Pecado mortal electoral
Hermanos: Está claro que todos tenemos cierta tendencia a la exageración. Es lo mismo cuando uno sube fotos a Facebook, y que lo lógico es que suba sus mejores fotos, las que se encuentra mejor parecido. Las guapas son guapísimas y los feos somos menos feos.
Pues lo mismo ocurre cuando uno se pone a redactar su curriculum. No querrá usted que ponga una foto en la que he salido con la boca torcida o que he cerrado los ojos. Hasta es lícito poner aquello de “Inglés medio”, que significa realmente que chapurreo el inglés porque lo estudié en el colegio pero jamás he llevado una conversación y ni siquiera entiendo las canciones de la radio en este idioma. Pues no pasa nada grave con esta mentirijilla, es un pecado venial.
Ahora bien, otra cosa es la mentira compulsiva de muchos de nuestros políticos que, en muchos casos, entraron en política a una tierna edad que hizo que no tuvieran un trabajo anterior y necesitan aparentar más solvencia que toda una vida de pesebre no les había podido dar.
La cuestión ya no es de maquillaje. Estamos ante mentiras de las que tienen que ser confesadas si uno no quiere ir al infierno de cabeza. Pero no. Han sido muy pocos los políticos que han corrido a modificar sus páginas web y han “ajustado” su historial. La mayoría siguen manteniéndola y no enmendándola. O lo que es peor, está fabricando pruebas para demostrar que no mintieron. Y eso sí que nos hace daño a todos y debería ser un pecado mortal de los que te lleva al infierno de no ir en las próximas listas electorales si no confiesas, pides perdón y haces propósito de enmienda. AMEN.
