“Esto es la ruina, o nos llegan las ayudas en menos de un mes o más del 60% de los comercios de Gandia cerrarán”
La obligación de cerrar a las 18:00 horas deja la sensación de que es “pagar las consecuencias justos por pecadores”
El comercio de Gandia está tocado, muy tocado.
Así es como ellos mismos relatan la situación que están viviendo, agravada todavía más por el anuncio público de ayer que les obliga a bajar la persiana a las 18:00 horas.
Elperiodic.com ha salido a la calle y ha recogido los testimonios de los comercios de proximidad de la ciudad de Gandia, empresarios, hosteleros y gente que lleva luchando por su negocio décadas.
La primera reacción que explican a este digital es clara, directa y coincide en boca de cada uno: “Las nuevas medidas restrictivas que anunció ayer Ximo Puig son desmesuradas y la ruina para nosotros, los comerciantes”.
El cierre de los negocios a las 18:00 horas “nos supone acumular más pérdidas todavía; si ya estábamos pasándolo realmente mal con todas las restricciones anteriores, ahora ya es la puntilla final para acabar de complicarnos el negocio”.
Los comerciantes detallan que “estamos agonizando, tenemos que seguir pagando los impuestos, los sueldos, los gastos del negocio y todo lo que nos exigen las administraciones, y aún así nos siguen poniendo complicaciones”.
“La pandemia la entendemos todos y priorizamos la salud ante todo, pero en todos los aspectos, porque el COVID-19 se utiliza para poder cerrarnos nuestros comercios a las seis de la tarde pero no se tiene en cuenta para reducirnos los impuestos o darnos alguna solución para que no tengamos que seguir pagando todo igual sin poder ingresar ni trabajar”, explican a este digital varios empresarios gandienses.
Todos coinciden en que la pandemia es la prioridad y que nadie quiere poner en riesgo la salud de los demás, pero de la misma manera exigen que se tenga en cuenta para aliviarles de las cargas económicas que suponen sus negocios, al menos durante el tiempo más duro de las restricciones.
Injusticia
“Estamos pagando justos por pecadores”, es la frase más repetida y la sensación extendida entre unos y otros.
Aquí surgen diferencias, ya que hemos encontrado varios hosteleros que afirman que “si tenemos una terraza amplia donde guardamos perfectamente las distancias de seguridad entre mesa y mesa, no entendemos porque nosotros tampoco podemos trabajar”.
Comprenden que la parte interior de los restaurantes y de los bares no deban abrir por el alto riesgo de contagio, pero exigen a las administraciones que “no tome las decisiones igual para todos, porque cada uno tiene unas características diferentes; ahora la gente se juntará en casas, donde el riesgo de contagios aumenta notablemente y es muy complicado de controlar para la policía”.
En este aspecto también encontramos la versión opuesta, ya que detallan que “las nuevas restricciones tratan de evitar los motivos sociales que ocasionen reuniones entre amigos o familia en los bares y restaurantes, por lo que cerrando estos sitios las personas tenemos menos motivos para salir de casa y juntarnos con los demás, aunque es cierto que es muy injusto y complicado para el sector”.
Ayudas urgentes
Los comerciantes gandienses tienen una cosa muy clara: “Si no recibimos las ayudas económicas en los próximos 15 días o antes de un mes, estamos seguros que más del 60% de los comercios de la ciudad van a verse obligados a cerrar sus puertas y dejar de trabajar”.
Encuentran el problema de las ayudas en muchos puntos que explican: “Las ayudas pueden estar anunciadas a bombo y platillo por las administraciones, el verdadero problema llega en cuándo las vamos a recibir nosotros, los que más las necesitamos, cuándo y de qué manera nos va a llegar un dinero que no queremos para hacernos más ricos o beneficiarnos, sino para la necesidad de pagar a los trabajadores, el local, a los proveedores o para poder seguir viviendo aunque sea con lo mínimo”.
Las características de las ayudas también dificultan el hecho de poder obtenerlas, ya que la administración exige una serie de requisitos y de trámites que complica todavía más la obtención de las mismas y, sobre todo, dilata en el tiempo un mecanismo hecho para que los sectores sobrevivan de forma inmediata por la urgencia de apoyo económico.
“Si ya teníamos a trabajadores en el ERTE, no sé qué vamos a hacer ahora que ninguno de la plantilla vamos a poder trabajar por este cierre, es una ruina y una injusticia para el sector”, afirman los hosteleros.
Por su parte, los comerciantes no varían mucho la versión anterior, ya que “habíamos bajado mucho durante estos pasados meses nuestra facturación, llegando a cubrir gastos y poco más, algo que ahora quitándonos entre dos y tres horas de trabajo por la tarde se va a complicar muchísimo más y no sé qué vamos a tener que hacer, aunque creo que a todos nos pasa ya por la cabeza el bajar definitivamente la persiana del negocio, por mucho que no queramos que esto suceda; ojalá nos lleguen pronto las ayudas reales y podamos, como mínimo, seguir pagando y viviendo”.