Las mujeres, más propensas a enfermedades renales como la nefropatía lúpica y la pielonefritis
Sin embargo, el riesgo de desarrollar enfermedad renal crónica (ERC) en la población general es casi tan alto en las mujeres como en los hombres
Algunas enfermedades renales como la nefropatía lúpica o la infección renal (pielonefritis aguda o crónica) afectan predominantemente a las mujeres. La primera es una patología autoinmune y la otra es predominantemente bacteriana.
La pielonefritis es una infección bacteriana de uno o ambos riñones que puede llevar a la sepsis y al fallo orgánico. Esta patología es una causa frecuente de formación de cicatrices en los riñones y puede desembocar en la pérdida parcial de la función renal, que, de no ser tratada y detectada a tiempo, desembocaría en una enfermedad renal crónica. Cabe señalar como afirma el profesional que “no es infrecuente ver en consulta adolescentes de 14 años ya que la enfermedad por reflujo uretral es causa importante de la ERC”.
Tal como explica el doctor Igor Romaniouk, nefrólogo del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, “esta patología en la mayoría de los casos es consecuencia de infecciones de orina de repetición mal curadas o no tratadas que pasan a ascender por el uréter hasta afectar al riñón” y subraya que “las infecciones renales, como la mayoría de las infecciones del tracto urinario, son más comunes en las mujeres y el riesgo aumenta durante el embarazo. Para garantizar buenos resultados, como en la mayoría de las enfermedades renales, el diagnóstico y el tratamiento es fundamental”.
Según la Asociación Española de Urología (AEU), el 75% de los pacientes con pielonefritis tiene antecedentes de cistitis y en un 80% de los casos, la responsable de la cistitis es la bacteria Escherichia coli. “Debido a esto, -comenta el profesional-, ante cualquier síntoma como fiebre, dolor lumbar, náuseas, vómitos, dolor al miccionar, orina de color oscuro o ganas de orinar frecuentemente, incluso cuando la vejiga está vacía, hay que ponerse en manos de un profesional. No es infrecuente ver infecciones de repetición por trastornos de Ph urinario en la consulta de nefrología”.
Por otra parte, la nefritis lúpica es una enfermedad renal de causa autoinmune, es decir, un trastorno en el que el sistema inmunitario del cuerpo ataca las propias células y órganos. “Se produce, -explica el doctor Romaniouk-, cuando los anticuerpos del lupus afectan a las partes de los riñones encargadas de filtrar los desechos, lo que causa una cascada mixta de inflamación y daño renal por inmunocomplejos”. Según el profesional, “de cada 10 personas con lupus, 9 son mujeres. La nefritis lúpica puede provocar daños renales permanentes. En el momento del diagnóstico el estadio IV es el más frecuente, es decir, la nefropatía proliferativa difusa. Esto puede hacer que se formen cicatrices en los riñones. que les impiden funcionar como es debido y causan daño renal”.
Enfermedad renal
Sin embargo, el riesgo de desarrollar enfermedad renal crónica (ERC) en la población general es casi tan alto en las mujeres como en los hombres. “Las consecuencias de no detectar oportunamente la enfermedad renal crónica pueden ser graves. La primera es el riesgo de desarrollar pérdida progresiva de la función renal que conlleve a fallo renal y la necesidad de diálisis o trasplante. La segunda, es la muerte prematura debido a enfermedad cardiovascular asociada”, explica el especialista. Por esta razón, ante cualquier síntoma de fatiga, vómitos recurrentes, nauseas o palidez hay que ponerse en manos de un profesional médico.
El doctor Romaniouk quiere recalcar “la importancia que tienen los riñones para la salud y saber que determinadas prácticas saludables retardan la progresión de la enfermedad renal crónica como son un adecuado control de la hipertensión arterial y la proteinuria; hábitos de alimentación saludable; mantenerse en un peso adecuado; correcto control de las glucemias y alteraciones lipídicas; evitar el tabaco y exceso de alcohol y realizar actividad física aeróbica periódica”. La enfermedad es asintomática, de allí la importancia de visitar de forma regular a un nefrólogo.