2021, un año para olvidar
Con esta columna, voy a despedir uno de los peores años de mi vida, no a nivel personal, pero si en términos generales y muy especialmente para este medio de comunicación, con el que llevo colaborando unos catorce años ininterrumpidamente.
Repasando mis archivos, he encontrado mi primera columna de febrero del 2008 y desde entonces, se podrían contar con los dedos de una mano, mis faltas a esta cita semanal.
Todos esos años de estrecha colaboración con Berta Balaguer hasta su fallecimiento este año, habían generado una curiosa simbiosis entre nosotros.
Siendo muy diferentes y con criterios dispares en muchos sentidos, siempre nos respetamos, razón por la cual apenas surgieron tensiones entre nosotros que siempre solventamos con naturalidad.
Por eso quiero comentar su muerte, como EL ASPECTO MÁS NEGATIVO de este año, para este medio y para quienes formamos parte del mismo.
Si a la lamentable ausencia de Berta, añadimos la de varios conocidos e incluso algunos amigos personales, como consecuencia del COVID 19, yo señalaría a la PANDEMIA, como LA PESTE DEL ÚLTIMO TRIENIO.
Si a ello, le añadimos LA TRISTE GUINDA AL PASTEL, de un Gobierno social-comunista en España e incluso en la Comunidad Valenciana, soportado por todos aquellos que se empeñan en destruirlas, no nos caben mayores desgracias. Por eso después de denunciar todas las sombras que nos afligen a los españoles y a los valencianos de buena voluntad, tenemos que reconocer que con la llegada de las vacunas y la buena predisposición generalizada de casi todos, hemos acabado convirtiendo una pandemia letal, en algo mucho menos trascendente y que va a acabar siendo como un mal sueño para la mayoría de nosotros.
Ahora ya nos empieza a parecer una simple gripe, con las molestias propias que solíamos sentir cada invierno al llegar el frío, los que no se vacunaban o como un resfriado común.
Nos hemos sentido manipulados, confinados y perdimos temporalmente algunos de nuestros derechos cívicos fundamentales, pero echando la vista atrás, todo lo podemos dar por bien empleado quienes hemos tenido la suerte de sobrevivir.
Por eso, llegado este momento de cerrar el año, prefiero acordarme de las consecuencias positivas, más que de los efectos perniciosos que tanto han perturbado el curso normal de nuestras existencias y muy especialmente la de familiares y amigos muy allegados que han sucumbido a este maldito virus, pasando junto a ellos situaciones muy complicadas.
Aprovecho este medio de comunicación, para desear:
FELICES NAVIDADES Y UN AÑO NUEVO 2022, CARGADO DE PAZ Y PROSPERIDAD
A todos los lectores, amigos y conocidos, incluso a quienes no compartan mis puntos de vista, porque evidentemente en muchos de ellos, puedo estar equivocado, pero nunca con la voluntad de engañar ni desorientar a nadie.
Un abrazo muy fuerte a todos y después de la llegada de los Reyes Magos de Oriente, que espero nos lleguen cargados de todo aquello que necesitemos cada uno de nosotros, para poder seguir disfrutando de una vida apacible y feliz.
