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Por Marta Grau y Mª Ángeles Medina (Estudiantes de Sociología de la Universidad de Valencia)
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¿Ser o no ser social?

    Todo gobierno lleva bajo su brazo una ley educativa, la suya, destinada a reemplazar la anterior, la del otro. Cada ley, con su gobierno, desde 1977. Ahora nos encontramos de nuevo en esta situación: un nuevo gobierno con una nueva ley, pero esta no es exactamente nueva y tal vez tampoco sea íntegramente suya: la LOMLOE, Ley Orgánica de Mejora de la Ley Orgánica de Educación -la LOE-.

    La particularidad de una “M” entre “LO” y “LOE” en la Ley Orgánica de Mejora de la Ley Orgánica de Educación refleja a la vez una discontinuidad y una continuidad intencional del inmediato modelo educativo español. La LOE -Ley Orgánica de Educación (2006)- apostó por la equidad, y la LOMCE -Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (2013)- abogó por la calidad. Ambas cualidades remiten a valores sustancialmente apreciados por la ciudadanía, o en otras palabras, fuertemente legitimados. Por su parte, la LOMLOE (2021) pretende actualizar y mejorar la LOE al mismo tiempo que introducir la calidad que plantea la LOMCE: expresa así una apuesta desde la institución y la práctica educativa a favor de una unión entre equidad y calidad, conceptos enfrentados por las leyes precedentes pero ahora compatibles. Este giro educativo supone un reto no solo para la comunidad y el sistema educativo sino para el conjunto social último, la sociedad.

    La educación se expresa como un espacio de acción para el desarrollo de formas de vida y, se define a partir de nuestras experiencias y nuestro momento del ciclo vital, del entorno social en el que se circunscribe cada uno de nuestros eventos vitales y, al mismo tiempo, del orden social y de la coyuntura que afecta a cómo podemos llegar a ser . La explicación sobre la importancia imperativa de la educación es multidimensional, tanto a nivel personal como político. Podría negarse la irreductibilidad del fenómeno de la educación en toda sociedad, pero una comprensión reflexiva de este en nuestro presente, nos advierte de la existencia de un déficit social en nuestro sistema educativo que resulta imprescindible superar.

    La LOMLOE supone una apuesta por lo social , que se expresa tanto en su propuesta de garantizar la igualdad de oportunidades como en la introducción -quizás no casual- de elementos de reflexión sociológica –desde la ecología hasta la igualdad de género pasando por la diversidad multicultural- a través de principios normativos que recaen transversalmente sobre la educación y la comunidad educativa. Por todo ello, apostar por la LOMLOE implica aspirar a articular un nuevo modelo educativo promotor de las ventajas y  las cualidades implícitas en la participación equitativa de la presente y futura ciudadanía en el aprendizaje; reconocer el ser en sociedad y la necesidad de una educación con sociedad y, en última instancia, la expectativa de lograr una ampliación democrática a partir de la inclusión educativa.

    En ambas propuestas paralelas, la confluencia entre equidad y calidad y una educación transversal en valores para la ciudadanía global, creemos que se abre una ventana de oportunidades para la Sociología, bien como disciplina autónoma bien como perspectiva transversal.

    En muchas ocasiones se presenta a la Sociología y a la política como dos prácticas que se llaman la una a la otra, no obstante, el conocimiento sociológico ha sido repetidas veces negado por la disposición política en materia educativa en España. La ausencia de la Sociología en la educación secundaria ha sido obviada, tanto por su carácter particular y escasamente legitimado dentro de las ciencias como por un exiguo reconocimiento en el mercado laboral español. Tal como se ha aludido, una ausencia posiblemente deliberada por las decisiones políticas en materia de educación. De igual modo, consideramos el hecho de no incluir el perfil de sociólogas y sociólogos en ninguna de las disciplinas de educación secundaria y de formación profesional como un resultado de pretextos no justificables. Esta doble ausencia aumenta gravemente el déficit sociológico en nuestro sistema educativo español, contrastando poderosamente con la notable presencia de la sociología en el panorama educativo europeo e internacional.

    En la inminente propuesta de Ley educativa todavía está por concretar la optatividad del currículum educativo -competencia de las autonomías y único espacio donde la Sociología tenía lugar antes de la LOMCE-. Este contexto, parcialmente abierto, deja entrever una posibilidad para el retorno de la Sociología al lugar pedagógico que un día le fue arrebatado y, al mismo tiempo, devolverle a la educación la posibilidad de aprender-enseñar con sociedad . Consideramos que la educación a la que aspira esta propuesta de Ley, con clara apuesta por lo social, no tomará un sentido completo sin la incorporación de un cuerpo de conocimiento sobre, precisamente, lo social: la Sociología, dispositivo de autoconocimiento de la sociedad y de nosotros y nosotras en tanto que seres sociales.

    Sin la Sociología, vector de conocimientos y acciones que facilitan la inclusión de la ciudadanía en la educación y, por ende, en la democracia, lo social no toma cuerpo sino que queda capturado en principios normativos y en valores éticos. Sin la Sociología como parte del currículum pedagógico, nos encontramos ante un déficit social en un espacio de acción para el desarrollo de formas de vida, la educación. Por consiguiente, sin la Sociología, la LOMLOE se traduciría en una propuesta de educación casi con sociedad , en una apuesta por el aprender a ser casi-social y en un reconocimiento de la casi-existencia de la Sociología.

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