ENTREVISTAS

Enrique Fayos, la responsabilidad y la valencianización del Teatro Olympia frente al COVID-19

IÑAKI LÓPEZ - 11/12/2020 | Fotógrafo: Iñaki López

Por los teatros valencianos Olympia y Talia han pasado más de 35.000 espectadores y no se ha registrado ni un solo brote de Coronavirus

Se abren las puertas del Teatro Olympia para recibir a elperiodic.com.

El silencio reina en un patio de butacas que impone, tan solo se rompe por las voces de los artistas que ensayan en lo alto del escenario.

Se sienten las sensaciones de la emoción y de la bonita presión del estreno que tienen estos profesionales en una de las épocas más complejas para su sector.

Como anfitrión nos recibe el propietario del Teatro Olympia, Enrique Fayos, quien supera los 30 años al frente de uno de los puntos más importantes e influyentes de la cultura valenciana y nacional.

Enrique es alguien cercano y de conversación fácil, se ve rodeado de las más de 900 butacas que algún día volverá a llenar tras haber superado del todo la pandemia del Coronavirus.

Además de propietario de este punto de encuentro de la cultura y de la sociedad valenciana, entre otra mucha gente de diferentes puntos de la geografía, Fayos también es productor.

No es ni un propietario ni un productor cualquiera, sino alguien que vive y que siente la cultura como suya.

Una de las claves que más transmite el empresario es precisamente esta, la devoción que mantiene por el teatro y por los eventos culturales. Aquí radica la mayor parte de su éxito, ya que vive, disfruta, apoya y genera cultura.

Muchas veces es complicado ver más allá de un empresario de éxito, y más en un sector tan masificado como el cultural. Justamente ese hueco tan difícil de conseguir es el que ha conseguido Fayos, quien ha colocado al Teatro Olympia y a cada una de sus obras en lo más alto de la demanda cultural de la Comunitat Valenciana. No solo se queda en las fronteras valencianas, ya que nos habla de cantidad de personas que llenan sus butacas haciéndose innumerables kilómetros desde sus localidades.

Además del Olympia, Fayos dirige de la misma manera el Teatro Talia, también en Valencia. Por si fuera poco, hay que sumarle a su cartera empresarial la dirección de los auditorios de la Vall d’Uixó, el de Torrent y el de Catarroja, y una sala de cine.

Todo este relato confirma su trayectoria antes de la irrupción de la pandemia del Coronavirus, pero su segundo motivo de éxito que detectamos rápidamente ha sido el de mantener su oferta cultural, adaptar su teatro y apostar por sus trabajadores tirando de una responsabilidad que uno solo puede alcanzar si siente y vive de verdad lo que significa la cultura.

 

¿Qué hiciste cuando llegó de repente la pandemia del Coronavirus?

Con la llegada de la pandemia tuve que cerrar todas las salas y enviar a mis trabajadores al ERTE, pero me tuve que quedar con 15 personas trabajando porque tenía que devolver más de 20.000 entradas anticipadas que ya estaban vendidas para las obras que se anularon.

El 10 de agosto volví a incorporar a la totalidad de mi plantilla, alrededor de 50 personas, para poder reabrir las salas al final de ese mismo mes.

Hemos intentado dar normalidad a la cultura siguiendo las restricciones y las medidas, que al principio en cuanto al aforo eran del 75% y luego bajó al 50% que tenemos ahora.

Todo esto impide trabajar al 100%, pero hay gente que directamente no puede ni trabajar.

¿Cómo os habéis adaptado?

Nos hemos adaptado teniendo claro que lo primero es el público y priorizando su seguridad.

Tenemos que actuar dando seguridad al público para que la gente cuando venga al teatro sepa que la cultura es segura y que no hay peligro de contagio.

Trabajamos también dirigidos a las compañías de teatro que vienen de fuera, ya que tenemos que solicitarles los documentos para que puedan entrar en Valencia por las restricciones.

Hacemos también pruebas de PCR y de antígenos para seguir seguros entre los trabajadores, además del tema de las mascarillas obligadas, el gel para el continuo lavado de manos y todos los protocolos.

¿Se ha encontrado con el miedo de la gente?

La gente viene al teatro ahora y entra en pánico, hay personas que vienen arrastradas por sus amigos, tienen miedo y cuando llegan y ven que en el teatro hay gente se asustan.

Por ello nosotros queremos que la gente venga al Olympia a pasarlo bien y a disfrutar, entonces lo que hacemos ante estas situaciones es reubicar o devolver directamente las entradas sin ningún problema.

