Un 60% de las mujeres maltratadas en la Comunitat Valenciana prefiere no revelar su situación en las entrevistas de trabajo
El número de denuncias por cada 1.000 mujeres en la Comunidad Valenciana fue de 8,6, la segunda cifra más alta de toda España
El próximo 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. Por noveno año consecutivo se ha presentado el informe “Violencia de género y empleo”, con el objetivo de posicionar el empleo como activo esencial para la recuperación integral de las mujeres víctimas de la violencia de género, dando pie a la puesta en marcha de iniciativas para acelerar su inclusión laboral.
El presente análisis basa sus conclusiones en una encuesta a 350 desempleadas víctimas de la violencia de género, de las cuales medio centenar son de la Comunitat Valenciana, complementada con algunas cifras de otras fuentes oficiales e informes de referencia.
La violencia de género, ¿tabú en el mercado laboral?
En los últimos años se ha evidenciado un aumento en el nivel de concienciación y compromiso con respecto a la violencia de género; de hecho, el 92% de la población ya lo considera como una lacra social inaceptable. Sin embargo, aún se mantienen estereotipos sobre víctimas y agresores que dificultan la erradicación del problema y se trasladan al ámbito laboral, convirtiéndose en barreras de acceso al empleo.
Así, tradicionalmente, la situación de víctima de violencia de género se ha asociado erróneamente a determinados rasgos de la personalidad, creando una burbuja de desinformación que frena su contratación. La existencia de estos estereotipos se ve reflejada en los datos de la encuesta: un 60% de las mujeres en la Comunitat Valenciana prefiere no revelar su situación en las entrevistas de trabajo, ante el temor a ser descartada debido a prejuicios que asocian a las mujeres víctimas con “personalidades inseguras”, “conflictivas” o “absentistas”. El 40% restante sí lo comunica, al considerarlo necesario para su seguridad.
“Estas creencias estereotipadas chocan frontalmente con la realidad. Las mujeres víctimas de la violencia de género saben que el empleo puede ayudarlas a salir adelante, proporcionándoles autoestima, independencia económica o incremento de su red de contactos. Por ello, su fidelidad y compromiso con el proyecto empresarial son dobles. Además, son personas que han desarrollado una serie habilidades emocionales y extraordinarias capacidades para sortear obstáculos, que se convierten en grandes fortalezas cuando se trasladan al ámbito empresarial. Resulta vital, por tanto, normalizar la presencia de las mujeres víctimas en las empresas, ayudando así a hacer efectiva su protección integral”- destaca Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco
Por su parte, Begoña Bravo, responsable del plan de integración de la Fundación Adecco añade que: “Es completamente desacertado atribuir a estas mujeres unas características o temperamento concreto: las situaciones de violencia de género nunca son ocasionadas por la forma de ser de la víctima, sino siempre por el comportamiento y decisión del agresor. En lugar de estigmatizarlas, es preciso brindarles todo nuestro apoyo, siendo el empleo uno de los elementos por excelencia para que puedan salir adelante”.
El empleo en la era pos-Covid-19. Visibilidad de la violencia y ciclos económicos
En los últimos años, la evolución del número de denuncias por violencia de género ha sido ascendente. Así lo constatan los datos del Consejo General del Poder Judicial: si en 2011 se interpusieron 18.540 denuncias en la Comunitat Valenciana, en 2020 la cifra se cerró en 21.954 (+18%). No obstante, este ascenso no ha sido lineal, ya que a lo largo de la última década se han producido descensos y aumentos que han estado íntimamente ligados a cada coyuntura económica.
En general, el comportamiento del número de denuncias obedece a una tendencia: en los periodos de crisis, en los que se dispara el desempleo y las dificultades económicas, cae el volumen de denuncias, fundamentalmente debido a las mayores dificultades de las mujeres para pedir ayuda, unidas al temor a no encontrar empleo o verse sin recursos. Sin embargo, en los periodos de recuperación, el número de denuncias aumenta, coincidiendo con etapas más prósperas para afrontar la búsqueda de trabajo y ser independientes.
No es por tanto casualidad que, en 2020, el año de la pandemia, se produjera el descenso interanual más acusado del último decenio, saldando el año con una caída del 8,3%. El número de denuncias por cada 1.000 mujeres en la Comunitat Valenciana fue de 8,6, la segunda cifra más alta de toda España solo por detrás de Baleares (9,9) y por encima de la cifra registrada a nivel nacional, de 6,3.
Durante el primer semestre del año y, debido a la recuperación económica en curso, las denuncias vuelven a crecer y, en concreto, lo han hecho en la Comunitat Valenciana en un 2,5%, alcanzando las 10.451, frente a las 10.196 del mismo periodo de 2020. Eso sí, se sitúa por debajo de la media nacional, que está en el +7%. Las comunidades autónomas en las que se ha producido un mayor incremento de las denuncias son Castilla-La Mancha (13,3%), Comunidad de Madrid (13,2%), Extremadura (11,4%), Cataluña (9,9%), Castilla y León (9,8%) y Andalucía (9,3%).
El trabajo, aliado para la recuperación de las mujeres víctimas
La violencia de género expone a situaciones extremas de aislamiento, exclusión social o privación material y/o pobreza, por lo que el empleo se alza como uno de los grandes activos para que las víctimas puedan normalizar y recuperar el control de sus vidas. No en vano, el trabajo reduce las situaciones de dependencia, conduce a la realización personal y permite descubrir nuevas personas, motivaciones y vías de comunicación. La gran mayoría de las encuestadas suscribe esta idea: el 98% cree que el empleo le ayudaría a recuperar las riendas de su vida.
De este modo, el 76,19% de las encuestadas en la Comunitat Valenciana cree que la búsqueda de trabajo es ahora más complicada que en tiempos prepandemia: el 88% cree que actualmente se publican menos ofertas de empleo, el 75% considera que ahora los requisitos de acceso son más exigentes y un 48% encuentra barreras de índole tecnológico, manifestando dificultades para conectarse a entrevistas de trabajo online o presentando dificultades, por ejemplo, para trabajar en remoto.
Dificultades para llegar a fin de mes y trabajo irregular
La pandemia ha intensificado la pobreza en España y, en menos de un año, 15 de las 17 comunidades autónomas de España han visto duplicar los hogares con dificultades para afrontar gastos básicos relacionados con la vivienda, asumir pagos imprevistos o llegar a fin de mes. Así lo recoge el informe "El Estado de la Pobreza. Seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España 2008–2020", elaborado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES).
Estas dificultades económicas se hacen especialmente patentes entre las personas que ya estaban en situación de vulnerabilidad antes de la pandemia, como es el caso de las mujeres víctimas de la violencia de género. Las respuestas de la presente encuesta arrojan que la gran mayoría (93,65%) encuentra algún grado de dificultad para llegar a fin de mes. En concreto, un 58,7% termina el mes “con mucha dificultad”; un 14,29% “con dificultad” y un 20,6% “con cierta dificultad”.
Dicha situación de precariedad provoca que casi dos terceras partes de las desempleadas víctimas de la violencia de género (63%) se planteé la opción de trabajar de forma irregular, sin estar dada de alta en la Seguridad Social, debido a la urgencia de ingresos económicos.