“Hemos tenido que cambiar nuestra respuesta ante el comportamiento tan extremo de los incendios”
José Miguel Baset lleva cinco meses al frente del Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia y treinta y tres años de servicio a sus espaldas. Más de tres décadas dedicadas a la extinción de incendios y pasando por toda la escala desde oficial en turnos de guardia, jefe de operaciones o jefe de la unidad forestal. El periodic.com ha podido hablar con él para conocer de primera mano cómo se trabaja en un incendio, cómo ha cambiado el modo de combatir el fuego en los últimos años y para hacer balance de este año.
¿Cómo está yendo este verano?
Está siendo normal, ni más caluroso ni más frío. Los episodios más complejos se producen cuando entran las masas de aire del norte de África dejando condiciones climáticas muy complicadas si lo añadimos a la sequía que estamos sufriendo en los últimos años. A pesar de la normalidad de temperaturas, la sequía está haciendo muchos estragos al provocar enfermedades dentro de los árboles de nuestros bosques. Con más vegetación muerta hay más carga de combustible que quitar y estas situaciones son las que hacen que cuando se inicie un incendio se haga muy complejo porque su comportamiento es extremadamente agresivo.
¿Estamos teniendo más incendios que el año pasado?
No. Estamos teniendo los mismos incendios en cuanto a cantidad pero sí es cierto que cuando se unen todas estas condiciones climáticas, orografía del terreno y estado del bosque, estos incendios son muy difíciles de controlar, como el último que tuvimos en Valencia. Si encima son incendios simultáneos en los que tenemos que partir las dotaciones, todo se hace más complejo.
¿A qué se refiere con incendios simultáneos?
Hemos tenido simultaneidad de incendios durante el mes de junio. Se declaró uno en la zona de Bolbaite y teniendo este se produjo otro en Carcaixent a los dos días. Al mismo tiempo tuvimos otro en Terrateig y al día siguiente otro en Benifairó de les Valls. Nosotros aplicamos siempre una política de incendios de manera que si tenemos un incendio o dos, no dejemos que se hagan más grandes. Lo que intentamos hacer es desviar la mayor cantidad de medios al incendio nuevo para que no se haga más grande.
Somos una de las comunidades con mayor riesgo de incendio. ¿A qué cree que se debe?
Yo no diría que tenemos un riesgo superior al resto del país. Evidentemente si nos comparamos con la Cornisa Cantábrica, el riesgo es más elevado. El problema que tenemos aquí es que desde la época de la dictadura de Primo de Rivera y Francisco Franco se hizo una política de reforestación inadecuada de modo que las especies que tenemos plantadas no son las autóctonas, como es el caso del pino mediterráneo. Esto nos lleva a tener una masa forestal en la que especies más resistentes al fuego han sido sustituidas por especies que se reproducen con él. Si a esta sinergia de situaciones sumamos el abandono en el entorno rural, nos vamos a un incremento de biomasa forestal cada vez más importante. Este se va acumulando y a la hora de un incendio su comportamiento es muy diferente a cómo lo hacía hace quince años. De hecho nosotros también estamos cambiando durante los últimos cinco años las respuestas ante este comportamiento tan extremo de los incendios.
¿Y cómo ha cambiado esta respuesta?
Normalmente movilizamos los recursos en función del siniestro pensando en la potencia de intervención personal y las unidades de intervención necesarias. Hemos detectado que en los últimos tiempos la potencia de intervención que nosotros calculamos se había quedado corta por lo que hemos cambiado para ser más enérgicos desde el principio. Esto implica aumentar la cantidad de respuesta en cuanto a unidades y la velocidad de intervención para poder atajar el incendio forestal.
¿Y cómo funciona este protocolo?
A través del 112 nos llega la información y en ese momento automáticamente nosotros damos la salida de los medios. Vemos el aviso, qué potencialidad de riesgo tiene la zona y nos ajustamos. Pero últimamente estamos sacando todo lo que tenemos.
¿Por qué?
Porque queremos que haya una contundencia más firme desde el primer momento. Se han incrementado las brigadas de bomberos forestales en la Comunidad Valenciana y se ha incrementado la duración de las brigadas cortas de forma que rentabilizamos los medios que tenemos. Además estamos intentando ser más ágiles al compartir medios con otras provincias ya que nosotros solo tenemos la competencia dentro de la provincia de Valencia. Conjuntamente usamos todos los medios para ajustar la potencia de respuesta en función de la gravedad del incendio aunque al final las estrategias de extinción son las que son. Si tenemos monte puro y duro como el incendio de Artana, que todavía está activo, es imposible penetrar con ese tipo de accesos.
Es evidente que el factor humano está muchas veces detrás de los incendios. ¿Que mensaje lanzáis los bomberos para prevenir situaciones arriesgadas?
Hay que tener en cuenta las alertas meteorológicas a la hora de hacer actividades al aire libre o hacer fuego. Debemos procurar no dejar suciedad en la zona de montaña ni objetos que puedan causar incendios como los vidrios. Y si nos encontramos con un fuego, es importante mantenerse en la cola del incendio, nunca intentar ganarle la carrera al mismo ya que esto es como los toros: corre más el fuego que nosotros. Hay que tirarse hacia los bordes o hacia abajo cuando un incendio avanza hacia nosotros.
Además, lanzamos hace dos años una campaña dirigida a toda la gente que vive en un entorno urbano forestal para que aprender cómo actuar en casa, cómo mantener las instalaciones, los residuos de podas etc. Lo hicimos con adecuaciones de los terrenos de alrededor y ha tenido muy buena acogida entre los vecinos. Y este año, junto con la Conselleria de Medio Ambiente, estamos incidiendo en algunos municipios piloto. Toda la información de prevención se puede consultar en la página web.
¿Ha notado en sus treinta y tres años de trabajo una evolución de la sociedad de cara a una mayor concienciación con el tema de los incendios?
Evidentemente la sociedad española ha cambiado mucho en los últimos 35 años a nivel cultural y social. La incorporación de las redes sociales ha tenido un impacto que en el caso de incendios evidencia una mayor concienciación. Lo que pasa es que hay una parte muy importante de la sociedad que no maneja las redes. Por ejemplo este año hemos tenido ya dos muertes, en este caso agricultores, que hacen quemas sin ser conscientes de que el fuego no se comporta igual ahora que hace quince años.