López (VOX) insta al tripartito de izquierdas a bajar el IBI en Vall de Uxó para paliar el ‘basurazo’ de Sánchez

El concejal de VOX en la Vall de Uxó, Valentín López, ha instado al tripartito de izquierdas (PSOE, Compromís e IU) a bajar el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), así como otros impuestos municipales, para “paliar los graves efectos del ‘basurazo’ de Sánchez en la economía de los valleros”. Y ha matizado: “Se trata de un auténtico hachazo fiscal que, por culpa de Sánchez, van a pagar los vecinos”.

“Deberían revisar y trabajar más esta ordenanza para poder aliviar a los ciudadanos de una de una nueva carga fiscal; las familias numerosas, con algún miembro con alguna discapacidad o los ancianos dependientes deberían estar exentos de esta tasa de basura, cosa que esta ordenanza no contempla”, ha argumentado. Y ha añadido: “Y no nos olvidemos de los comercios, alguno de ellos a punto de cerrar sus puertas debido a la asfixia de tantos impuestos y ahora sólo les falta este ‘tasazo’ para acabar de rematarlos económicamente”.

“Se deberían tomar medidas extraordinarias para compensar este impuesto como estudiar la bajada del IBI, así como otros impuestos de competencia municipal. Por ejemplo, en Burriana, donde gobierna VOX y PP, con una rebaja del IBI se ha conseguido reducir los impuestos en 300.000 euros. Estas cosas también se deben hacer aquí en la Vall, por el bien de nuestros vecinos”, ha asegurado López.

“El Gobierno de Pedro Sánchez, con este ‘basurazo’, no busca el bien común de los españoles y con esto, además, ataca a la autonomía de gestión de los ayuntamientos”, ha indicado. “El dinero donde mejor está es el bolsillo de los ciudadanos”.

Asimismo, el edil de VOX ha apoyado, en el pleno, la moción del PP para paralizar este ‘tasazo’: “El número 1, Pedro Sánchez, como buen siervo dice sí a las políticas climáticas radicales de la Comisión Europea y no se para a pensar en las consecuencias que esto acarrea para las familias españolas, sobre todo para las más vulnerables;  este ‘basurazo’ responde al fanatismo climático de las élites de Bruselas y, como siempre, quienes deben pagar las consecuencias no son los que más contaminan, sino los vecinos, los ciudadanos de a pie”.