ELCHE | FIESTAS

El Misteri d’Elx, una obra maestra y un patrimonio único que ha sobrevivido a lo largo de los siglos

ESMERALDA SERNA - 07/08/2023

El Misteri, o Festa d’ Elx, es la más genuina seña de identidad de la ciudad

Elche ya está en plena cuenta atrás para celebrar uno de sus eventos más señalados, el Misteri d’Elx. Esta representación supone una de las mayores joyas de la Comunitat Valenciana, declarada Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. También posee distinciones como Monumento Artístico Nacional y Fiesta de Interés Turístico Internacional.

El Misteri, o Festa d’ Elx, es la más genuina seña de identidad de la ciudad, es un drama cantado, de origen medieval, que relata la dormición, asunción a los cielos y coronación de la Virgen María. Está dividido en dos actos: la Vespra (Víspera), que se representa el 14 de agosto y el Dia de la Mare de Déu, el 15 de agosto. El escenario es la basílica barroca de Santa María, en cuya construcción se tuvo muy en cuenta ese destino.

El acceso a la basílica, tanto el 14 como el 15, es libre, permaneciendo sus puertas abiertas de par en par; aunque, debido a la enorme popularidad de la obra y a la devoción que por ella sienten los ilicitanos, resulta imprescindible acudir al templo con varias horas de antelación.

El 11, 12 y 13 de agosto se llevan a cabo los llamados ensayos generales, que concentran en un solo día toda la trama, de la que se puede disfrutar mediante la compra de una entrada.

Una obra que ha permanecido a lo largo de los siglos

Su origen medieval se remonta a la segunda mitad del siglo XV, habiendo sobrevivido hasta nuestros días gracias a una bula papal de Urbano VIII en 1632, después de que en el concilio de Trento (1545-1563) se prohibieron las escenificaciones en el interior de los templos cristianos. La perseverancia y el amor de los ilicitanos han convertido la Festa en el último vestigio vivo de este tipo de manifestaciones.

La música procede de diversas épocas y estilos, con melodías medievales, renacentistas y barrocas, con ejemplos de monodia y polifonía. La representación corre a cargo de cantores no profesionales y una escolanía infantil de voces blancas para los papeles de María y los ángeles, ya que en la Edad Media las mujeres no podían intervenir en obras teatrales y eran seres impuros para la liturgia.