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El servicio lúdico-pedagógico para personas con discapacidad funcional en El Campello ha prestado este verano 157 asistencias

El servicio lúdico-pedagógico para personas con discapacidad funcional en El Campello ha prestado este verano 157 asistencias

    Que el disfrute de la playa alcance a todos, sean cuales sean sus capacidades. Ese es el objetivo del servicio lúdico-pedagógico para personas con discapacidad funcional (intelectual o física) que desde el año 2005 funciona en la playa Carrer la Mar de El Campello, que durante los meses de julio y agosto ha prestado 157 asistencias, registrando un nivel de satisfacción máximo, según reflejan las encuestas realizadas a los usuarios y sus familias y el informe final elaborado por Arantza Ortiz Ortega, coordinadora del servicio.

    Ningún usuario se ha quedado sin plaza, y los más necesitados han repetido semanas alternas, siempre dando prioridad a participantes habituales y residentes en la provincia o el municipio, aunque también han hecho uso del servicio turistas, principalmente procedentes de Madrid.

    La memoria redactada refleja tanto el desarrollo del servicio, prestado por Clínica UNER desde el 1 de julio hasta el 31 de agosto, como las actividades programadas y las asistencias de los usuarios/as, de forma cuantitativa y cualitativa.

    El objetivo de este espacio se resume en cuatro funciones básicas: lúdica (creando un espacio recreativo, de diversión y disfrute de los niños/as), rehabilitadora (ejerciendo de puente entre el trabajo realizado en centros o gabinetes, que queda interrumpido en los meses de verano, y el trabajo efectuado por las familias en su núcleo), socioeconómica (posibilitando el acceso, sin coste alguno para las familias, a un espacio adecuado y adaptado, agradable y amplio, orientado a todas las personas con diversidad funcional intelectual y física o enfermedad mental), e integradora, fomentando la interacción entre usuarios, creando un ambiente de igualdad y un nivel adecuado de bienestar socio vital entre ellos y el entorno social donde se desarrollan las actividades: la playa.

    Los profesionales encargados del servicio señalan de forma inequívoca que se ha conseguido el objetivo principal propuesto con este recurso, que parte de un triple objetivo que consideran primordial: que las áreas especiales cumplan con ser un espacio de ocio para participantes, llenando sus vacaciones con actividades enriquecedoras que les aporten disfrute personal y valores positivos, y servir de “respiro familiar” para progenitores o tutores, que disfrutan de tiempo libre para sí mismos con la seguridad de que los usuarios están perfectamente atendidos. El tercer objetivo no es otro que conseguir la integración, tanto en el tejido social normalizado mediante el uso de un espacio público, como la integración en el medio marítimo aprovechando los recursos y beneficios que puede ofrecer.

    Para felicitar a los profesionales que se han encargado del servicio y saludar a parte de los usuarios, el final de la temporada fue aprovechado por los concejales de Playas y Servicios Sociales (Rafa Galvañ y Maricarmen Alemañ, respectivamente), para visitar las instalaciones y tomar buena nota de la mejoras que proponen las familias, centradas básicamente en habilitar aparcamiento de vehículos en zona cercana y refrigerar la carpa para hacer más llevadera la estancia de los usuarios.

    Proximidad y empatía

    Para que este servicio tan especial como necesario sea un éxito, se requiere profesionalidad, proximidad y empatía de los profesionales encargados de las instalaciones. Y esos requisitos son, precisamente, los que más valoran las familias beneficiarias.

    Las áreas especiales de El Campello se crearon en 2005 para atender a menores, adolescentes y adultos con diversidad funcional intelectual y/o física con la finalidad de dar cobertura al colectivo de personas con estas patologías y a sus familias, quienes venían demandando una atención especializada para el disfrute y aprovechamiento del entorno costero de forma segura y eficiente.

    El informe cita entre sus conclusiones que “la idea de contar con estos espacios evoca un alto grado de atractivo, sobre todo, para progenitores o tutores de personas con alguna diversidad funcional a su cargo, ya que se benefician de las funciones asistencial, pedagógica, de ocio y terapéutica, tanto por el respiro familiar que puede proporcionar el servicio, como por la continuidad de las actuaciones que se realizan como complemento al trabajo llevado a cabo en centros durante el resto del año, sin olvidar que este servicio no pretende ser un servicio de guardería, sino un espacio para continuar aprendiendo, un espacio para la integración y la adaptación social que propicie el desarrollo personal”.

    Ello requiere una atención continua para su estimulación, labor que realizan los educadores y educadoras especializados, que dinamizan y desarrollan actividades adecuadas y diversas que resultan enriquecedoras, junto con ambientes y climas lúdicos que facilitan su espontaneidad y creatividad, espacios apropiados a sus características, tiempos idóneos para poder compartir con el resto del grupo, y facilidad de integración social.

    El objetivo fundamental es que el usuario disfrute del mar y la costa como cualquier ciudadano, independientemente de sus capacidades. Se ha conseguido que estas áreas “se conviertan en algo más que un espacio de disfrute”, con técnicas de rehabilitación cognitiva y física adaptadas al medio.

    Personal especializado

    La empresa encargada cuenta con una doctora en medicina clínica, psicólogo clínico y un neuropsicólogo que interviene con los/as participantes centrándose fundamentalmente, en problemas de conducta y otros problemas psicológicos que puedan presentar. A ellos se suman los monitores y monitoras con formación y experiencia fisioterapeutas y trabajo social.

    La instalación dispone de carpa, suelos, caseta de guarda, aseo, ducha, vestuario, frigorífico, microondas y silla anfibia. El servicio se ha estructurado semanalmente por grupos de participantes en función de sus características individuales y de las peticiones de las familias. Dependiendo del grupo, se elaboraba una programación de actividades especializadas y talleres adecuados, adaptándola al grupo y a las circunstancias diarias.

    Tras la realización de los distintos talleres y actividad lúdica, y el posterior baño, se procedía con un pequeño almuerzo para recuperar fuerzas y así proseguir con el último taller del día y un nuevo baño opcional, recurso que siempre ha sido aceptado por todos y cada uno de los usuarios.

    ¿Y qué hacer cuando la meteorología no permitía la estancia en la playa? Pues esa eventualidad también estaba contemplada, y los grupos acudían a los diferentes comercios para comprar, aprender a manejar el dinero y, sobre todo, para adquirir habilidades comunicativas y realizar una integración social adecuada.

    Y una conclusión final: “la totalidad de las familias que han disfrutado este año del servicio, además de afirmar estar satisfecha con las instalaciones y con el trato recibido, han afirmado que les ha resultado útil como respiro familiar, facilitando el cumplimiento de sus responsabilidades y obligaciones mientras depositan la confianza en los profesionales”.

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