¿Qué nos ha enseñado el 4M en Madrid?
Seguramente, para esta pregunta habrá tantas respuestas convincentes, como personas que quieran contestarla.
Pero como la opinión que voy a expresar es la mía, les diré sólo aquellos puntos que a mí me parecen evidentes.
1) España está dividida en varios bloques monolíticos.
2) Esos bloques tienen unos suelos fijos pero unos techos variables, que cambian según sople el viento.
3) Tenemos, al igual que todas las Democracias Occidentales, los dos bloques evidentes en todas ellas, que en unos sitios se llaman Demócratas o Republicanos, en otros Liberales o Conservadores e incluso en otros Social-Demócratas o Demócratas-Cristianos, pero en definitiva se agrupan, desde dos criterios muy similares en todos los sitios.
En nuestro caso se trata del PSOE y PP.
4) Lo lamentable para España y que se ha visto multiplicado con el paso de los años, han sido los múltiples mini partidos parasitarios, que han nacido al socaire de la coyuntura política ya fuera para defender privilegios de unas Comunidades frente a otras o para desequilibrar el inestable equilibrio que hemos tenido siempre entre PSOE y PP.
Esos han sido los auténticos cánceres de la política española, que no supieron detectar los Padres de la Patria al redactar una Constitución muy digna y válida que con el paso de los años, nuestros políticos han ido deteriorando yendo de mal a peor.
Si ya en un principio, se rompió el principio constitucional de que “todos los españoles somos iguales ante la Ley” según reza en uno de los primeros puntos, al hacer concesiones lamentables a vascos, navarros y catalanes que les hacían diferentes a los demás, a partir de ahí los problemas en vez de solucionarse se han agravado.
Curiosamente, dentro de cada Comunidad Autónoma se crearon partidos constitucionalistas unos e independistas otros que a la vez se multiplicaban al haberlos de las dos clases de derechas y de izquierdas e incluso posteriormente se volvieron a fraccionar naciendo varios a cada uno de los lados para agravar el problema.
Con todos esos ingredientes, después de cada proceso electoral, poder formar Gobierno se convertía en un “mercado persa de intereses políticos y económicos” que acababan debilitando la estructura económica, incapaz de poder llenar tantas bocas y bolsillos para saciar a todos.
Por eso la respuesta a la pregunta que aparece en el encabezamiento de mi columna tiene esta sencilla respuesta:
“LOS MADRILEÑOS, HARTOS DE TODO LO QUE EXPONGO, LE HAN OTORGADO UN VOTO MASIVO E INCONDICIONAL A ISABEL DIAZ AYUSO, DEJANDOLE LAS MANOS LIBRES PARA GOBERNAR SIN CORTAPISAS”.
Sin duda va a necesitar la abstención de VOX en algunos casos determinados, pero para eso no tendrá el menor problema, porque en definitiva, VOX es la rama escindida del PP, por culpa de Rajoy y sus medias tintas encarnadas ahora por Pablo Casado.
En mi opinión personal, Isabel Díaz Ayuso esta ideológicamente más cerca de Abascal que de Casado y entre estos dos se encuentra ubicado Martínez Almeida.
Creo que actualmente en el PP hay “tres almas”, la de Casado (de la que no me fío para nada), la del Alcalde de Madrid que representa el equilibrio sensato y perfecto sin cambios de rumbo incompresibles y la de Isabel Díaz Ayuso y la de Cayetana Álvarez de Toledo con las que me identifico perfectamente y representan al PP que yo había votado siempre hasta hace bien poco.
En estos momentos para mi “tanto monta, monta tanto Isabel como Santiago”, porque a fin de cuentas sé que están condenados a entenderse y lo harán sin ningún problema, porque para los dos, lo más importante es España, su Unidad e Indisolubilidad.
Esa ha sido para mí, la gran lección que tenemos que aprender todos los españoles de los madrileños.
Ya está bien de “Reinos de Taifas”, al servicio de personajes como Pablo Iglesias, Inés Arrimadas, Mónica Oltra o Baldoví( aquí en Valencia) o todos los independentistas catalanes y vascos, que pretenden enriquecerse arruinando a España.
Hasta la semana que viene amigos y a felicitarnos todos los españoles de buena fe, por la lección recibida de los madrileños.