Queremos dar confianza y facilidades al público para que vean que la cultura es segura.

¿Es rentable abrir un teatro en estas circunstancias?

No vale la pena abrir ahora por rentabilidad, pero tenemos la obligación de hacerlo.

Tenemos que ser conscientes de que hay actividades que no pueden parar. Creo que el empresario tiene la obligación en estas circunstancias de hacer un esfuerzo por mantener la actividad.

Lo más cómodo es no hacer nada, pero tenemos que dar un ejemplo de responsabilidad y buscar la normalidad.

El empresario está para ganar, está claro, pero también para perder algo en momentos como este. La gente no puede estar nueve meses sin trabajar y el público no puede estar nueve meses sin ir al teatro.

Aunque ahora perdamos dinero, yo creo que al final lo vamos a recoger con creces cuando todo esto vuelva a la normalidad porque no hemos parado de hacer actividad. Ese esfuerzo hay que hacerlo.

Yo, si puedo, estamos empeñados en no parar la actividad porque creo que es nuestra obligación.

¿Ha habido un cambio del nivel de las obras a la hora de contratar por la reducción del aforo?

Cualquier producto que tiene una compañía de más de diez actores no puede defenderse ante las restricciones. Las grandes compañías están suspendiendo giras y cayendo.

Yo tenía musicales y los he tenido que anular y tirar de productos de producción propia, de hecho esta Navidad tengo dos compañías de producción propia, una en el Talia y otra en el Olympia.

¿Con 450 butacas permitidas es posible aguantar el Olympia?

Con esta restricción del aforo nosotros en el Olympia podemos aguantar. No estamos ganando dinero, igual perdemos un poco, pero por lo menos estamos superviviendo.

Aunque perdamos algo de dinero, dentro de unos meses lo vamos a recoger con creces porque esto está claro que va a acabar.

¿La pandemia puede cambiar los hábitos en el teatro?

Los hábitos van a cambiar porque la gente se está acostumbrando a adelantar sus horarios o a llevar la mascarilla, cosas que yo creo que van a durar tiempo, pero esta situación de pánico va a desaparecer.

La gente se está acostumbrando a venir al teatro y tener al lado una butaca vacía, a lo que yo no tengo problema de dejarla vacía, pero eso supondría encarecer la butaca porque reduce el aforo.

Con una butaca vacía a mí se me queda el aforo en el Olympia en torno a un 65%, pero entiendo que la gente se acostumbra a estas cosas con facilidad.

Nos va a costar educar a la gente a partir de ahora y replantear muchas cosas.

Los empresarios tenemos la obligación de utilizar técnicas de este siglo y no de los pasados en los que se quedaba todo el mundo encerrado, y en eso nos hemos adaptado e incorporado novedades también.

Las vacunas parecen cercanas y todo ayuda, aunque también somos conscientes de que hemos conseguido mantener la seguridad total, ya que por el Teatro Olympia y por el Teatro Talia han pasado más de 35.000 personas y no ha habido ni un solo brote de Coronavirus.

¿Qué significa valencianizar el Olympia?

Lo que hemos hecho es echar imaginación porque tenemos en Valencia grandes actores. Hemos tenido producciones que en Madrid estaban llenando y nos hemos valencianizado con localizaciones de aquí de Valencia y la verdad es que están funcionando muy bien, sobre todo de cara a las fechas navideñas.

Nos hemos dirigido al público joven, que es el que sale ahora porque el más mayor tiene miedo, estamos observando que vienen pero los monólogos u obras de ese estilo funcionan mucho mejor de cara a los jóvenes.

Los espectadores vienen a ver un nivel de interpretación en el escenario similar al que están acostumbrados a ver en compañías de fuera

En Valencia contamos con profesionales buenísimos, entonces hay veces que de las grandes crisis salen grandes oportunidades.

La oportunidad va a ser que la producción local se va a poder poner a la altura de las grandes compañías.

¿Cómo es la faceta de productor?

Tengo la suerte de tener la capacidad de producción, porque si no hubiera sido así lo hubiera pasado realmente mal porque no hubiese tenido producto.

Hay muchas compañías que han parado de hacer giras, de hecho hay algunas que el motivo ha sido el miedo.

Yo he tenido de casos de actores que tenían miedo porque había poca venta y le daba miedo, teniendo que suspender.

Hay veces que se entra en pánico y dicen que no quieren venir a Valencia, por lo que he tenido que tirar de producciones propias y eso me ha permitido capear esta situación.

