Que la gripe no cambie tus planes
Que la gripe no cambie tus planes. Las vacunas han supuesto un gran avance para prevenir algunas de las enfermedades más comunes. Con una simple inyección nos inmunizamos de por vida frente a ciertos trastornos que anteriormente podían ser mortales. En la Comunitat Valenciana se han destinado 2,6 millones de euros para compra de 800.000 dosis de vacuna, destinadas a disminuir la incidencia del virus en los grupos de riesgo y sus consecuencias clínicas. Esta práctica es importante no solo para nuestra prevención sino para los que nos rodean.
La vacunación infantil es ya una práctica habitual, pero tenemos que hacer hincapié en la importancia de la vacunación en la edad adulta y, en especial, en los grupos de riesgo, para evitar la vuelta de enfermedades que parecían ya controladas o para reforzar su potencia inmunógena.
Para ello, la Conselleria cuenta con un Sistema de Vigilancia para la gripe desde 1996, con el objetivo de estimar su incidencia; obtener información sobre el estado vacunal de la población y la distribución de los afectados, así como aislar los virus de cada temporada para conocer el tipo de cepa.
El origen de la vacuna
Desde la antigüedad el hombre buscó ser resistente a las infecciones. La vacunología científica tuvo su origen en Pasteur, considerado su padre ya que descubrió en el año 1880 la vacuna frente a la rabia.
Las vacunas actúan mediante un sencillo método: son medicamentos biológicos que aplicados a personas sanas provocan la generación de defensas que actúan protegiéndole ante futuros contactos con los agentes infecciosos y se evita, de esta manera, la infección o la enfermedad.
Grupos de riesgo
La gripe es una enfermedad respiratoria aguda, que afecta fundamentalmente a niños, ancianos, y personas con patologías crónicas, y que se caracteriza por su alta contagiosidad y aparición en forma de epidemias anuales. Las epidemias anuales suelen estar causadas por los virus A y B.
En este sentido, la vacunación de la gripe estacional en este año 2014 como en años anteriores va dirigida a los siguientes grupos de población:
- Todas las personas de 60 años o más. Se hará especial énfasis en aquellas personas que conviven en instituciones cerradas (residencias, centros de día, etc.).
- Personas menores de 60 años que, por presentar una condición clínica especial tienen un alto riesgo de complicaciones derivadas de la gripe o porque el padecer la enfermedad pueda provocar una descompensación de su condición médica.
- Personas que conviven en residencias, instituciones o en centros que prestan asistencia a enfermos crónicos de cualquier edad.
- Niños/as y adolescentes, de 6 meses a 18 años, que reciben tratamiento prolongado con ácido acetil salicílico, por la posibilidad de desarrollar un síndrome de Reye tras la gripe.
- Mujeres embarazadas.
- Personas que pueden transmitir la gripe a aquellas que tienen un alto riesgo de presentar complicaciones, como trabajadores de centros sanitarios o cuidadores de ancianos o niños.
Cómo prevenir la Gripe
La gripe se transmite normalmente de persona a persona, y debido a que la transmisión suele producirse cuando el infectado ni siquiera sabe que tiene el virus, la prevención no resulta fácil. Se pueden tomar, no obstante, una serie de precauciones, para la prevención del contagio de la gripe, o que este resulte lo más leve y llevadero posible:
- Extremar la higiene: lavarse las manos frecuentemente, especialmente tras tocar algún objeto o superficie, y en cuanto lleguemos a casa tras viajar en transporte público. Al lavarse las manos, hacerlo despacio y a conciencia, sin que quede ninguna zona sin limpiar.
- Llevar encima una solución limpiadora desinfectante para usarla cuando no se disponga de agua y jabón.
- Desterrar el hábito de tocarse la boca, la nariz o los ojos: el virus penetra a través de las mucosas, y si hemos tocado a una persona o superficie contaminadas y no nos hemos lavado las manos después, facilitaríamos la diseminación del virus.
- Mantener la casa limpia y desinfectada, especialmente los lugares donde se cocina o come, sobre todo si ya hay un enfermo en la familia. Limpiar también más a menudo los pomos de las puertas, el baño, las superficies de los muebles, el teléfono, etc. porque el contagio también se produce por contacto directo con una superficie contaminada.
- Ventilar el hogar: todas las mañanas es conveniente abrir las ventanas y ventilar la casa durante diez minutos aproximadamente. Así se renueva el aire y si algún miembro de la familia está afectado es más fácil evitar el contagio.
- Taparse la boca al estornudar o toser, preferiblemente con un pañuelo de papel desechable, para evitar que las gotas respiratorias expulsadas contaminen a otras personas. Después de sonarse los mocos, hay que tirar el pañuelo utilizado a la basura y lavarse las manos inmediatamente.
- No hay que compartir objetos ni ropa con personas enfermas que, si es posible, deberían dormir en una habitación aparte para no contagiar al resto de la familia.
- Vacunarse: las personas que pertenecen a los ya explicados grupos de riesgo deben vacunarse. También es conveniente que se vacunen las personas cuya profesión les hace estar en contacto con mucha gente, como los profesionales sanitarios, los maestros, los cuidadores de niños o ancianos, etc.