Del honor de un militar, al deshonor de un juez presunto prevaricador
Como podrán deducir aquellos amigos o lectores que sigan el proceso político español a partir de 2018, les estoy hablando del Coronel Pérez de los Cobos y del Juez Marlaska.
La Audiencia Nacional, en una sentencia de la semana pasada, rehabilita dos años después al honorable y admirado Guardia Civil por todos los compañeros del Cuerpo, instando al Ministro del Interior que le restituya en el cargo que con tanta dignidad y honor supo ejercer y defender.
Lo cual lleva implícita la culpabilidad de las dos personas que le defenestraron:
- El Ministro Marlaska, como actor principal.
- La Directora General de la Guardia Civil, María Gámez, que recién llegada al cargo, fue la encargada orgánicamente de proceder, siguiendo las directrices de quien la había nombrado.
Como bien se indica en la sentencia de rehabilitación, según he podido leer:
- ”No podemos concluir más que el motivo de la decisión discrecional de cese era ilegal, en tanto que el cese estuvo motivado, por cumplir lo que la Ley y el expreso mandato judicial ordenaban”.
- “No se trata de un cese por pérdida de confianza, es en realidad una sanción administrativa encubierta, consecuente a que el Coronel, no llevó a cabo el acto abiertamente ilegal que de él se esperaba”
- ”La legalidad no puede ser arrinconada por la discrecionalidad. Por el contrario, las potestades discrecionales deben ejercitarse dentro de la legalidad”
- ”A efectos organizativos era innecesario que la cadena de mando comunicara a la Directora General de la Guardia Civil la existencia de la investigación, sino que se hizo así debido a la singularidad de la persona investigada (el Delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco)”.
- “La Magistrada había ordenado al Capitán Jefe de la Unidad de la Policía Judicial, que extremase la cautela (en relación a las solicitudes de información por parte de la dirección política de la Guardia Civil e Interior).
- “Unas investigaciones que por legislación aplicable y por las expresas órdenes impartidas por la Magistratura titular del Juzgado nº 51 de Madrid, estaban sujetos al deber de reserva tanto de la UOPJ como sus superiores, en este caso el señor Pérez de los Cobos”
- “La Resolución de cese en sentido estricto, no contiene motivación alguna de la decisión adoptada y se limita a justificar la competencia del órgano que dicta (en este caso el Secretario de Estado de Seguridad)”.
- ”La premura e inmediatez de la propuesta de cese y de la resolución del Secretario de Estado, acordando dicho cese, resulta más propia de una sanción disciplinaria urgente, expeditiva y ejemplarizante que, en su caso, habría requerido sustanciar un procedimiento sancionador con las garantías inherentes al mismo y no un cese en el destino por supuesta falta de idoneidad o pérdida de confianza”.
- ”El testigo (el DAO Laurentino Ceña) le pidió parar el cese (de De los Cobos) para llevar a cabo investigaciones y que el interesado pudiera aducir en su defensa lo que rechazó aquella, porque la decisión estaba tomada por Moncloa y se le iba a cesar”
- “De los Cobos, fue calificado por sus superiores durante los dos años en que ha ejercido el Mando de la Comunidad de Madrid con una puntuación global de 9,76 y 9,81 sobre 10, lo que indica la altísima valoración de sus superiores sobre su actuación profesional en esa responsabilidad”.
Si ante una sentencia, tan detallada y bien argumentada prefieren tanto el Presidente del Gobierno como su Ministro Marlaska, “mantenella i no enmendalla” como marcaban los códigos de la buena política y dignidad jurídica, intuyo para los dos un futuro tan negro como la boca de una mina de carbón sin iluminación artificial.
Los dos se metieron en la boca del lobo, sin enmendarse ni a Dios ni al Diablo, convencidos de que EL PODER ABSOLUTO ERAN ELLOS.
Pronto sabremos si el PODER JUDICIAL, conserva sus propios resortes Constitucionales para acabar con estos desalmados, o por el contrario son ellos los que han acabado con la España Constitucional.
Es difícil caer más bajo en el ejercicio del poder político y del mismo poder judicial, siendo en su día un miembro digno del mismo.
Y esto viene a demostrar, que la vergüenza y la dignidad personal, tienen difícil encaje con el ejercicio del Poder Político, si no eres alguien con unos principios muy sólidos e inquebrantables.
Hasta la semana que viene amigos.