¿Qué quieren los espectadores ahora?

La gente quiere reírse, las personas no quieren rollos.

La comedia está funcionando mucho mejor, pero eso no quita que tengamos otras obras diferentes que han ido muy bien porque son obras de muchísima calidad y la gente también quiere venir a ver buen teatro.

La norma ahora es gente joven y pasarlo bien.

¿Va a cambiar el teatro o la cultura?

Yo creo que no, pienso que es algo puntual.

La gente joven, igual porque son menos propensos a coger el COVID-19 o que el virus no sea tan agresivo, da más tranquilidad y confianza.

Yo tengo clientes que no quieren salir de casa por la pandemia pero quieren venir al teatro, por lo que estamos haciendo una importante labor de pedagogía para que la gente venga tranquila y sin miedo.

El miedo es terrible, y yo creo que eso por mucho que hagas, quien tiene miedo tiene miedo, y eso hay que respetarlo.

El público, dentro de mi pirámide, es lo que más respeto tiene. Hay que respetar y aguantar las cosas.

Ahora es un momento complicado pero no está cambiando la cultura, aunque sí que es verdad que ha caído muchísimo el cine. Hay un público en el cine, mayoritariamente joven, que está buscando otro tipo de iniciativas de ocio como el monólogo u obras de teatro en directo.

La gente ahora está todo el día viendo plataformas en casa, por lo que cuando salen una alternativa de ocio que no habían pensado antes y que ahora piensan es el teatro.

Por ahí tenemos un cierto crecimiento de público que es novato y viene atraído por monólogos y comedias llamativas.

¿Qué supone el Olympia en Valencia?

Nosotros en el Teatro Olympia tenemos el 20% de los espectadores de la Comunitat Valenciana, el resto del 80% lo ocupa la administración pública.

Lo que pasa es que la administración pública ha sido mucho más cauta y está actuando a medio gas o incluso cerrando como muchos ayuntamientos.

Nosotros estamos generando actividad en los auditorios de Vall d’Uixò y Catarroja sin ningún tipo de problemas.

Aquí el peso de la actividad pública también ha sido importante, pero sigo insistiendo en que lo primero es la seguridad del espectador.

Con todo esto, el sector, los actores y las compañías lo están pasando muy mal, pero hemos tenido la suerte del importante apoyo público que no han tenido otros sectores.

¿Cómo han actuado las administraciones públicas con el sector cultural?

El sector de la cultura ha tenido mucha suerte respecto a otros porque hemos estado muy apoyados por las administraciones. Hay ayudas del Ayuntamiento de Valencia, ha habido ayudas de la Generalitat Valenciana y ayudas del Ministerio de Cultura, aunque esas todavía no han llegado pero contamos con ese dinero que nos permite hacer todas estas cosas.

El Ayuntamiento ha sido el más diligente, de hecho ya nos ha abonado las ayudas a todas las empresas del sector cultural de Valencia. Tengo que darle las gracias a Maite Ibáñez porque está haciendo una labor importante por nuestro sector.

Si no hubiéramos tenido las ayudas, yo creo que hubieran cerrado más de la mitad de las compañías, por lo que habrían desaparecido.

Estas han permitido que muchas compañías no cierren, pero además hacen que tengan un año muy cómodo por tener cubierto sus gastos con las ayudas.

¿Qué supone para ti el teatro?

El mundo del teatro tiene una cosa y es que te tiene que gustar, tienes que sentir pasión.

Cuando una cosa te gusta y sientes pasión por ella no ves el reloj, el reloj se guarda y uno sigue.

La gente del teatro no tiene horario, lo que tiene es pasión por lo que hace. Eso justifica todo, aunque a nivel familiar cada uno tienen sus problemas porque se tiene un horario un poco complicado.

Mi punta de trabajo coincide con festivos o puentes, o Navidad o Nochevieja.

Por ejemplo, en fin de año la gente lleva viniendo al Teatro Olympia a tomar las uvas y celebrar la entrada del año nuevo desde hace más de 32 años. Este año no va a poder ser, aunque sí que habrá obra pero adelantada en el horario y un fin de fiesta, pero sin uvas porque las nuevas normas impiden comer en el interior.

Hay un público que no quiere irse a una discoteca pero tampoco quedarse en casa, por lo que el teatro es una buena solución en Nochevieja, aunque este año desgraciadamente después de 32 de tradición no vamos a poder hacerlo por el Coronavirus.

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