La Magdalena y La Pedrera participan en la V Jornada de la Sociedad de Medicina Paliativa
La directora general de Asistencia Sanitaria, Sofía Clar, ha inaugurado la jornada
La doctora Gloria Saavedra, psicóloga clínica de La Magdalena, ha señalado que el dolor es menos reconocido y tratado en edad avanzada
La geriatra de La Pedrera, Toñi Conejo, ha abordado la valoración, diagnóstico y tratamiento del dolor en el anciano
El Hospital de Atención a Crónicos y Larga Estancia de La Pedrera ha acogido hoy la V Jornada de la Sociedad Valenciana de Medicina Paliativa, bajo el título "Cuidados Paliativos en tiempos difíciles". Este encuentro ha contado con dos mesas redondas matinales, que han abordado aspectos relacionados con la atención paliativa y con el dolor en el paciente anciano, que se completará un taller vespertino de casos clínicos sobre Síndrome Confusional.
El evento ha sido inaugurado por la directora general de Asistencia Sanitaria, Sofía Clar, el director La Pedrera, Jaume Morera, y la directora de la Sociedad Valenciana de Medicina Paliativa, Rosario Baydal. Sofía Clar ha destacado la actividad de los profesionales que atienden a los pacientes paliativos "cuyas necesidades son más complejas que las del resto de pacientes crónicos". Asimismo, la Directora General de Asistencia Sanitaria ha manifestado el compromiso de la Conselleria de Sanitat en la atención a los pacientes paliativos, que durante el ejercicio 2012 superaron la cifra de 10.000, de los cuales 3.000 ingresaron en los Hospitales de Atención a Crónicos y Larga Estancia de la Comunitat Valenciana.
La doctora Toñi Conejo, geriatra del Hospital La Pedrera, se ha referido durante su intervención en la Mesa Redonda "Dolor en el paciente anciano" a aspectos generales del dolor, modificaciones que el envejecimiento conlleva en relación al dolor, y aspectos específicos de la valoración geriátrica integral, el diagnóstico y el tratamiento multidimensional y multidisciplinar del dolor en el anciano. La geriatra ha señalado que el envejecimiento de la población es un hecho incuestionable. Más de la mitad de los cánceres se producen en mayores de 70 años y a lo largo de la evolución más del 70% de los pacientes con cáncer van a presentar dolor y mayor proporción cuanto más avanzada esté la enfermedad. El impacto del dolor en la vida del anciano que lo padece es muy significativo.
Asimismo, existe una serie de "mitos erróneos en relación al dolor en el anciano arraigados tanto en la sociedad como en algunos segmentos de los profesionales sanitarios, que hay que desterrar, ya que perjudican de forma significativa al correcto manejo del dolor en este segmento de la población, los ancianos, al que con suerte en su debido momento todos perteneceremos" ha manifestado la doctora Toñi Conejo.
Características diferenciales
Por su parte, Gloria Saavedra, doctora en Psicología y psicóloga clínica del Hospital La Magdalena, ha señalado en su ponencia que una de las características diferenciales que debe tenerse en cuenta en el manejo del paciente anciano "es que el dolor es menos reconocido y tratado en edad avanzada". Además, el paciente con edad avanzada "es menos consultado sobre decisiones terapéuticas y que además existe una mayor dificultad para tratar el dolor, debido en gran parte a que existe con más frecuencia deterioro cognitivo o demencia".
La experiencia del dolor se ve influenciada por cambios emocionales, cognitivos, motivacionales y ambientales. De este modo, los objetivos en el tratamiento del dolor en edad avanzada deben incluir al menos cuatro niveles: normalización de la actividad física y funcional, adecuación de la medicación, disminución de las quejas y abordaje de la relación familiar y social que frecuentemente se ve mediatizada por la presencia dolor.
Por último, la doctora Saavedra ha apuntado que en el manejo del dolor, además de las intervenciones farmacológicas, los profesionales disponen de estrategias cognitivas y conductuales. Por lo que se refiere a las estrategias cognitivas, éstas tienen como objetivo modificar la conceptualización del problema del dolor, es decir, el significado que le atribuye el paciente al dolor, las expectativas respecto a su control y las emociones que genera. Por su parte, las estrategias conductuales persiguen reducir las conductas de dolor e incrementar la actividad funcional.