La Fundación Vicente Ferrer anuncia su internacionalización
Tras medio siglo de intervención en la India, la organización hace una apuesta por expandir a otros países su reconocido modelo de intervención basado en el protagonismo de las personas y las comunidades más vulnerables
La Fundación Vicente Ferrer (FVF) ha comenzado a expandir su proyecto en Asia para paliar la pobreza extrema de algunas regiones. Tras 54 años trabajando en aldeas del sur de la India, la organización traspasa por primera vez estas fronteras para combatir la exclusión y el sufrimiento en países como Nepal, Sri Lanka y Filipinas. “A lo largo de este tiempo, hemos sido testigos del impacto social que hemos tenido en la India: las sociedades han avanzado en igualdad y las comunidades han liderado su propio desarrollo, explica Anna Ferrer, presidenta y fundadora de la organización. “Ha llegado el momento de compartir este aprendizaje con otras comunidades que se han acercado a nosotros para pedir apoyo”.
Esta expansión supone la ampliación de un proyecto de desarrollo que debe responder a un mundo que afronta nuevos desafíos: el aumento de la pobreza y las desigualdades en todo el mundo, las guerras, el cambio climático y las catástrofes naturales. Todas estas crisis han ido encadenadas y han multiplicado el número de personas que sufren en todo el mundo.
La FVF ha puesto en marcha la primera fase de su internacionalización en Nepal, un país con una población que aún no se ha recuperado de las consecuencias del devastador terremoto de 2015. En los contextos de crisis, la infancia se convierte en la primera víctima. Por ello, la Fundación está dando apoyo a tres colectivos: menores cuyas familias trabajan en los tradicionales hornos de ladrillo, una industria con un alto índice de empleabilidad infantil, niñas y niños con parálisis cerebral y personas adultas con problemas de salud mental, cuya carga familiar recae en sus hijos e hijas.
“Nepal es el primero de muchos destinos más a los que queremos llegar para compartir lo que hemos construido en la India. Nuestra experiencia nos ha demostrado la importancia de trabajar en red con las comunidades locales, y esta idea es la que nos acompaña en esta nueva etapa”, asegura Ferrer. En este sentido, la FVF ha activado desde hoy la campaña “El cuidado que necesitan”, con el objetivo de buscar apoyos que permitan asegurar y ampliar los recursos para sostener los distintos proyectos, que actualmente llegan a más de 4.000 familias.
El boom del ladrillo en Nepal y cómo afecta a los menores
Se calcula que en Nepal hay unas 750 fábricas de ladrillo (cifras no oficiales apuntan a más de 1.000, porque muchas son ilegales) una industria que ha crecido al amparo de la construcción y la exportación a países ricos donde existe mayor regulación medioambiental. Son empleos que suelen estar ocupados por familias empobrecidas, la mayoría de las castas más bajas o dálits. Se trata de un trabajo temporal, entre noviembre y mayo, que es la época en la que no hay monzones.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 16% de la fuerza laboral de las fábricas de ladrillos estáâ¯formado por menores, lo que supone que entre unos 20.000 y 30.000 niños y niñas que deberían estar en las escuelas sufren explotación laboral y riesgos a su salud por cargar pesos excesivos y exponerse a las nubes de humo tóxico que emanan de las chimeneas de los hornos. La Fundación está apoyando siete escuelas para que menores en edad preescolar (de 3 a 6 años), de familias que trabajan en este sector reciban nutrición, ropa y cuidados mientras sus padres trabajan como temporeros. Sin este apoyo, los niños y niñas con toda probabilidad acabarían trabajando con ellos.
Apoyo a familias con miembros con discapacidad severa
Esta intervención contempla la rehabilitación y nutrición de menores con discapacidad en centros de día, apoyo psicológico a sus madres y sensibilización de las familias con hijos e hijas que cuidan a alguno de sus progenitores con enfermedades mentales para que no abandonen sus estudios.
En Nepal hay una gran índice de enfermedades mentales, pero escasos recursos para abordarlas. Muchas de estas patologías están desencadenadas por la alta incidencia de terremotos y otras catástrofes naturales en las que las familias más pobres lo pierden todo y carecen de medios para recuperarse. Por otro lado, Nepal sufrió entre 1996 y 2006 una guerra civil cruenta cuyas consecuencias fueron devastadoras en las zonas rurales y que sufrieron muchos niños y niñas que hoy son adultos que arrastran estrés postraumático.
Todas estas iniciativas pretenden promover la escolarización de niños y niñas, especialmente en las zonas rurales de Nepal, donde la lejanía de las escuelas supone un obstáculo para las familias. Otro dato relevante es que en Nepal, un país proclive a desastres naturales, como terremotos, deslizamientos de tierra, avalanchas e inundaciones, el 60% de las escuelas no resisten los embates de catástrofes naturales.
Un proyecto eficiente con vocación de llegar a cuanta más gente mejor
La Fundación Vicente Ferrer traspasa por primera vez las fronteras de la India, donde ha consolidado un modelo de intervención eficiente basado en el trabajo colaborativo con las comunidades locales para lograr un desarrollo social y económico de las zonas rurales. Los resultados son un crecimiento sostenible y una reducción importante de las migraciones. En 54 años de historia, la entidad, fundada por Vicente Ferrer y Anna Ferrer, ha logrado levantar hospitales rurales que atienden a 700.000 personas cada año, promueve el asociacionismo de miles de mujeres y personas con discapacidad para su visibilidad y empoderamiento, construye anualmente más de 2.000 viviendas para familias vulnerables registradas a nombre de las mujeres, ha logrado la inserción educativa de miles de niñas y niños y planta cerca de 2 millones de árboles al año para combatir la sequía y el cambio climático.