EL ICOFCV defiende la importancia de la Fisioterapia en la lucha contra la esclerosis múltiple
Con motivo del Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, el Colegio Oficial de Fisioterapeutas de la Comunidad Valenciana recuerda que la Fisioterapia es clave para mejorar muchos de los síntomas asociados a la enfermedad.
El ICOFCV subraya que la Fisioterapia ayuda a prevenir el deterioro y a recuperar las capacidades funcionales, facilitando la actividad laboral y social del enfermo e incrementado su autonomía en las tareas del día a día. Aspectos que redundan en una mayor autoestima y una mejor calidad de vida.
Se estima que alrededor de 5.000 personas padecen esclerosis múltiple en la Comunidad Valenciana. Esta enfermedad neurológica se suele presentar en personas de entre 20 a 40 años y es, tras los accidentes de tráfico, la segunda causa de invalidez en adultos jóvenes. Así pues, supone un importante impacto personal, familiar y socioeconómico.
El tratamiento de Fisioterapia debe ser constante pero es especialmente importante tras cada brote o empeoramiento y cuando se aplican tratamientos médicos. “Ayudamos al control de la fatiga, a mejorar o mantener la movilidad, a controlar el equilibrio; a tonificar y estirar la musculatura, a potenciar las capacidades residuales y a aumentar la capacidad respiratoria”, explica la colegiada Silvia Cespedosa, fisioterapeuta en Adema-Asociación de Esclerosis Múltiple de Alicante.
Silvia Cespedosa comenta que los enfermos de esclerosis múltiple pueden recibir sesiones individuales de fisioterapia; tratamiento en grupo, este normalmente para pacientes que se encuentran al inicio de la enfermedad o que presentan un grado de autonomía alto; o fisioterapia a domicilio, para aquellos que se encuentran encamados y sin posibilidad de salir de casa.
Los síntomas más frecuentes de la esclerosis múltiple son debilidad, hormigueo, poca coordinación, fatiga, problemas de equilibrio, alteraciones visuales, temblor, espasticidad o rigidez muscular, trastornos del habla, problemas intestinales o urinarios, andar inestable (ataxia), problemas en la función sexual, sensibilidad al calor, problemas de memoria, y trastornos cognitivos, entre otros.