Jordi Fernández Castro: “Lo más habitual es que las personas consideran que prefieren pensar en las consecuencias buenas”
La Llotja del Cànem ha recibido ésta mañana al Catedrático de Psicología Básica de la Universidad Autónoma de Barcelona, Jordi Fernández Castro, con la ponencia “Las dos caras del optimismo”, que se enmarca dentro de la segunda jornada del Curso de Verano “En busca de la felicidad”.
El discurso ha versado sobre la medida en que el optimismo lleva a la felicidad o a la infelicidad, y la repercusión que tiene sobre la vida de los individuos. El catedrático ha empezado con una introducción sobre la personalidad del optimista y la del pesimista, y ha explicado que ninguna de las dos posturas, si se llevan a un extremo, son buenas, pero que ser una persona ecuánime es imposible.
Fernández Castro ha continuado con las distorsiones positivas en la percepción de la realidad, conocidas como sesgos positivos, afirmando que “tendemos a pensar que somos menos vulnerables que el resto, y que las cosas malas no nos pasarán a nosotros”.
Seguidamente el ponente ha explicado dos posturas de afrontar los problemas, que son el optimismo disposicional y el pesimismo defensivo. La tendencia general es a ser moderadamente optimista, afirma el profesor que “lo más habitual es que las personas consideran que prefieren pensar en las consecuencias buenas”. Según el catedrático, la clave está en la actitud orientada al futuro y a mantener unos objetivos, y señala que “los optimistas piensan que las cosas irán bien y por eso dedican más tiempo a esforzarse por que sea así”.
La ponencia ha finalizado con el lanzamiento de la cuestión de si el optimismo siempre es bueno y el pesimismo malo. Según el conferenciante, el optimismo debe tener unos límites, no siempre es bueno, o el pesimismo defensivo puede tener ventajas con respecto al optimismo en situaciones de estrés grave