La receta liberal
Son tiempos de crisis. Son tiempos de repensar las cosas. Son tiempos de ahondar en las convicciones propias, revisarlas y reaccionar ante la situación en que un pésimo gobierno, y lo digo en cualquiera de los sentidos imaginables, nos ha metido.
A fuerza de no querer saber y por tanto de no poder ni saber prevenir, a fuerza de cerrar los ojos ante una terrible realidad que se nos venia encima, como el niño pequeño que ante una situación de terror, cierra los ojos, pensando que por no verlo aquello deja de suceder, hemos entrado sin remedio en una dura espiral, donde las cosas son peor de lo que algunos venían diciendo y por tanto es necesario asumir propuestas que no dejan tiempo a la demora.
Es tiempo digo de repensar, no el modelo económico, como dicen algunos, pero si las recetas necesarias para dar la vuelta a una situación, en España, en nuestra querida España y poder salir del marasmo en que este pésimo gobierno, insisto, nos ha metido sin sentido, sin razón y sin compasión.
El mismo premio Nóbel de economía, Paul Krugman, uno de los referentes económicos de la izquierda europea, advierte a Zapatero con total contundencia, que lo de España es para nota, que las perspectivas son, en palabras del propio Krugman, aterradoras y que son necesarios cambios drásticos y reformas estructurales importantes.
Y no es que le falte razón Krugman, aunque con toda seguridad aparecerá gente del gobierno renegando de su guru económico, porque los últimos datos que poseemos confirman que más del 80% del paro generado en toda Europa en el 2008, ha sido generado en España. El dato es realmente estremecedor. No por imaginable, resulta menos lamentable. Lideramos el paro en Europa de forma contundente.
Es por ello que muchos abogamos, como Krugman, por importantes y necesarias reformas estructurales, es decir tributarias, fiscales, laborales etc., que Zapatero es incapaz ni siquiera de plantear. Aun más que demoniza cuando en un debate con Rajoy le espeta “ nosotros no plantearemos un decretazo contra los trabajadores”. Valiente demagogo.
Hoy hemos sabido que los propios trabajadores de una importante empresa del sector del automóvil, ha decidido congelarse los sueldos, en un acto de responsabilidad mucho mayor que el de un presidente de gobierno, que no sabe que hace en lo alto del palo, como la tortuga que alguien dejo allí ( en lo alto del palo) y que todo el mundo pensó que había que bajarla, porque no servia para nada.
A Zapatero, hay que bajarlo de lo alto del alo, como a la tortuga, porque no sirve para nada que este ahí. Un presidente de gobierno que no distingue entre un problema coyuntural y otro estructural, y que es incapaz por tanto de poner ninguna reforma en marcha, probablemente porque las considere demasiado liberales.
Quiero abogar ahora por ellas, porque son necesarias como demostraron los Aznar, Rato, Montoro, etc., y porque han demostrado tener la eficacia que se requiere en este momento para parar la sangría de parados que existe en España.
Mi buen amigo Miguel Barrachina, dice e su artículo, La pobreza que viene, que se actuó porque la economía daba incipientes síntomas de debilidad, que es lo contrario de lo que esta haciendo este pésimo gobierno. Por ello lo que yo he venido en llamar La receta liberal, debe ponerse de nuevo en marcha, desde el profundo análisis de la situación actual y con el objetivo claro de devolver a España, desde el unto de vista económico y social, al lugar que nunca debió de dejar.