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Valencià
Por Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

Maravillosas fallas extemporáneas

    En Burriana, después de dos años sin poder celebrar las fiestas falleras en su época primaveral, tenemos en este incipiente otoño un estallido festivo inesperado.

    Consecuencias de un COVID 19, que nos ha retrasado, pero no acabado con el sentimiento fallero.

    Se programaron anticipadamente, confiando en el poder de las vacunas, para su celebración otoñal.

    La condición humana, nos permite saborear con mayor deleite las frutas fuera de temporada y quizás por eso no me resulta muy sorprendente, el haberme despertado este 9 de Octubre, con una doble celebración regional.

    Curiosamente, hemos hecho coincidir el día de Sant Donís en el que los enamorados valencianos suelen obsequiar a sus amores con la tradicional “mocadorá” rellena de dulces, con la “plantá” de nuestros monumentos falleros.

    Mezclamos el almibarado sabor del amor, con el excitante olor de la pólvora que va a animar y estimular nuestro olfato valenciano y nuestro oído acostumbrados al ruidoso y estridente estallido de nuestros petardos y carcasas en cualquier celebración valenciana.

    No hay ninguna fiesta popular en el mundo, que permita más y mejor estímulo para nuestros sentidos, que nuestras Fallas.

    Nos despertamos, con el estruendoso ruido de la “despertá”, que les permite enlazar a los falleros más activos y jóvenes los últimos retoques de la “plantá” de la falla en su primer día de vida con el recuerdo a todos sus conciudadanos de que nos esperan cuatro días festivos consecutivos, en los que para el mundo fallero solo existe un slogan invariable:

    “PROHIBIDO ABURRIRSE Y QUEJARSE DE NADA”

    Nuestros monumentos falleros, nos cortan y dificultan el acceso normal a nuestras casas y parkings, el estruendo de las tracas, en cada calle y barrio de nuestra ciudad, no permite el descanso en ningún momento, pero los jóvenes porque lo son y los menos jóvenes porque lo hemos sido, lo aceptamos todo alegre o resignadamente.

    A continuación el tradicional almuerzo fallero, en la sede de cada Falla, que es preludio de los pasacalles para que la belleza de nuestras jóvenes se haga patente en nuestras ciudades al ritmo de la mejor música del mundo para el valenciano, que son nuestros pasodobles falleros.

    Después la consabida comida de fraternidad en cada  Casal, que nos permite socializar a los mayores, jóvenes, adolescentes y niños, que van creciendo y pasando de unos a otros ese sentimiento tan regional, que sobrevive a todo tipo de coyunturas a lo largo de un siglo, creciendo año a año y superando todo tipo de crisis.

    Los valencianos, podemos vivir mejor o peor, con más o menos dinero, pero no sabríamos vivir sin  Fallas.

    Por eso cuando las circunstancias obligan y las pandemias o epidemias nos confinan y no nos permiten hacerlas en su debido tiempo y momento, buscamos la primera oportunidad posible anticipándonos al tiempo, para programar unas Fallas en Octubre por primera vez en la Historia, a fin de no perdernos dos años consecutivos esa alegría tan valenciana.

    Por eso esta mañana del 9 de Octubre del 2021, me siento muy feliz y agradecido a todo el mundo fallero, que nos va a permitir disfrutar durante cuatro días, de una vida fallera que hemos estado añorando muchos valencianos desde hace unos 18 meses.

    Ahora solo queda poder celebrar cada acto, con la brillantez habitual y cerrar el ciclo la noche del día 12 con la inevitable “cremá” que eleve al cielo los sueños convertidos en cenizas, que sirvan de inspiración para las Fallas del 2022.

    GRACIAS A TODOS POR VUESTRO ESFUERZO Y EMPEÑO.

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