Muere Alfonso Ortuño, el pintor de las emociones
Nació el 23 de abril de hace 86 años, en Barcelona. Alfonso Ortuño pintó desde la imaginación la Valencia de su tiempo, retrató las escenas del Mediterráneo que fantasearon sus sentimientos. El pasado viernes murió en su Godella adoptiva. Ortuño vino a Valencia a los 10 años y empezó a pintar desde muy joven. Pronto entró en contacto con el Círculo de Bellas Artes y perfeccionó su técnica.
Contemporáneo de Bronchú de Godella, Mir, Segrelles o Berenguer, pertenece a una generación de pintores que partieron del impresionismo para encontrar su estilo propio. Así, Alfonso Ortuño, se dejó embaucar por la luz del Mediterráneo y, aunque tuvo una etapa más gris, en su madurez, el color, es el gran protagonista. Su pintura lírica pone la emoción al desnudo, la espátula fue su pincel en multitud de sus obras, en sus paisajes, sus escenas de lluvia, marinas, retratos, bodegones… “Ver un cuadro de mi padre es como ver su alma, su interior porque son creaciones que nacen de dentro, no es una copia de la realidad, es una interpretación, una reinvención”, comentó su hijo, Alfonso Ortuño, quien también heredó su amor por la pintura.
No fue el único en una familia de destacados artistas. Su sobrino, Jorge Ortuño y dos de sus nietos han seguido los pasos del gran Alfonso Ortuño.
La crítica Olga Ral lo definió como “el pintor valenciano que, fundamentalmente, evidencia una espontaneidad, (…) más que un deseo de presentar sus ideas”. “El lenguaje plástico de Alfonso Ortuño –explicó Real-, hace confluir sugerencias diversas que provienen tanto de la tradición moderena de la pintura y de una cierta relectura libre, como de una sustancialmente postura clásica”.
