Investigadores valencianos demuestran que los leones marinos bostezan por ansiedad y no solo por sueño
Han analizado durante 14 meses a estos animales, concluyendo que la frecuencia de sus bostezos aumenta inmediatamente después de un conflicto social
Las imágenes más frecuentes sobre leones marinos nos muestran a estos animales abriendo sus mandíbulas en amplios bostezos. Sin embargo, un reciente estudio acaba de demostrar que estos animales no bostezan solo por somnolencia: los bostezos aumentan su frecuencia en los leones marinos inmediatamente después de situaciones de conflicto social entre ellos y tanto entre los agresores como entre las víctimas, por lo que pueden asociarse a situaciones de ansiedad y estrés. Estas conclusiones, publicadas en la revista Scientific Reports, del grupo editorial Nature, forman parte del estudio realizado por los profesores Clara Llamazares y Federico Guillén, de la Unidad de Etología y Bienestar Animal de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia, con la especialista Elisabetta Palagi, profesora de la Unidad de Etología de la Universidad italiana de Pisa.
Según explican los autores del estudio, el bostezo es un comportamiento que los humanos compartimos con buena parte de los animales vertebrados. Tras el bostezo, se encuentran posibles explicaciones fisiológicas, como la termorregulación o la somnolencia, pero también sociales, que han sido menos estudiadas y que pueden responder al mismo patrón en especies muy distintas. Según destaca la profesora de la CEU UCH Clara Llamazares, “para investigar estas causas sociales, es interesante observar el bostezo en animales con cierta complejidad cognitiva y que viven en grupos sociales cohesionados, como primates o mamíferos marinos, , que en este caso hemos estudiado por primera vez: el bostezo puede estar condicionado por factores muy similares en muchas de estas especies que comparten este comportamiento”.
Primer estudio en mamíferos marinos
En el estudio ahora publicado, los investigadores de la CEU UCH Clara Llamazares y Federico Guillén han podido evidenciar la ansiedad como una de las causas del bostezo en una especie aún no estudiada, como los leones marinos, contando con la colaboración de Elisabetta Palagi, de la Universidad de Pisa, que recientemente ha detectado esta misma causa en un estudio sobre los lémures de Madagascar. Según destacan, “estamos hallando en nuevas especies algo que había sido evidenciado por la célebre etóloga Jane Goodall en sus primeros estudios sobre chimpancés en el Parque Nacional Gombe Stream donde observó que los bostezos de estos animales se incrementaban en presencia de humanos. En estas situaciones, los animales bostezan con mayor frecuencia que en otros contextos, por lo que esta conducta se considera indicador de una situación social que les resulta estresante. Esto mismo es lo que hemos comprobado en el caso de los leones marinos: bostezan inmediatamente después de vivir situaciones de conflicto entre sí como mecanismo liberador de estrés”. Para ello, los profesores Llamazares, Guillén y Palagi han analizado durante 14 meses los comportamientos de la colonia de leones marinos sudamericanos del Oceanogràfic de Valencia, cuya estructura social es similar a la de las colonias que viven en hábitats naturales.
¿También por empatía?
Las conclusiones de este primer estudio sobre el bostezo en una especie de mamífero marino, realizado por la CEU UCH y la Universidad de Pisa y publicado en Scientific Reports, revelan también que los leones marinos bostezan de una forma similar a otros animales en muy diversos aspectos y que las funciones que cumple el bostezo en ellos son muy similares a las de otras especies, incluida la humana.
Por ello, han decidido continuar con el estudio de las causas sociales del bostezo en estos mismos animales: “Nuestro siguiente paso es analizar si en los leones marinos también se produce un efecto contagio del bostezo que pueda atribuirse a la empatía entre iguales. Como hemos hecho en el caso de la ansiedad, buscamos confirmar la empatía como causa del bostezo en estos animales todavía no estudiados en este aspecto. Esta sería una nueva aportación para corroborar que comportamientos tan naturales en los humanos como bostezar nos sitúan más cerca de lo que pensamos de muchas especies animales”, destacan.