El gran mal de las redes sociales
Un nuevo campo de entrada a nuevas enfermedades se abre con el uso y abuso de las redes sociales. La adicción a estas herramientas digitales está despertando una serie de alarmas en la psicología que deben conocerse para iniciar un proceso de autodefensa
De dos horas y media diarias es el promedio que se pasa en las plataformas de las redes sociales. La sociedad vive inmersa en esta herramienta de comunicación, observando, entre otras cosas, estilos de vida que admiran y envidian, provocando un constante sentimiento de deseo frustrado, de querer y no poder. Una situación que, si se prolonga en el tiempo, puede arrastrar a una persona al aislamiento, dejando de sentir interés por aquello que le rodea, es decir, a padecer de anhedonia.
¿Qué es la anhedonia? El primer efecto negativo por abuso de las redes sociales
Este problema puede tener un origen derivado del exceso de horas navegando por las redes sociales que, si se prolonga, finalmente llevará al usuario a caer en una profunda sensación de desgana y apatía.
La anhedonia es, precisamente, la incapacidad para poder experimentar placer, sustituida por una constante sensación de insatisfacción en la mayoría de actividades que puede llevar a cabo por una pérdida de interés generalizada. Un mal que puede entenderse y evitarse, el Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP) ofrece más información sobre la anhedonia y esta falta de reactividad a estímulos considerados placenteros.
Esta no es la única enfermedad que produce la adicción a las redes sociales.
Las redes sociales y sus enfermedades asociadas
Nadie duda de las ventajas y beneficios que ha aportado internet y las redes sociales al mundo. Una nueva ventana al ocio, a la creatividad, a la información, a la comunicación, a la formación… que posibilita mejorar en el trabajo o produce mayores beneficios a las empresas.
Desgraciadamente, no es la panacea y si se excede en las horas diarias de uso terminará convirtiéndose en un problema al producirse algunas enfermedades psicológicas. Problemas como la mencionada anhedonia, que terminarán produciendo graves perjuicios en la vida de los usuarios. Estos son algunos de los nuevos trastornos psicológicos que se relacionan con el mal uso de las redes sociales, las tecnopatologías.
La Nomofobia
Este mal lo produce la adicción al móvil. Su falta produce angustia y ansiedad si el usuario no lo tiene cerca. Algo parecido puede ocurrir cuando, aun teniendo este objeto, se le está acabando la batería o no encuentra cobertura… momentos que podrían ser positivos dan un vuelco y se convierten en incómodos. El propietario del móvil dejará de disfrutar del entorno en su obsesión por cargar o localizar la señal que le permita poder utilizarlo y seguir navegando por las redes sociales.
El síndrome de la llamada imaginaria
Es cada vez más habitual sentir o escuchar una vibración o una llamada del móvil cuando esto nunca llegó a producirse. Esta alucinación tiene una explicación racional; el cerebro tiende a asociar cualquier impulso o estímulo con el teléfono móvil y los mensajes de las redes sociales o de la mensajería instantánea. Un efecto que se acrecienta si se está estresado.
Síndrome F.O.M.O
Fear of Missing Out (FOMO), temor o miedo a perderse algo es un síndrome derivado de la hiperinformación. Las personas que lo sufren temen perderse un acontecimiento importante o algún evento social, padeciendo ansiedad y angustia ante esta posibilidad. Ocurre con bastante frecuencia en los asiduos al Facebook, denominándose en este caso como Depresión del Facebook.
La tecnoadicción
Se trata de un deseo incontrolable de estar constantemente conectado a las tecnologías de la información (TIC), un comportamiento recurrente que debe ser satisfecho si se quiere evitar malestar psicológico. Es, por lo tanto, un problema que produce deterioro en el bienestar de las personas, imposibilitando que pueda disfrutar de entornos naturales, fiestas con amigos o de un buen libro.
Apnea de Whatsapp
En este caso se trata de un comportamiento compulsivo, un trastorno que empuja a las personas a estar mirando constantemente esta aplicación de mensajería instantánea. No soportan el tiempo que tardan otras personas en contestar a sus mensajes, se preguntan por qué no se conectan o se sienten mal porque sus mensajes se han quedado sin respuesta en un grupo… Además, puede llevar a malinterpretar los mensajes y producir estados de ira injustificados.
La dependencia de internet
Como su propio nombre indica, es una adicción la necesidad de estar todo el tiempo conectado a la gran red global, llegando a perjudicar gravemente la vida privada de las personas. En este sentido, es interesante ver el documental de Netflix; El dilema de las redes sociales, un estudio que ofrece una clara imagen del trabajo que hay detrás de las redes sociales y de internet para atrapar y crear personas dependientes.
Cibercondria
Las personas que padecen de cibercondría están convencidas de padecer alguna de las enfermedades que internet les ofrece. En muchos casos esta información es la que provoca el propio mal por efecto nocebo, es decir, al contrario de lo que se conoce como placebo.
El efecto Google
El cerebro se acomoda, negándose a guardar información o recordar algunos datos, pues siempre tiene la posibilidad de recurrir a internet, y preguntar a Google. Por tanto, no existe necesidad de aprender algo de memoria si los buscadores ya ofrecen toda la información que se quiera cuando se necesite.
Un trastorno que provoca en quien lo padece una continua necesidad de buscar todo lo que se le ocurre, convirtiendo el afán de información en una especie de nueva droga.