Ni Victorino levantó la Feria

Corrida cinqueña de Victorino muy esperada por la afición, sobre todo ante la pobreza ganadera de toda la Feria, pero este año ni Victorino estuvo a la altura por la preocupante flojedad de sus toros, que con tanta nobleza y tan cortos de pitones no parecían Victorinos, aún así no dejaron indiferentes a nadie y además transmitieron emoción en sus faenas, algo  que no ha existido en el resto de la Feria. Tan solo recibieron un picotacito para que se aguantaran de pie, siendo cuidados y mimados por sus toreros para que no se cayeran. El quinto estaba derrengado de los cuartos traseros.

Al final cortaron una oreja cada torero, pero los aficionados salíamos de la plaza cabreados y a la vez preocupados por que nuestra querida Fiesta Taurina está enferma. Quizá en Castellón se llame Patonitis, en Valencia Simonitis, pero cuantas itis más se tendrán  que añadir en el resto de Ferias que quedan este año. Al final podría resumirse en una sinvergüencitis crónica por parte de los apoderados que son  responsables muchas veces de los bailes de corrales en las mañanas, previo al sorteo, imponiendo su criterio partidista sobre la ecuanimidad de los veterinarios y de los propios presidentes. Y eso es grave. Y si no es así no se comprende la presentación de muchos toros este año en Castellón, prácticamente anovillados. ¿Qué me dicen del ratón que le salió a Morante en segundo lugar?

Volviendo al festejo de hoy, el más peligroso lo ha tenido Rafaelillo en el que abría plaza, intentándolo en el izquierdo, pero éste se quedaba corto y sabía lo que se dejaba atrás. En el cuarto, el murciano aprovechó su izquierda toreando despacito y relajado. Un pinchazo sin soltar y una buena estocada le valió una oreja.

Luis Bolívar estuvo discreto ante el segundo de la tarde que humilló y se desplazó bien por el pitón izquierdo, pero tenía tan poca fuerza que no transmitió. Lo mató de un infame bajonazo y una estocada caída. El quinto lo brindó a la Unión de Taurinos y Aficionados de Cataluña, que arropados por toda la plaza se manifestaron en el tendido con pancartas gritando LIBERTAD. Petición de libertad en pleno siglo XX en una Cataluña de prohibición, donde se niega la libertad de los muchos aficionados que allí viven de acudir a presenciar corridas de toros en un recinto cerrado como son las Plazas de Toros.  Bueno, pues Bolívar toreó muy despacito y con temple a un toro muy noble y bravo que embestía sin cesar, pero que tuvo que mimarlo y cuidarlo mucho, porque no se tenía en pie, sobre todo de los cuartos traseros. Mató bien y cortó una oreja.

Valiente, honrado y con muchas ganas estuvo el madrileño Alberto Aguilar, que sobre todo por la derecha dio muletazos con mucha verdad. Brindó en agradecimiento al Dr. López Quiles, cirujano de la plaza de toros de Valencia. Mató bien y cortó una oreja.

El que cerraba plaza fue el toro de mayor presencia de la corrida, siendo aplaudido de salida. Toro en el que falló el picador en su primer encuentro y lo puso de largo el torero para una segunda vara que nunca llegó por la pésima lidia y mala colocación y poca predisposición del picador, así que todo quedó en agua de borrajas. El toro se dejó torear y lo aprovechó el madrileño que perdió la oreja por la espada. No obstante dejó un buen sabor de boca entre los aficionados de Castellón.