Fallecer en tiempos de COVID: transformación de los rituales fúnebres en España y el mundo.
La pandemia ha cambiado las costumbres de millones de personas, especialmente los rituales funerarios.
Los familiares de las víctimas no sólo se han enfrentado al dolor de la pérdida, también se ven obligados asumir nuevos retos logísticos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) creó en marzo de 2020 una guía para preparar y enterrar los cadáveres de los fallecidos por COVID de manera segura.
Del abrazo colectivo a las condolencias a distancia
El velatorio es uno de los procesos más importantes en los funerales de España y el mundo. En este ritual se reúnen familiares, amigos y conocidos para acompañar el duelo hasta el entierro. Conversar, recordar al difunto, llorar en el brazo de un ser querido son algunas de las acciones para dar el último adiós.
Debido a su perfil altamente contagioso, el COVID ha transformado por completo todos los rituales fúnebres, especialmente el velatorio. La inhumación, cremación y el transporte de los cadáveres se debe realizar en un corto período de tiempo. También se deben cumplir normas de bioseguridad en los entierros.
El número de personas permitidas en los velatorios se ha reducido. Este fenómeno genera un incremento en el envío de flores funerarias a los tanatorios de Castellón, Alicante, Valencia y el resto de España. Los portales online especializados en el envío de flores funerarias como enviocoronas.com, han experimentado un aumento considerable en la demanda durante la pandemia.
Las flores son la forma más segura de expresar el cariño y las condolencias en estos tiempos. Sin embargo, no consiguen sustituir el contacto físico y el abrazo colectivo. Se trata de un desafío emocional para los familiares de las víctimas. El proceso del duelo se hace más complejo ante la ausencia o transformación de los rituales sociales que lo acompañan y ayudan a las personas a expresar su dolor.
Se hace necesaria la resignificación de los vínculos y la adaptación a estos nuevos escenarios. Cada persona tiene la necesidad de encontrar un nuevo ritual íntimo que le permita despedirse y avanzar en el duelo por encima de los obstáculos circunstanciales.
Medidas restrictivas alrededor del mundo
Dentro de España, cada ciudad establece un protocolo para abordar los rituales funerarios. Por ejemplo los tanatorios de Valencia, permiten un límite de 15 personas en los espacios cerrados y hasta 25 al aire libre. En Madrid no pueden superar el 50% de su aforo y así cada ciudad diseña sus medidas de seguridad y control. Lo mismo sucede alrededor del mundo.
En Estados Unidos, hasta diciembre de 2020, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) señalaron que el riesgo de contraer el virus por medio de una víctima de COVID-19 era mínimo. No indican un transporte especial para el cuerpo y permiten que los familiares vean al fallecido en el ataúd.
La experiencia mexicana es totalmente diferente. La Secretaria de Salud de este país considera al cuerpo de las víctimas de COVID-19 como un vector del virus. Los familiares sólo pueden ver a sus seres queridos con un equipo de protección regulado. El personal médico transporta el cuerpo en una bolsa especial, las funerarias deben implementar las medidas preventivas y los velatorios deben realizarse obligatoriamente con el ataúd cerrado.
En Colombia la situación es más compleja. Las autoridades han cerrado los tanatorios y los cementerios y han prohibido los rituales fúnebres. Las familias de las víctimas reciben las cenizas de sus seres queridos, varios días después de su muerte. Un personal de salud autorizado se encarga de preparar al cuerpo, siguiendo procedimiento de bioseguridad con un equipo de protección.
En África, el virus también ha interrumpido las multitudinarias ceremonias funerarias que forman parte de su tradición ancestral. Una prueba de esto son las medidas aplicadas en países como Sudáfrica, donde sólo se permiten hasta 50 personas en el entierro. Las familias no pueden tener contacto físico con los fallecidos y el proceso sólo puede durar 2 horas como máximo.
En Arabia Saudí e Irán la situación es parecida. En Teherán, las personas que mueren a causa del virus son trasladadas directamente al cementerio desde los centros de salud. Los rituales funerarios son llevados a cabo por un grupo de voluntarios que deben seguir un protocolo de seguridad estricto.
En el territorio europeo, Alemania afirma que no existen estudios concluyentes sobre si el cuerpo de una víctima de COVID-19 es una fuente de infección o no. El Reino Unido limita la asistencia a los crematorios y cementerios y también han creado morgues temporales en el territorio de Midlands.
Durante la segunda ola de contagios, en Italia el límite de asistentes en una ceremonia funeraria varía según la capacidad de cada espacio. Se pueden realizar misas y visitar los cementerios, siguiendo normas sanitarias y medidas estrictas de distanciamiento social.