Los expertos en ingeniería agronómica reclaman el incremento del uso de nuevas tecnologías en el sector primario
La Fundación Valenciana de Estudios Avanzados, con la colaboración del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Levante, ha analizado hoy las claves de la alimentación del futuro. Lo ha hecho a través de la jornada Ingeniería agronómica y conexión de biosistemas: nuevo modelo agroalimentario, en colaboración con la Diputación de Castellón, La Fundación Premios Rei Jaume i y la Fundación José Pastor Fuertes.
Los ingenieros agrónomos Benito Jiménez (Impresión del sistema agroalimentario en el momento actual en España), Enrique Torrente (Digitalización y sostenibilidad), Natalia Falagán (Desperdicio alimentario), Jesús Paniagua (integración de biosistemas) y Jorge Jordana, (Industria alimentaria: desarrollos) han sido los encargados de esbozar la situación actual y vaticinar el futuro inmediato.
El sector primario ha de incrementar el uso de la ciencia y la tecnología
El secretario autonómico de Agricultura y Desarrollo Rural, Roger Llanes, ha inaugurado las jornadas y ha llamado la atención sobre “la dicotomía que existe entre la industria agroalimentaria, puntera, innovadora y de liderazgo y el sector primario que le suministra la mercancía, que tendrá que redoblar el uso de la ciencia y la tecnología para conseguir su viabilidad.”
El decano del COIAL, Baldomero Segura, ha acompañado a Llanes en la inauguración: “Nos enfrentamos a un ritmo creciente de la población mundial, somos ya 8.000 millones y esto seguirá creciendo. Desde el sector agroalimentario se tiene que dar una respuesta que no ponga en peligro la reducción de alimentos y mantenga el ecosistema lo mejor posible.”
Aprovechar los recursos al máximo y aprender a utilizar los datos
Benito Jiménez, CEO de Congelados Navarra y Premio Rei Jaume I al Emprendedor 2021, ha analizado cómo afecta al sector agroalimentario la tormenta geopolítica que estamos viviendo: “Crisis alimentaria, guerra de Ucrania, Brexit, Covid y crisis energética marcan la situación actual. Y ha destacado la importancia de aprovechar al máximo los recursos naturales, sobre todo del agua, dado que va a ser un bien escaso que hay que tratar de almacenar y administrar mediante la política de regadíos”. Por otra parte, ha cuestionado ciertos aspectos en cuanto a la velocidad a la que queremos hacer la transición ecológica y hacia la sostenibilidad. “No tenemos que hacer de la sostenibilidad un arma competitiva, porque eso lleva a tomar decisiones extremas, que no son las correctas, y como consecuencia nos encontramos con una realidad que no es la que queremos conseguir. Tomemos decisiones sensatas, porque todos queremos y debemos ser sostenibles para mantener el planeta, pero seamos realistas y sensatos con nuestras decisiones y con los tiempos con los que implantamos esas medidas”.
Enrique Torrente, experto del Grupo Tragsa, ha explicado que la digitalización por sí misma “no asegura una transición digital y verde efectiva. Convertir en activos los datos del sector agroalimentario exige un cambio cultural, el cambio tecnológico solo lo posibilita. Pero el problema principal es el cambio generacional y la brecha digital que impacta de pleno en sector actual. Las tecnologías tienen un límite de eficiencia. En el futuro, un robot podrá determinar la eficiencia del ciclo de fotosíntesis, pero no elevar su rendimiento. El futuro será de la Biotecnología. Cultivos de igual rendimiento, pero de mayor valor energético. Agricultura más precisa, mejor que agricultura de precisión. Pero todo esto no será posible sin agricultores. Usemos la tecnología para motivar el cambio y la incorporación de jóvenes y ayudemos a los actuales recuperando la formación y el asesoramiento agrícola, ahora ampliado en competencias digitales”.
Reducir el desperdicio alimentario, fundamental
Natalia Falagán es profesora titular de Ciencia y Tecnología de alimentos de la Universidad de Cranfield, en el Reino Unido, y ha alertado sobre “la imposibilidad de producir más alimentos de los que ya generamos cada año”. Falagán pone en marcha estrategias para reducir la pérdida y el desperdicio alimentarios a nivel global. “El desperdicio alimentario no es un problema aislado y conecta con el campo de la investigación y las políticas sociales”. Ella tiene muy claro que no es posible, debido a la falta de recursos naturales, producir más comida en el planeta. Por eso ha explicado que es “irrenunciable reducir la pérdida y el desperdicio alimentario para poder seguir dando de comer a millones y millones de personas”.
Una economía del carbono renovable
Jesús Paniagua, director de organización y Sistemas de Gestión en Grupotec, ha analizado los biosistemas en España desde el punto de vista de la economía del carbono orgánico, la ganadería, la logística alimentaria, la gestión de aguas residuales y residuos. “Estos flujos del carbono nos llevan a nuevas formas de energía: bioenergía, biomasa, energía a partir de residuos, biomateriales, biocombustibles...”, ha explicado. “Es necesario que generemos toda la energía renovable posible, y para ello debemos de aprovechar la energía, generar una economía del carbono renovable y crear biosistemas más allá de la alimentación y las materias primas biológicas”.
Entre las fuentes de energía que Paniagua insta a desarrollar están “gases renovables como el biogás y el biometano, la bioenergía que puede extraerse de la biomasa, como el bioetanol, que se produce a partir de azúcares, almidón y celulosas, y el biodiesel, que se genera a partir de grasas”. Otra de las fuentes de bioenergía es “la relacionada con los residuos, que se puede conseguir mediante incineración con recuperación de energía o generando combustible a partir de residuos. Sin olvidar los fertilizantes avanzados y el compost, que provienen de la gestión de residuos o materiales como los bioplásticos que se producen en las biorrefinerías”.
Las políticas de la UE dejan completamente de lado la investigación agraria
Jorge Jordana, patrono del instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Alimentación e ingeniero agrónomo, se muestra muy crítico ante la delicada situación del sector agrario en el ámbito de la Unión Europea: “La política agraria comunitaria está muy centrada en el medio ambiente y la economía circular, pero deja de lado la investigación, que es el futuro de la agricultura. Si no somos capaces de crear cultivos más resistentes a las sequías tenemos un serio problema a la vuelta de la esquina”.
Sobre la política española, Jordana ha denunciado que la legislación relacionada con la agroalimentación “se está elaborando sin consultar con técnicos especialistas como los ingenieros agrónomos”. Y se ha escandalizado con el uso que se ha hecho de los 76.000 millones de euros de subvención que la UE otorgó a España para renovación y puesta al día de su infraestructura industrial: “El sector agroalimentario representa el 20% del sector industrial español y sin embargo, solo ha recibido 216 millones de euros, lo que significa el 0,3% del total concedido. Eso es inaudito”.