¿Estamos preparados para otra catástrofe en la Comunitat Valenciana? Un estudio de una prestigiosa revista científica enciende las alarmas
Esto es lo que la Comunitat Valenciana debe aprender según una publicación internacional
La revista científica The Lancet ha publicado una carta realizada por la profesora de la Facultad de Enfermería y Podología de la Universitat de València Yasmin Ezzatvar y el profesor José Francisco López-Gil, de la Universidad de Las Américas de Ecuador, en la que subrayan la urgente necesidad de implementar estrategias de preparación para desastres en España como el acontecido tras la última DANA. En esta incluyen propuestas como sistemas de alerta temprana más sólidos, infraestructuras resilientes frente a fenómenos climáticos externos y protocolos de respuesta rápida y coordinada, acompañados de una comunicación clara y recursos adecuados.
La carta tiene como objetivo destacar la gravedad de las inundaciones sin precedentes que han afectado a la Comunitat Valenciana desde el 29 de octubre de 2024.
Los autores destacan la necesidad de estar mejor preparados para desastres como este, con sistemas de alerta más eficaces, una mejor coordinación de emergencias y recursos que lleguen a tiempo para proteger vidas y minimizar el sufrimiento.
Para Yasmin Ezzatvar “publicar esta carta en The Lancet no solo permite documentar científicamente un desastre de esta magnitud, sino que también asegura que su impacto sea conocido a nivel internacional, promoviendo un intercambio global de conocimientos que puede contribuir a la prevención y gestión de futuros acontecimientos parecidos”.
Entre las ideas principales tratadas en la carta, Ezzatvar y López-Gil apuntan la similitud con otras inundaciones como la ocurrida en Rio Grande do Sul en Brasil, donde el factor común ha sido la demora en la respuesta del gobierno y la falta de preparación para un escenario tan devastador. También señalan la falta de coordinación en la respuesta inicial: “A pesar de que se emitió una alerta roja por el temporal, las autoridades minimizaron su gravedad en un primer momento, lo que hizo que muchas personas no tomaran las medidas necesarias. Los avisos de emergencia por móvil llegaron demasiado tarde, cuando las inundaciones ya estaban causando daños”, indican los especialistas en la carta.
La profesora Ezzatvar y el profesor López-Gil destacan los daños en infraestructuras y servicios básicos: “Las inundaciones destruyeron carreteras, puentes y líneas eléctricas, dejando a muchas personas sin agua potable, electricidad o medicamentos esenciales. Esto complicó los rescates y aumentó los riesgos para la salud, como posibles brotes de enfermedades”.
Los autores también dedican un apartado a la ayuda de la ciudadanía. “Ante la falta de recursos suficientes por parte del Gobierno, muchas personas y comunidades se organizaron para ayudar a los afectados, aunque eso implicara que muchos voluntarios tuvieran que desplazarse a pie. Esto fue crucial, aunque muestra que hace falta mejorar la rapidez y eficacia de la respuesta oficial en emergencias”.
En el texto se exponen las consecuencias para la salud física y mental. Así, explican que además de los problemas médicos, como la falta de tratamientos importantes, las personas afectadas y los equipos de rescate han sufrido un fuerte impacto emocional, lo que requiere atención psicológica para prevenir problemas a largo plazo.