La fatiga pandémica también tiene diferencias de género
Un estudio en el que participa la universidad de Elche concluye que las mujeres se ven menos capaces que los hombres para soportar un confinamiento de más de seis meses
Las mujeres se ven menos capaces que los hombres para soportar un confinamiento de más de seis meses. Esta es una de las conclusiones de la macro encuesta covid19impactsurvey.org en la que participan investigadores del Centro de Investigación Operativa de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche. El estudio evalúa la resistencia al confinamiento de los españoles y qué relación tiene con el género, la edad, la situación social y económica, así como el impacto psicológico que tuvo en las personas. En el caso de las mujeres, han identificado distintos factores como el cuidado de los hijos, el trabajo doméstico, la violencia de género y la carga laboral como factores clave en el impacto psicológico y el rechazo a ser confinadas de las mujeres.
Durante 5 meses recabaron más de 100.000 respuestas de españoles mayores de edad sobre su experiencia durante el confinamiento, desde la época de cierre absoluto hasta la nueva normalidad. Mediante técnicas de aprendizaje automático o machine learning, han podido estudiar la relación de tres factores simultáneamente (como, por ejemplo, el género, la edad y el nivel económico) y su impacto en la percepción del confinamiento.
Con la ayuda de este modelo matemático, los investigadores pueden concluir que la experiencia del confinamiento y la predisposición a someterse de nuevo a un periodo de cierre es muy diferente para las personas que han sufrido psicológicamente y las que no. En concreto, las personas más reticentes a un confinamiento largo son las mujeres que declaran haber sufrido un impacto psicológico y, además, económico a consecuencia de la pandemia.
Según las conclusiones de la encuesta, publicadas en la revista Scientific Reports, el impacto psicológico empezó siendo la variable más importante para determinar la resistencia al confinamiento, pero, finalmente, los ciudadanos daban más importancia al factor económico durante la nueva normalidad. Asimismo, el espacio de convivencia tiene mucho que ver con la actitud frente al cierre. Las personas que viven en pisos se mostraron más reticentes al confinamiento que las que tenían viviendas unifamiliares, un factor que los investigadores achacan al tamaño de las viviendas: más de la mitad de los pisos en España tienen menos de 90 metros cuadrados. Además, han identificado varios factores socioeconómicos que agravan la situación de la mujer frente a un confinamiento doméstico como el trabajo doméstico, el cuidado de familiares o la violencia de género.
En el estudio han colaborado los investigadores del CIO Álex Rabasa, Xavier Barber y Kristina Polotskaya, junto con la directora de la Fundación ELLIS, Nuria Oliver, y otros científicos de la Universitat Jaume I y Microsoft.
Los autores apuntan que, ante la posible necesidad de un nuevo confinamiento, sería necesario diseñar políticas públicas que tengan en cuenta el género y la edad, de manera que los programas de apoyo psicológico y económico atiendan a los factores de fatiga pandémica más adecuados.