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El acto sobre la explotación en las mujeres protagonizado en El Campello impacta al exponer una cruel realidad a la que no se pone fin

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    Impactante, duro y estremecedor resultó ayer el acto que protagonizó la cineasta Mabel Lozano en la sala Ramón Llull de la Biblioteca Municipal de El Campello, invitada para hablar de la trata de mujeres en España y en el mundo, un drama que conoce en profundidad desde que hace 20 años se cruzó en su vida la figura de Irina, una migrante de origen ruso, una mujer vulnerable que fue “captada” por una red de proxenetas a través del método “lover boy”: chico joven y guapo se acerca a chica extranjera que, confiada, lo acompaña hasta acabar con sus huesos en un prostíbulo del que resulta casi imposible salir.

    Aquel encuentro tuvo lugar en el año 2004, y el relato de Irina impactó tanto en Mabel Lozano que decidió dar un giro a su carrera profesional y dedicarse a transmitir con toda su crudeza al resto de la sociedad una situación que perdura por muy delictiva y deleznable que sea el abuso sexual al que miles de mujeres están sometidas a diario. “Aquel encuentro me cambió la vida y me cambió el relato”.

    La realidad, en España y en el mundo, es que la trata no se ha erradicado, “y las Irinas van en aumento, y nadie se pregunta cómo se desarrolla el proceso migratorio para que estas mujeres sean sometidas y vejadas “hasta en los pueblos pequeños, como en el que yo nací”.

    Y es que ese cruel mundo de la prostitución aprovecha todas las oportunidades a su alcance para mantener un sucio “negocio” que mueve cada año hasta 32.000 millones de dólares, “basado en el sufrimiento y la humillación de nuestros iguales”, como dijo en la presentación de la cineasta la concejala de Igualdad, Maricarmen Alemañ, que destacó la importancia de contar en la lucha con testimonios de “auténticos referentes sociales”, como era el caso.

    La lucha contra ese mundo cruel de esclavitud “forma ya parte de mi ADN”, señaló Mabel Lozano. “He aprendido mucho hablando de cosas muy duras y muy serias con las 3.000 mujeres prostituidas con las que he podido hablar en estos veinte años de trabajo, y mi vida gira ahora alrededor de la explotación de las mujeres”.

    Por eso insiste la cineasta en que “hay que empezar a poner nombres a los malos, a los proxenetas, y señalarlos… poner el foco y la cámara en los actores de estos hechos delictivos”.

    Y es lo que hace ella tras la cámara, con la realización de cortometrajes, documentales y series de impacto que hacen reflexionar, y no poco. Como tres de sus trabajos que se proyectaron ayer en la sala: “Biografía del cadáver de una mujer" (premio Goya al cortometraje documental en el año 2021), "AVA" (Premio Goya al mejor cortometraje de ficción en el año 2024), y el tráiler de "PornoXplotación", una serie para RTVE que muestra cómo la pornografía se ha incorporado a la vida cotidiana en nuestro país.

    En sus intervenciones, Mabel Lozano insiste en que la lucha contra esta delincuencia incluye también una adecuada utilización del lenguaje. “No son prostitutas”, enfatizó, “sino mujeres prostituidas”. “Y no debemos hablar de ‘puteros’, término que discrimina a las mujeres sometidas, sino de ‘consumidores de sexo de pago’, que es realmente lo que son”.

    Mabel Lozano impactó desde el minuto uno, ratificó que la pornografía (que se consume desde edades tempranas) lleva a la prostitución, y terminó con una frase que el dramaturgo Víctor Hugo escribió en el siglo XIX: “Decimos que la esclavitud ha desaparecido de la civilización europea, pero esto no es cierto. La esclavitud todavía existe, pero ahora se aplica sólo a mujeres y su nombre es prostitución”.

    La cineasta fue felicitada por los asistentes, entre los que se encontraban la concejala de Mujer e Igualdad, Maricarmen Alemañ, y los también ediles Raquel Marín, Yeray Hernández, Adriana Paredes y Pedro Mario Pardo.

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