Los chivos expiatorios
La caza del elefante
La fotografía ampliamente difundida en la que el Rey exhibía sus trofeos, me resultó verdaderamente decepcionante. Por un instante dejándome llevar por mis sentimientos más infantiles, sin considerar en su justa medida los hechos. Pensé que el Rey debía de abdicar.
La ignorancia, el reflejo de nuestros complejos, o la falta de ecuanimidad hacen que, los detractores de las corridas de toros tachen de salvajes a los aficionados de la tauromaquia, sin considerar cuantas criaturas son sacrificadas en aras de satisfacer las apetencias y el bienestar humano y otros aberrantes comportamientos en los que vivimos inmersos.
En cuanto al Sr. Carlos Dívar Presidente del Consejo Nacional del Poder Judicial debo confesarles el desconcierto que me produjo su conducta tan difícil codificar.
En primer momento pensé ¡Qué sinvergüenza! Si este es el Presidente cómo serán los que por unanimidad lo eligieron y lo mantuvieron. ¡Que cara dura y falta de dignidad! Si tuviera un ápice de vergüenza renunciaría de inmediato.
Hasta que en el día de hoy 18 de junio, al igual que otros muchos telespectadores he sido testigo de un acto tan penoso como aleccionador.
En “austero” ceremonial en el que se conmemoró el Bicentenario de la Constitución de Cádiz. Un anciano con manos temblorosas leyó su discurso ante el desprecio de los “justos.”
Al sr. Dívar se le acusa directamente el haber malversado durante su Presidencia 2008-2011, la suma de 15.185.07 EU. Considerando su cargo, Inexcusable. Indirectamente de tapado y católico practicante. ¡Imperdonable!
El Rey pidió perdón y Dívar aguantó con determinación el chaparrón, supongo que antes que lo echen renunciara.
Se terminaron los problemas para las españas.
Apreciado Vigorhumus, es un placer leer tus conclusiones. Efectivamente comparto tu opinión. Resulta interesante el hecho que el denunciado y el denunciante procedan de la misma vertiente. En lo personal, considero repugnante todo ete asunto