El ICV+R trabaja en la restauración de 80 máscaras de la Universidad Centroamericana de Nicaragua
Miró afirma que el Instituto ha situado a la Comunitat a la cabeza de España en recuperación patrimonial por sus avanzadas técnicas y su tecnología”
La Generalitat firmó un convenio de colaboración con diferentes instituciones nicaragüenses para la formación y puesta en marcha de talleres de restauración de papel, pintura y arqueología
Se trata de la mayor colección de máscaras centroamericanas cuyo origen se remonta al siglo XVII y es la primera vez que salen de Nicaragua
“La excepcional labor que desarrolla este instituto que dirige Carmen Pérez ha situado a la Comunitat Valenciana a la cabeza de las comunidades autónomas españolas en recuperación patrimonial por sus vanguardistas métodos tecnológicos de conservación preventiva y restauración”.
Así, “muchos especialistas de toda España y también del extranjero recurren al Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales para aprender de sus expertos”, ha indicado Trini Miró.
El Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, dependiente de la Conselleria de Cultura, trabaja en la recuperación de 80 máscaras procedentes del Instituto de Historia de Nicaragua de la Universidad Centroamericana para su restauración y posterior exposición en Valencia.
Se trata de la mayor colección de máscaras centroamericanas, cuyo origen se remonta al siglo XVII, y es un privilegio para la Generalitat poder intervenir unas piezas de esta singularidad y que se puedan mostrar posteriormente en Valencia. Esta restauración entra dentro de las actuaciones que el Instituto Valenciano de Restauración está realizando a nivel internacional.
La Generalitat firmó un convenio de colaboración con diferentes instituciones nicaragüenses para la formación y puesta en marcha de talleres de restauración de papel, pintura y arqueología.
La consellera Miró ha recordado que “la Generalitat Valenciana, a través del IVC+R, es una referencia a nivel mundial en cuanto a la investigación y restauración de piezas de gran valor artístico y patrimonial. Hay que recordar que el año pasado se trabajó sobre 240 obras y se recuperaron más de 100 documentos”.
La consellera ha destacado que es un privilegio poder intervenir unas piezas de esta singularidad y que se puedan ver posteriormente en Valencia en una muestra, “que será la primera vez que se puedan ver en Valencia”.
La mayor colección de máscaras centroamericanas
Se trata de la mayor colección de máscaras centroamericanas, cuyo origen se remonta al siglo XVII, cuando por las calles de Diriamba, ciudad colonial nicaragüense gobernada por autoridades españolas y habitada por indígenas y mestizos, comenzó a representarse una comedia baile de gran valor cultural que expresaba, de manera burlesca, ingeniosa y creativa, un rechazo a la dominación hispana. Con el tiempo esta obra, llamada el Güegüense o Macho Ratón, se convirtió en una seña de identidad del pueblo de Nicaragua por su carácter de protesta. El autor de esta histórica obra se desconoce y hasta 1942 fue transmitido de forma oral de generación en generación hasta que fue declarado en 2005 Patrimonio Vivo, Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
El nombre de la obra proviene de su personaje principal “el Güegüense” que significa viejo sabio. La obra consta de 14 personajes: 3 mestizos, que son el Güegüense, su hijo don Forsico y su hijo don Ambrosio; 4 autoridades españolas: el Gobernador Tastuanes, el Capitán Alguacil Mayor, el Escribano Real y el Regidor Real; 3 mujeres, doña Suche Malinche y sus dos damas de compañía y 4 “machos”: el Macho-moto, el Macho-viejo, el Macho-mohino y el Macho-guajaqueño. Los españoles visten trajes y sombreros coloniales y lucen máscaras pintadas con bigotes, pelo rubio o castaño y ojos azules o claros. Por su parte, los mestizos usan máscaras con bigotes oscuros y ropas menos ostentosas. Los “machos” van descalzos y usan máscaras de caballos. Las damas no están enmascaradas y usan vestidos largos y collares.
El Güegüense se describe a sí mismo como un comerciante que recorre los territorios coloniales de Centroamérica con finas mercancías y los cuatro “machos” son sus cuatro animales de carga y trabajo.
Alternando con los diálogos se interpretan bailes con instrumentos originales: un pito, un tambor indígena, un violín y una guitarra española. La música de esta obra tiene influencias tanto indígenas como españolas.
Esta obra constituye una de las más importantes herencias de los nicaragüenses, para quienes el Güegüense constituye un digno representante de su carácter pícaro, astuto y rebelde.