Cariño, voy a por tabaco…
…y no volver nunca más.
Parece que este chiste, llevado a la realidad, es más habitual de lo que creemos, pues cada día se reciben alrededor de 34 denuncias en nuestro país de personas desaparecidas. Niños y niñas, personas jóvenes o adultas, o mayores, hombres y mujeres de cualquier edad y condición social.
Recuerdo un caso que me impactó por lo cercano, pues sucedió en mi pedanía, y que aún hoy me causa un estremecimiento, ya que sigue siendo uno de esos que siguen abiertos, sin resolver. Fue hace alrededor de 30 años y ella, la desaparecida, tendría más o menos mi edad. Estaba casada, tenía un bebé de un añito y acababan de comprar un piso nuevo que estaban arreglando. Salió un mediodía hacia el pueblo colindante, muy cercano, a un establecimiento de persianas para su casa nueva, y no llegó. Ni tampoco apareció a la hora de la comida a casa de su madre. Ni a la hora de la cena… Ni nunca…
La familia, sometida a los excesos informativos, aunque por aquel entonces era una mínima parte de lo que es ahora, tuvo que soportar la presión mediática sobre la tristeza y desazón que debe suponer una pérdida en esas condiciones, ya que esa persona querida no sabes si aparecerá muerta en cualquier barrizal, o si ha sido captada por alguna organización de trata de blancas o para comercio de órganos. En cualquier caso, debe ser una situación terrible.
Ahora estamos inmersos, ya que los medios de comunicación han decidido que éste sea el caso estrella del verano y debemos conocer, sí o sí, todos los pormenores del mismo, en la desaparición de una joven de una acomodada familia el pasado mes de agosto, de la que la última noticia que se tiene de ella fue de un mensaje que envió desde su móvil la noche de su desaparición.
Sin embargo, no es la única persona desaparecida ni lo será, ya que, como decía antes, cada día son muchas las personas que desaparecen sin dejar rastro, alrededor de 14.000 al año. La cifra causa escalofríos, ya que, aunque de todos estos casos el 70% se resuelven satisfactoriamente durante el primer mes y más del 96% acaban resueltos en el transcurso de un año, quedan muchos procesos inquietantes que se quedan abiertos años y años, sin ninguna pista del paradero esas personas desaparecidas.
Así como también se ha dado la circunstancia de personas que han muerto el mismo día de su desaparición y que, aunque parezca increíble, se las ha enterrado en una fosa común sin buscar y notificar a su familia lo sucedido… Algunas familias se han enterado años después, cuando alguien, por casualidad, se da cuenta del error cometido. ¿Cuántos casos habrá en esta situación? ¿Cuántas personas desaparecidas estarán en una fosa sin identificar? ¿Por qué no se cruzan los datos inmediatamente entre las diferentes administraciones y cuerpos de seguridad?
Todo esto me resulta tan espeluznante, como la fijación de la prensa en algún caso para vender horas de televisión, hablando de esas familias durante semanas y semanas, sacando a la luz aspectos de su vida privada que nada tienen que ver con el suceso, mientras otros pasan totalmente desapercibidos para los medios de comunicación… y todas sabemos que lo que no es noticia no existe…