sufrir sus caprichos.

La nueva Fe es el ejemplo perfecto de ello. Ya en los inicios de su proyecto, encontró muchas voces en contra, pero así y todo, se tiró adelante con este macro hospital sin escuchar las recomendaciones de los expertos… Y ahora nos encontramos con unas instalaciones maravillosas, en las que podemos estar en unos “halls” que parecen los de un aeropuerto, en las que no se sabe muy bien por qué los niños comparten las urgencias con los mayores, en las que en los ascensores no caben casi ni las camas, lo que hace imposible una reanimación en ellos, en las que las distancias a salvar entre unos espacios y otros son tan enormes que no resultan operativas, en las que las camas inteligentes del siglo XXI se quedan “aparcadas” por no tener piezas de repuesto… Hablar con el personal sanitario que allí trabaja resulta muy enriquecedor… y aterrador.

En estos momentos, cuando todavía queda en la nueva Fe todo un bloque sin habilitar por falta de presupuesto, nos sale el Conseller anunciando la demolición de la antigua Fe para hacer no se sabe muy bien qué…¡¡¡Qué absurdo!!! Y es entonces, al no encontrar una respuesta coherente a las mil preguntas que surgen, cuando saltan todas las luces rojas y piensas si esta no será otra maniobra para ceder otro espacio público a las empresas sanitarias privadas…

La verdad es que no sé si encomendarme a nuestros dirigentes o a los Reyes Magos de Oriente y pedirles que se haga un verdadero estudio del mapa sanitario y se actúe en consecuencia, pues solo así se cubrirán las necesidades sanitarias de los valencianos y no solo las necesidades electorales de los políticos.